Capítulo 4

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De camino a su casa, en su auto, iba sentada a su lado. Ambos en silencio, él conducía y me miraba de reojo, sin que yo me diera cuenta. Quería decirme algo, pero no tenía las palabras precisas.

_... Mi casa es muy grande. Espero que te guste y te sientas cómoda – su suave voz me sacó de todos mis pensamientos y lo miré con una discreta sonrisa.

_... Gracias...

_... Lamento mucho lo que pasó con tus padres.

_ No quiero hablar de eso, no por ahora.

_ Lo siento... Tus cosas las irán a buscar después a tu hogar...

Volvió a mirarme y yo con la mirada fija en el cielo, él esbozó una tierna sonrisa.

<< Al fin estás a mi lado, dulce Constanza >>

De pronto reaccioné y lo miré con disimulo y me llené de dicha y de amor.

No lo creí por un instante y me reí por dentro.

<< ¡Estoy a su lado! >>

<< Por fin estoy contigo mi Joey, aunque sea bajo estas condiciones >>

Se bajó del auto y rápidamente corrió a abrirme la puerta de mi lado. Yo le sonreí.

_ Gracias – me sonrió tierno y con gallardía.

_ Ven, vamos a que conozcas la casa...

En cuanto entré, vi que era una casa muy amplia, modesta y quitada de ruido. Tenía una agradable visita y un enorme jardín trasero.

Pero lo que más me impresionó fue el enorme lago solitario y el parque, del que nadie al parecer conocía. Un parque que conectaba justo con su casa, con centenares de árboles. Una arboleda.

Lo vi y de inmediato quise recorrerlo y que él fuera conmigo, tomado de mi mano.

<< Es imposible >>

Él corazón se me alborotó y desperté de aquel sueño. Joey me miró.

_ ¿Y qué tal? ¿Qué te parece?

_ Linda. Tienes una casa muy grande y bonita.

_ Ven. Ahora te mostraré mi estudio de música...

Tal como me lo había imaginado, su estudio de música estaba en el jardín trasero. Me recordó como si se tratará de una cochera y sonreí.

Él un poco nervioso, sonrió.

_ Este es mi estudio de música... Aquí me pasó la mayoría del tiempo – lo miré.

_ Ya veo...

Miré el piano y unos discos, que me llamaron la atención, y él me miró con detenimiento.

Volvimos al living y noté que no había presencia de servidumbre. Eso me llamó la atención.

_ Disculpa que te pregunte pero ¿No tienes servidumbre? – volvió a sonreírme.

_ No. Me gusta mucho mi privacidad. No me gusta depender de los demás – sonreí discreta.

_ Entiendo.

Aquello me pareció muy interesante y me encantó, pero no tardé en pensar con alerta y nervios...

<< ¡Estaremos solos! >>

<< ¡Estaremos los dos solos! >>

Sin evitarlo recordé las palabras de mi madre...

<< ¡Ese hombre solo quiere aprovecharse de ti y lo hará!... >>

&quot;Mi Joey&quot; (Fanfic Joey Tempest)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora