Al otro día...
Temprano, salió a hacer unos trámites al centro de la ciudad. Me pidió que me quedara en la casa y que lo esperara. Así yo lo hice.
Aún triste por lo de mi máquina, salí a pasear un rato al jardín, cuando de pronto, mi madre me llamó al celular.
Dudé de contestarle, o no, y sin más, le contesté.
_ Hola, mamá.
_ Hola, Constanza ¿Cómo estás? ¿Te ha hecho algo ese hombre? – fruncí el ceño.
_ No madre. Al contrario, Joey ha sido muy bueno y atento conmigo. Es el mejor. – dije por último con una sonrisa y suspiré al pensar en él.
_ ¡Tonterías! ¡¿Cuándo desistirás de seguir en esa casa y con él?! Constanza, todos aquí en el condominio están hablando de ti.
_ Eso a mí no me interesa. Jamás me ha importado lo que diga esa gente y lo sabes.
_ Pues debería importarte. – me enfadé.
_ Tú jamás aprobarás nada de lo que yo quiera, haga o deje de hacer. Estoy harta de que no me tomes en cuenta y no me valores por quién soy.
_ Porque nunca has sido una hija correcta. Siempre me has desobedecido y si sigues empecinada en continuar en esa casa, con ese hombre, lo seguiré reafirmando.
_ Entonces sigue reafirmándolo, porque yo no me iré de esta casa. – ella se alteró.
_ ¿Así que te haces la valiente? No creas ciegamente que ese sujeto te va a defender, porque nosotros te sacaremos de esa casa, sea como sea.
_ Adiós mamá...
Solo le dije y colgué la llamada y apagué el celular.
No creí en sus amenazas...
Miró con atención un centenar de máquinas, de coser, tras la ventana del mostrador y pensó en mí con anhelos.
Buscó la misma, que yo tenía, y se acercó a consultarle al vendedor por ella.
El vendedor se la enseñó y él sonrió al reconocer que era la misma máquina que yo tenía.
_ Es perfecta. La quiero...
La cargó en sus manos y volvió a sonreír con anhelos.
<< Solo quiero verte feliz, amor mío y sé que con esto lo serás. >>
Sentada en el pasto, escribía la continuación del capítulo de mi nueva historia, cuando de pronto, Joey llegó.
Me vio en el pasto, y yo metida en lo que escribía, sonrió perdidamente enamorado.
Sin dejar de sonreír, se me acercó.
_ Hola, niña mía. – escuché su suave voz y levanté rápidamente la cabeza. Le sonreí con alegría.
_ Hola, cariño. Ya regresaste. – él más me sonrió.
_ Si y te tengo una gran sorpresa. – me entusiasmé.
_ ¿Una sorpresa? ¿Qué es? – me tomó de la mano.
_ Ven conmigo. Vamos a verla.
Me dijo y yo feliz de que haya vuelto, me le lancé a sus brazos y comencé a besarlo.
Joey vibró y se volvió loco al yo abrazarlo, y besarlo, y me cargó en sus brazos y siguió besándome.
_ Mi mejor felicidad es que siempre regreses y que estés a mi lado.
_ Te amo, amor mío.
_ Y yo te amo a ti.
Entramos a la casa y Joey volvió a sonreírme.
_ ¿Dónde está la sorpresa, cariño?
_ Está allá en tu dormitorio. – le sonreí.
_ ¿En mi dormitorio?
_ Si, ven. Vamos allá...
Joey abrió la puerta de mi habitación, yo entré y me llevé las manos a la boca de la sorpresa y alegría al ver mi querida máquina de coser.
No cabía de la felicidad y miré a Joey. Él me sonrió.
_ ¡Es mi máquina de coser! ¡Mi Joey!
_ Si, así es, niña mía. Ahí la tienes. – lo miré perdidamente.
_ ¿Tú me la compraste? A eso saliste hoy. – me miró con ternura.
_ Quería darte una sorpresa y salí con la excusa que tenía que hacer unos trámites en el centro. Necesitaba que creyeras en eso.
_ Oh mi Joey. Mi Joey. – lo abrasé fuerte, con todo mi amor y él me miró todo enamorado.
_ Quería verte feliz, niña mía.
_ Eres tan bueno y tierno conmigo. Te quiero mucho. – me sonrió.
_ Yo te adoro. Te adoro más que a mi vida.
_ Joey, amor mío.
Le dije embelesada y comenzamos a besarnos sin parar.
Joey me abrazó fuerte y yo acaricié su cabello.
Nos miramos perdidamente enamorados y luego nos sonreímos.
_ Ve, anda a probarla. A ver cómo funciona.
_ Si. – le dije más que entusiasmada y me acerqué a encenderla.
Joey contento, me acompañó a verla.
Coloqué la hebra en el tira hilos y la encendí.
Amé aquel reconocido sonido de encendida y le sonreí más que feliz a Joey. Él me sonrió.
_ Funciona increíble. Está demasiado increíble. Me encanta. – me sonrió con ternura.
_ Me alegro mucho que te guste. Ahora podrás seguir haciendo todos tus lindos vestidos, que tanto te gustan. – le sonreí perdidamente.
_ Esto significa mucho para mí, Joey. Muchas gracias. Me has hecho tan feliz con esto. – acarició mi mejilla.
_ Es lo que quiero, cariño. Que seas feliz.
_ Te amo, mi Joey. – me miró embelesado.
_ Y yo te amo a ti, niña mía. Te amo mucho.
Sin soltar mi mejilla, acercamos nuestras frentes, de una con la otra, y nos sonreímos muy contentos. Con felicidad.
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"Mi Joey" (Fanfic Joey Tempest)
FanfictionConstanza, feliz e ilusionada, porque publicarían su primer libro, que estaba dedicado a su cantante y amor de toda de su vida, Joey Tempest, ignoraba que él lo leería y furioso porque ella había escrito de él, sin su consentimiento, decide ponerle...