IV

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Antes de partir a la ciudad de México, había un caótico frenesí pre-mudanza en mi casa. Jennifer estaba enloquecida metiendo libros en cajas de cartón y sacando triques inservibles al jardín para la gran venta de garaje. A ella le gusta hacer las cosas sola y a su manera, así que evidentemente yo era un estorbo y por eso me pidió que saliera "a pasear Mi madre había decidido que teníamos demasiadas cosas y anunció que debíamos aprovechar la oportunidad para deshacernos de gran parte de ellas. Lo único que me pidió que hiciera fue tomarme un minuto para hacer un examen concienzudo de lo que ya no necesitaba. Le di mis juguetes de infancia, que guardaba como mis tesoros, para regalarlos al centro de acopio para niños pobres del estado y escogí la ropa que ya no quería, también para donarla. Le di casi todo. Pensaba que eso de deshacerme de viejos recuerdos y hábitos para empezar de cero, me ayudaría en mi plan de llevar a cabo mi extreme makeover.

Mientras mi madre trabajaba sin parar, y terminaba el día exhausta, yo empecé con la primera parte de mi transformación: la mental. Hace tiempo leí en algún libro bien hippioso de mi madre que cuando alguien mantiene pensamientos positivos, de forma sistemática, sobre algo que desea en verdad, es muy probable que le suceda eso que tanto anhela. Y si lo dice en voz alta todos los días, como un decreto, es más fuerte aún. No hay pruebas científicas para comprobar esta teoría y sin embargo decidí ponerla a prueba. Pensé que si la mente tiene la posibilidad de sanar tejidos complejos, tal vez también pueda influir sobre el mundo exterior.

Pasé las siguientes semanas visualizando, como decía en el libro, todas las cosas que deseaba para mi vida. Deseaba ser bonita, o mejor aún, como no sabía qué significaba eso de manera científica, deseaba ser atractiva para los demás; deseaba ser amada y popular. Anhelaba que los chavos que me gustaran me voltearan a ver y me desearan. Ansiaba tener el tiempo y el dinero para viajar por el mundo, conocer lugares exóticos y comprarme ropa linda, cuando fuera grande. Para saber más sobre lo que significaba ser atractiva, me impuse la tarea diaria de realizar investigaciones -con método científico- sobre las preferencias de los hombres y sobre la estética en el siglo XXI. Mi investigación me llevó a un análisis exhaustivo de las revistas de moda y de chismes de gente famosa, de los programas de dizque "realidad" en la televisión, de las páginas con fotos para hombres en el Internet, de algunas películas que pasaban cn la tele y de las personas que caminaban por el mercado y la plaza central de San Miguel. En las conclusiones no había muchas sorpresas para mí. La mayoría de las cosas que vi eran evidentes desde antes, pero como buena científica debía probar las hipótesis antes de considerarlas como verdades contundentes.

Las siguientes son las conclusiones de la investigación que desarrollé:

l. Aún en el siglo 'XXI, sigue siendo cierto que las chicas rubias se divierten más. Y mucho más en mi país porque las rubias verdaderas son las que más escasean. Es una cuestión de oferta y demanda y también del racismo que predomina en mi sociedad. Si tienen el pelo largo mejor aún, porque entre más diferentes a los hombres sean, y más exageradas las diferencias, más gustarán. (1)

2. Cuanto más muestres, mejor venderás la mercancía. Esto se debe al hecho de que los hombres son seres absolutamente guiados por lo visual y, en Occidente, por la economía de mercado. (2)

3. No hay necesidad de ser interesante ni misteriosa, ni de tener una plática inteligente cuando los hombres se acercan a ti. Sólo hay que ser linda, hacerles preguntas sobre ellos, sonreír mucho, ser comprensiva y aparentar estar siempre divertida con lo que dicen o hacen. En cuanto a conocimientos, lo único que hay que saber es qué está sucediendo y qué está de moda en la música y en el cine. (3)

4. La regla de oro de las abuelas, sigue vigente: "No hay que dar demasiado, demasiado pronto . Hay que tomarse su tiempo, darse a desear. Hay llamadas que no se deben contestar aun cuando una se muera de ganas, ni aceptar una invitación si no es con tiempo de anticipación, para no dar la presión de que no se tienen otras invitaciones; al principio hay que -para evitar el problema de género- fingir que hay una agenda repleta de citas con hombres guapísimos e interesantísimos contra los que ellos tendrán que competir por tu valioso tiempo, y más aún por tu afecto. Eso aumenta tu valor en el mercado. (4) Después, cuando ya eres novia de alguien, deberás ser todo lo contrario: colmarlo de atenciones y asegurarle que no hay nadie más en el mundo. Suelen perder la seguridad fácilmente y los celos de los hombres son algo de pesadilla.

5. Hay que mantener el cuerpo delgado y firme, pero sin parecerse al verde Hulk, con músculos abultados y marcados. La delicadeza femenina sigue siendo importante. Hay que ser fuertes pero aparentar fragilidad. Según una encuesta, los hombres por naturaleza buscan mujeres sanas que puedan dar a luz a bebés sanos. Sin embargo, como ahora nadie quiere responsabilidades, como tener hijos, las anoréxicas con look de heroinómanas son las más exitosas y admiradas.

6. El sexo vende TODO y los hombres son capaces de hacer muchas estupideces con tal de tenerlo. Poder tener sexo me parece que es visto como la mayor recompensa que existe. Por eso trabajan, en eso piensan cada 7.3 segundos (5) y por eso hacen ejercicio, comen bien y se compran coches caros. Todo con el propósito de mejorar sus posibilidades sexuales.

7. El amor romántico, aunque lucha por su supervivencia, está en absoluta decadencia. Ya no es el anhelo principal de los seres humanos masculinos. Me atrevería a decir que es manejar una Hummer, o algún coche igualmente enorme, vestirse con ropa Diesel o Prada -dependiendo del estilo de chico que sea-, salir con mujeres guapas y ser visto como alguien poderoso gracias a su éxito económico.

8. Dios es quien provee los premios de los concursos de belleza, de la Academia -y demás concursos de cantantes y bailarines en la tele-, de los Oscares, grammys, emmys, e incluso de los premios TV y novelas -o de cualquier revista de chismes-. O sea que Dios está del lado de los bellos y por lo menos medianamente talentosos. Aunque en el mundo de la ciencia, cuando alguien gana el Nobel nadie le agradece a Dios. (6)

10. Sólo en México: el 70 por ciento de las ofertas de trabajo piden que la mujer tenga por lo menos "excelente presentación"; en algunos incluso piden quesea "delgada" o "talla 7 como máximo". Esto, en trabajos que nada tienen que ver con modelar, actuar, edecanear o algo similar, sino en empleos administrativos o secretariales. En Estados Unidos o Europa eso sin duda sería considerado discriminación. Aquí en México es una práctica común. Aun para conseguir trabajo, un aspecto fundamental es tu apariencia física.

Tras establecer y entender las conclusiones de la investigación, el siguiente paso era planear una estrategia puntual. Tenía mucho que hacer para convertirme en una chava guapa y popular. En una hoja de cálculo en mi computadora empecé a hacer la lista y los cálculos de cuánto costaría mi makeover definitivo. La buena noticia era que tenía los ahorros suficientes para llevar a cabo mi plan, gracias a todos esos años de domingos ahorrados, de todas las chambitas que hice desde los quince años, de escribir los trabajos de la escuela para mis compañeros. Mucho dinero estaba acumulando en mi cuenta por no gastarlo en ropa, maquillaje, CD o en salidas o antros. En realidad yo era una hija muy barata: encontraba siempre los libros que quería leer en la biblioteca de la escuela o en mi casa, así que nunca tuve que comprar un libro, y bajaba la música que quería escuchar de Lime W ire en Internet. No tenía millones de pesos, pero seguramente tenía mucho más que muchos de mis compañeros de clases, pues seguro se gastaban de inmediato lo que les daban sus papás.

El dinero es una cosa muy extraña. Desde niños nos enseñan que es algo muy valioso, que no hay que desperdiciarlo, que hay que ahorrar, que la gente trabaja mucho para obtenerlo. Es como si el dinero lo guiara todo, como si fuera el motivo para levantarse cada mañana. Según yo, el verdadero motivo para levantarse cada mañana tiene muy poco que ver con el dinero y mucho que ver con lo que hagas para que siga latiendo tu corazón, para seguir aquí en esta Tierra viendo y viviendo, amando a los que amas, haciendo algo de provecho.

( l) Cantidad de rubias vs. morenas que aparecen en la edición especial de la revista People, "La gente más hermosa del año".

(2) Análisis de la moda en varias revistas como Vogue y Elle.

(3 )Conclusión derivada de escuchar una conversación, de una cita entre dos miembros del crew en una cafetería.

(4) Artículo de la revista Cosmopolitan, mayo 2005, "Las reglas a seguir: cómo conquistar al hombre de tus sueños". Basado en el libro The rules de Ellen Fcin y Sherrie Schneider.

(5) De la revista Quo, especial sobre el sexo.

(6) Cantidad de veces que se le agradecía a Dios en los concursos de belleza y en entregas de premios.

De más chica me despertaba cada mañana con el firme propósito de expandir mi mente para llegar a ser alguien importante que sirviera a los demás con el conocimiento que había adquirido. Después empecé a despertarme soñando con ser alguien que los demás, y no sólo gente de mi propia sangre, amaran en verdad.

Mi vida de rubiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora