25. Tiempo

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Me despedí de los muchachos y luego de negarme repetidas veces a que Jackson me llevara en su camioneta, salí con Aiden hasta donde estaba su moto. Nos acercamos y él me pasó el casco. Lo coloco con cuidado y me subo detrás de él.

     – Puedes sostenerte de mi cintura. – me dice.

Le hago caso y cruzo mis manos sobre su abdomen. Su cuerpo se siente caliente y lo duro de sus abdominales me tensa. Suelto un poco el agarre y me acomodo tras su cuerpo. Segundos después arranca y nos vamos por toda la desolada carretera hasta llegar a casa.

     – Bueno, se ha terminado el viaje – escucho como dice.

Levanto mi cabeza suavemente de su espalda. Estaba casi dormida de lo cómoda que estaba.

     – Muchas gracias – le digo sinceramente – lo siento mucho por todo lo que pasó esta noche. No debió acabar así.

     – No te preocupes, es solo un golpecito. Sanará. Te lo prometo; hay cosas que me han dolido el doble y aún estoy aquí.

Desvío mi mirada, no sé por qué esas palabras, siento que tienen doble filo.

     – Buenas noches, Aiden.

     – Buenas noches, bonita.

Lo veo alejarse, haciéndome una señal con su mano.

La culpa me invade nuevamente. Todo está fuera de control. Mi vida, mis relaciones personales, todo. No extraño mi antigua casa, pero ahí mi única preocupación era tener las cosas en orden para no hacer enojar a mi padre. Ahora me encuentro en un triángulo confuso.

Tengo muy claro mis sentimientos por Peter. Siempre ha sido así. Pero ¿Por qué siento esta calidez cuando estoy con Aiden? Esto ha ido más allá del sexo y sin darme cuenta. ¿Acaso es posible amar a dos chicos a la vez?

Pienso en las cosas que pasamos juntos. Cada noche, como buenos amigos y cómplices de travesuras y fiestas. Pienso en esa noche en la que decidí ir un paso más allá con él.

Pero luego está todo lo que he vivido con Peter, lo que siento por él, desde siempre. La noche que me besó, cuando nos tocamos por primera vez, por un momento me sentí perdida, pero después me dejé llevar por sus labios, disfrutando el momento con el que tantas veces había soñado. Fue magnífico, no tengo palabras para describir las sensaciones que causó en mí.

Me duele la cabeza de tanto darle vueltas al asunto  con ambos. Estoy en una encrucijada horrible.

Comienzo a caminar hasta el ascensor. Espero pacientemente a que llegue abajo y se abre para mí. Algunas personas salen del interior del mismo y veo como una pareja que está al fondo se besan y salen juntos de la mano. Me quedo viéndolos y recuerdo las veces que Aiden me tomó de la mano cada vez que estuvimos a punto de hacer una tontería. La sonrisa de un niño a punto de hacer la travesura más grande. Sonrío. Amo recordar, me atormenta a veces, pero me hace sentir viva, con corazón. Recordar es volver a vivir.

Llego a mi piso y busco las llaves en el bolso. Abro la puerta y entro. Está en penumbra y enciendo la luz. Doy un salto de la impresión al ver a Peter sentado en el sofá. Sus palabras vienen a mi cabeza "Te esperaré en casa". Está sin camisa y se entretiene con un Spinner.

     – Has llegado – cometa.

     – Aquí estoy, ya me ves. Sana y salva.

Lo veo asentir y hago un amago de ir a mi habitación. No tengo ganas de discutir. Estoy agotada. Me va a explotar la cabeza.

     – ¿Quién te trajo?

     – Aiden – respondo cortante.

El vuelve a asentir y ahora sí estoy dispuesta a seguir con mi camino a la habitación.

Con ninguno de los dos: el peso de las decisionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora