Capítulo 19

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Dos semanas después...

Cristian miró a mis padres. Ellos estaban molestos...

— No es posible que aún no sepamos dónde está Constanza con ese sujeto.

— Ya todos aquí en el Condominio saben que nuestra desquiciada y rebelde hija se fue a vivir con ese hombre de malas costumbres ¡Qué horror!

— Lamento que Constanza no sea la hija que tanto ustedes, como familia de prestigio, se merecen. Pero, les prometo que la encontraré y, sea como sea, se las traeré de vuelta.

— Te creemos, Cristián.

— Así es. Nosotros te apoyamos y te cedemos a Constanza como tu futura esposa.

— Será un honor que nuestra familia se una a la tuya, Cristian.

— Para mí es un privilegio el convertirme en el esposo de su hija...

Haciendo el amor en su cama, no paraba de gemir en sus oídos. Joey me observaba acechante y entraba en mí con más deseos y placer. 

Yo lo abrasé y él comenzó a besarme. Nos miramos perdidamente, él acarició mi mejilla, y yo le sonreí, y amé con todo mi corazón, cuando de pronto, solté otro dulce gemido y él me observó intenso.

Tomé su rostro y fui yo la que lo besó, y él extasiado, me tomó de la cintura y me colocó de lado. Muy junto a mí, aferrado a mi espalda, besó mi cuello, hombro y me acarició; los dos cerramos los ojos y gemimos de placer. 

Sus apasionados gemidos me hacían excitarme el doble y abrí más una pierna. Joey sonrió y elevó más las embestidas y nos besamos; tomó mi mano y yo me perdí en sus apasionados y fijos ojos celestes.

Al cabo, él me sonrió y yo me le tiré encima. Me recargué feliz en su pecho y Joey me contempló con amor y acarició mi mejilla.

— Eres preciosa. No sé qué haría, si no estuvieras a mi lado. — le sonreí con vergüenza.

— Y tú eres el hombre más tierno, dulce y guapo de todos. Amo cada vez que me haces el amor. — me miró intenso y volvió a acariciar mi mejilla.

— Te amo.

— Y yo a ti. — volvió a contemplarme perdidamente enamorado y tomó mi mano con cariño.

— ¿Quieres casarte conmigo? — el corazón se me disparó de emoción.

— ¿Qué? ¿Me estás pidiendo matrimonio, amor mío?

— Es lo que más anhelo, niña mía. Que seas mi esposa.

— Oh, mi vida. Mi Joey.

— Te adoro y solo quiero parar mi vida a tu lado. — lo miré y amé con todo mi corazón.

— Es lo que yo también deseo y sueño. Ser tu mujer y amarte y acompañarte siempre. — sus ojos brillaron y nos besamos con todo nuestro amor.

Nos miramos con cariño e ilusiones y Joey volvió a acariciar mi rostro.

— Esto tendrá que formar parte de una futura historia de amor. — le sonreí.

— De hecho lo será y ya ansió que pronto la leas. Llevo un tiempo escribiéndola. — me contempló risueño.

— ¿Qué? ¿Lo dices en serio, mi amor?

— Sí, aunque no llevo muchos capítulos, pero me encantaría que la editorial también me la publicara. Eso, si tú me das tu dulce consentimiento para poder hacerla. — sonrió con dulzura.

— Todas las que quieras, amor mío. Por ti, haría lo que fuera.

— Oh, mi amor. — me estremecí de ternura, encanto, y lo abrasé fuerte, con todo mi amor. Joey derretido frente a mi abrazo, esbozó una sonrisa de éxtasis.

—Te amo, Constanza. Te amo como nunca a nadie he amado. — más lo abrasé.

—Joey. Mi Joey. Yo te he amado toda mi vida.

Lo miré llena de amor y él me fijo e intenso en mí.

— Demuéstramelo de nuevo, hermosa. — lo examiné con el corazón agitado y él acercó sus labios a los míos y nos besamos con desesperación e ilusiones.

Besándonos sin parar, Joey me sujetó entre sus brazos, nos abrazamos fuerte y volvimos a hacer el amor en su cama.

Días después...

Entusiasmada por fabricar un nuevo vestido, me había pasado casi la semana completa en las tiendas buscando el género perfecto. Uno de aquellos días, Joey feliz me acompañó a las tiendas...

Tomados de la mano, entramos a una donde se especializaban en vender telas de alta costura, y él fascinado de verme tan contenta, apretó con más cariño mi mano. Yo lo miré y él me sonrió con ternura.

Sin darnos cuenta, Cristian en su auto nos vio salir de aquella tienda, tomados de la mano y nos observó con detenimiento. Nos siguió...

Un poco desanimada por no haber encontrado la tela, que tanto quería, Joey me sonrió.

—Vamos, cariño. No te me desanimes. Encontrarás la tela que tanto quieres, para tu nuevo vestido.

—Sí, pero no entiendo cómo es que en estas tiendas, que se especializan en la alta costura, no tienen una tela tan delicada y fina como la que yo estoy pidiendo.

—Quizás la dama que la está pidiendo es muy exigente y solo en su cabecita está ese diseño que tanto quiere. — reí.

— ¡¿Yo?! ¡Qué pesado eres! — también rio.

—Ven aquí.

Me cargó en sus brazos y los dos riéndonos, Joey me besó.

Apretó los puños, de celos, al ver a Joey besándome, y yo feliz de que me besara, lo miré perdidamente enamorada y Cristian frunció el ceño.

—Disfruta y sé feliz con ese sujeto, mientras puedas, porque luego no volverás a verlo nunca más...

"Mi Joey" (Fanfic Joey Tempest)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora