Peter
Voy manejando de regreso a la universidad con Regia a mi lado en el asiento de copiloto. La trayectoria se torna silenciosa debido a que se ha quedado profundamente dormida. Ya se le ha hecho costumbre, al parecer, quedarse dormida a mi lado, distrayéndome de la carretera. Le dedico miradas a cada nada, asegurándome de que esté bien acomodada con el cinturón de seguridad.
Ya está anocheciendo, estuvimos muchas horas en ese punto de la nada, solos.
Sé que aunque parezca lo contrario ella no está bien, no del todo. Mañana será un día duro para ella, ya tenemos que regresar a casa para el descanso de fin de semana. Volverá al único lugar donde no puedo protegerla como me gustaría y que esté bien.
Eso me enfurece. Maldito sea ese hijo de...
No entiendo, ni nunca entenderé cómo alguien puede despreciar tanto lo que ha salido de sí mismo y ha surgido del amor que tenía con su pareja. Nunca entenderé el porqué de los abusos que comete contra ella. Es inexplicable comportarse como un animal descontrolado que se ciega por el alcohol y no reconoce a su propia hija, la tiene como su esclava, nada puede estar mal. En esa casa todo está mal.
Le dedico una mirada rápida. Se ve tan tranquila dormida, sus largas pestañas descansan sobre sus mejillas y su respiración es tan calmada que apenas es perceptible.
Es un poco hermosa, nada exagerado, nada arreglado, suficiente para ella misma y me gusta saber que no duda de sus virtudes ni de su aspecto. Tiene facciones de niña, lo cual le da un aspecto más dulce y delicado, pero sin duda su carácter es el de una mujer. A veces deja salir la infante que habita en su interior y he de admitir que eso me gusta, mucho.
Hace tantos años que somos amigos que ya ni siquiera recuerdo haber pasado una sola navidad o un cumpleaños sin su compañía. Siempre es la primera en recibirme con una gran sonrisa y los mejores deseos. Esta chica se ha vuelto parte de mi vida de una manera impresionante, es imposible poder apartarla de mi lado. No permitiré que nada ni nadie le haga daño, como le dije, ya ha sufrido demasiado para pasar por más cosas malas. Claramente no voy a permitir que ningún idiota la lastime.
Vamos llegando a su residencia y bajo la velocidad para estacionar cerca de la entrada. Ella abre los ojos lentamente y cuando me ve, me dedica una dulce sonrisa que hace que se le achiquen los ojos y se le marque un huequito en el lado derecho de su mandíbula. Ella no es la chica perfecta, me he dedicado tantas veces a detallarla que me doy cuenta que sonríe y una parte de sus dientes es más visible que la otra, que su nariz es muy fina, pero no demasiado y que se le torna roja por el frío, aunque sea mínimo. Me he dado cuenta que su labio superior es mínimamente más delgado que el inferior y que una de sus comisuras en más pronunciada que la otra. Sus ojos son bastante simétricos con respecto a sus finas cejas. Tiene un cabello hermoso, me he dado cuenta de que le crece con frecuencia y que a cada nada coloca dos mechones tras sus orejas cuando se siente acalorada. También sé que no le avergüenza usar lentes y con ellos se ve muy tierna e intelectual. No dudo que será una gran psicóloga, es la niña más inteligente y apasionada que he conocido en mis años de vida.
– Estuviste dormida durante todo el camino – le comento
– Umjum – pronuncia remolona – Estoy muy cansada y ha sido un paseo increíble que me ha dejado exhausta.
– Me alegra que te haya gustado – le sonrío – mañana si quieres te puedo esperar después de clases para llevarte a casa.
Noto su expresión un poco seria y ensombrecida, diera mi vida entera por no tener que verla así, sé que mañana no sabe lo que pueda pasar al llegar, nunca lo sabe. Su padre hace mucho que no le pega pero de ese señor no se puede esperar nada bueno. Siendo abogado no sé cómo se atreve a semejante barbaridad, es su hija. Creo que desde que su madre murió no ha hecho más que beber y volverse cada vez más agresivo. Cada día que pasa es peor.
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Con ninguno de los dos: el peso de las decisiones
Teen FictionLos seres humanos somos inconformes e indecisos. Por falta de valentía o conocimiento hacemos cosas que resultan no ser las necesitadas pero si las que deseamos. Regina vive una vida triste y compleja desde la muerte de su madre, condenada a vivir c...