Mi día más esperado de la semana ha llegado, hoy es el día de entrar a la universidad.
Me gusta tanto ir a la universidad porque en ese lugar puedo ser yo, puedo ser libre, ahí no está mi padre para reprenderme o intimidarme, solo somos mi cuarto de universitaria, mi compañera y yo. Una relación enteramente plena y feliz.
Sasha es la mejor compañera que me pudieron otorgar. Estudia psicología al igual que yo, lo que nos facilita el estudio a ambas. Ella es una persona bastante tranquila, pero muy comunicativa. Al llegar a mi residencia me la encuentro buscando sus llaves, también es un tanto despistada,
- Hola, Sasha – saludo - ¿problemas con la puerta?
- Hola Reg, ya me conoces
Le doy una sonrisa reconfortante y abro la puerta con mis llaves. Nos adentramos en el cuarto y luego de ubicar nuestras cosas decidimos limpiar jutas.
- Reg
- ¿Hmm?
- ¿Qué tal tu finde? Tengo muchísimas cosas que contarte.
- Bien, supongo – respondo un poco seca
No me gusta ser así tan cortante, pero mi intención no es dar pena y lástima contando mi historia, mucho menos vergüenza contándole mi fin de semana, ella no sabe nada sobre mí, ni sobre mi problema familiar. Como ya he dicho ella es muy comunicativa y yo no.
Ella comienza a contarme sobre reuniones familiares y chismes sobre su tía del extranjero que está como una cabra. Yo le pongo toda mi atención silenciosamente mientras termino de organizar mis cosas.
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Al caer la noche todos los estudiantes nos dirigimos hacia la fogata en medio del campus. Es tradición de cada mes realizar una fogata y luego una pequeña fiesta a escondidas donde contrabandeamos alcohol, es muy divertido.
Allí siempre me reúno con Aiden y Peter, eso también es tradición.
Cuando veo a Aiden algo dentro de mí se enciende y recuerdo la noche de la fiesta, después de eso no lo vi más y no sé cómo vamos a actuar después de ese beso.
Ambos chicos se me acercan y me saludan calurosamente y yo solo puedo detallarlos sin ninguna gota de decencia.
Peter viste unos vaqueros grises con una camisa blanca desabotonada en los últimos botones, trae su pelo rubio perfectamente peinado hacia atrás, parece un modelo de revista, su aire varonil y arreglado lo hace lucir mayor y mucho más interesante.
Aiden por otro lado está bueno que se parte
Dios mío esta mente mía.
Está vestido con unos pantalones rasgados de color negro con una playera sin mangas, negra también, que deja al descubierto sus brazos bien tonificados y su tatuaje que empieza desde se hombro hasta parte de su cuello, su pelo cae sobre su cuello dándole un aire despreocupado y fresco.
- Oh Dios – dramatizo – debo ser la envidia de todas con estos dos amigos tan guapos que me cargo.
Ambos se posan a mi lado y noto como Aiden me mira y sonríe con picardía, se dio cuenta de que me lo comí con los ojos. Por su parte Peter estaba serio como de costumbre. Ambos saludan a Sasha y nos juntamos con un grupo de chicos de mi clase que forman parte de mi pequeño grupo de amigos, ya juntos comenzamos a charlar de cosas al azar.
- Deberíamos bailar – le comenta Alisha, una chica del grupo a Peter.
- No, gracias. Así estoy bien – respondió Peter amablemente, lo cual alivió la pequeña punzada de celos en mi vientre.
Mientras conversábamos se acerca a nosotros Alena, la ex novia de Peter. Me tenso en mi lugar y él al ver mi reacción sigue mi mirada hasta encontrar a la chica, noto un pequeño brillo en sus ojos al verla. En verdad soy consciente de que él aún siente cosas por ella, a mi parecer cosas bastante fuertes, es hermosa y tiene un cuerpo de supermodelo que cualquiera desearía, las chicas tener y los chicos poseer. Es comprensible.
- Hola a todos – saluda Alena con su vocecita chillona y yo ruedo los ojos con disimulo.
No me cae mal solo por ser la ex de Peter, ella nunca fue amable conmigo, en muchas ocasiones me intentó humillar y poner a Peter en mi contra.
Veo como se acerca a Peter y lo toma del brazo para llevarlo tras ella, sabe Dios a dónde. Él no pone resistencia y la sigue como un perrito faldero. Yo me acomodo en mi asiento y suspiro agotada de tanto pensar. Veo por el rabillo del ojo como Aiden se me acerca y mi corazón se acelera un poco.
- Regi, tenemos que hablar – me dice
Yo accedo y me pongo de pie alejándome del grupo con él, Sasha se encuentra bastante a gusto conversando con un moreno al otro lado de la fogata, no se preocupará por mí.
Cuando estamos suficientemente lejos de los demás y del bullicio lo noto ponerse nervioso y le doy una mirada pasiva y una sonrisa dulce para tranquilizarlo e invitarlo a hablar.
- Regi, sobre lo que pasó en la fiesta... -
Coloco un dedo sobre sus labios cortando sus palabras
- Sé lo que hice y no importa ¿a ti te importa?
- No... bueno si... no lo sé
Lo tomo de la nuca y estampo mis labios sobre los suyos. No estoy segura si lo hice por celos o porque en realidad me está comenzando a gustar Aiden, lo que si me queda claro es que lo disfruté, sus labios sobre los míos se sienten tan jodidamente bien que quema y la necesidad de más me abruma. Sincronizamos rápidamente nuestros labios y danzamos en un beso que se convierte en respiraciones aceleradas, él baja su mano por mi espalda hasta mi cintura y me aprieta con deseo contra su cuerpo. Un gemido escapa de mis labios y no lo pienso para acercarme más a su cuerpo, no es posible estar más cerca pero mi cuerpo pide más y como si lo supiera clava sus dedos en mis caderas haciéndome suspirar de placer. Siento sus músculos tensos abrazarme, se convierte en un juego de manos excitante y comienzo a notar el bulto que se forma y crece en sus pantalones.
Me gira sin dejar de besarme y masajea mi cintura, comienza a subir hasta mis pechos y los aprieta con descaro mientras besa y mordisquea mi cuello dejando un camino húmedo que hace que me descontrole. Agradezco que la única iluminación esté en la fogata porque la oscuridad es como gasolina para la llama que se prende en mí. Mis hormas me traicionan por completo y el tiempo que pasé sin tener sexo me pasa factura. Me despego de él y lo miro a los ojos, su mirada está cargada de deseo y lujuria y me imagino que estoy igual porque me siento a mil. Lo tomo de la mano y emprendo camino hacia mi cuarto.
Cuando llegamos a la residencia diviso como de la habitación de al lado sale Peter arreglándose y me quedo en shock. En mi estado estupefacto reacciono y me doy cuenta de lo que estoy haciendo y es como si un balde de agua fría me cayera encima, todo deseo en mí se apaga de golpe y lo único que puedo articular es:
- Aiden, lo siento, no puedo.
Él me observa cauteloso y observa a Peter que también se nos queda mirando extrañado, entonces al parecer entiende lo que está sucediendo y se va por donde mismo venimos hace unos minutos.
- Regina ¿qué hacías? – me pregunta Peter.
- No es nada que te importe – le digo tratando de no flaquear.
Lo miro con rabia, por ser un imbécil y por joder mi noche, levanto mi frente y le paso por un lado entrando a mi habitación de golpe.
No sé qué es lo que me pasa, pero tengo que aclarar esta situación.
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Con ninguno de los dos: el peso de las decisiones
Ficção AdolescenteLos seres humanos somos inconformes e indecisos. Por falta de valentía o conocimiento hacemos cosas que resultan no ser las necesitadas pero si las que deseamos. Regina vive una vida triste y compleja desde la muerte de su madre, condenada a vivir c...