Es toda una sorpresa el reencuentro. Han hablado durante meses sin dar su verdadero nombre en una app donde las mentiras están a flor de piel y el picadero un motel, o un hotel si tienes la suerte de pillar a un pez gordo.
Pero no para Midoriya. Ni tampoco para Todoroki.
Midoriya no quiere atarse a nadie. No está preparado. En el caso de Todoroki es por razones diferentes.
-Te has convertido en todo un famoso.
El bicolor sonríe algo cohibido.
-No era algo que tenía planeado.- confirma mojándose los labios de cerveza – Yo solo quería bailar.
-Eres uno de los mejores bailarines de ballet del país, y también modelo. ¿No ibas a grabar un disco?
-Estás muy bien informado.
Midoriya se encoge de hombros.
-Me alegra saber que mis compañeros siguen luchando por sus sueños.
Las esmeraldas se apagan durante un microsegundo. Todoroki se percata de ello.
-¿A qué te dedicas?
-Soy fisioterapeuta.
-Oh, te pediré cita la próxima vez que pise Japón. ¿Haces descuento de amigos?
La risa cantarina de Midoriya golpea a Todoroki. Le emborracha. Es como retroceder en el tiempo.
-También doy clases de ballet a los niños del barrio donde vivo.
-¿Tienes un salón?
Niega pensativo de qué plato tomará bocado. Todo lo que Todoroki ha pedido es carísimo.
-El dueño es un conocido de mi madre. Supo que estaba de regreso tras terminar el módulo de fisioterapeuta y me sugirió dar clases. Es sanador ver a los pequeños aprender y mejorar cada día.
-¿Puedo pasarme?
-¡Les encantará! – sus redondeados ojos se abren aún más engullendo, devorando, a Todoroki. Traga saliva. Ahora recuerda el por qué el chico de pelo rizado le gustaba tanto por esos años. Un chico tímido fuera del escenario y un cazador en el escenario. Su esencia al bailar iluminaba allá donde sus delicados pies tocaran el suelo al danzar. No era de los mejores, había otros bailarines que tenían más técnica, más experiencia, pero todo aquel que osara mirar dirección a Midoriya ya estaba perdido, acabado, enamorado – ¿Todoroki?
-Perdona.- carraspea limpiándose la comisura de los labios. Ha sentido el impulso de tomar sus besos sin permiso. Otra vez.
-Debes estar muy ocupado con tu trabajo.
-Ha sido idea mía el querer pasarme.- sonríe transmitiendo confianza. El monstruo interno se agita ansioso – Miraré la agenda y te avisaré.
Midoriya vuelve a sonreír.
Esa sonrisa quiere que sea solo suya.
Tiene que ser solo suya.
****
-¡Bakugou bro!
No puede evitar sonreír al ver la cara estúpida de su mejor amigo agitar el brazo como si espantase una humareda de mosquitos.
-¡Cuánto tiempo!
-¿Por qué gritas tanto? – se tapa el oído.
-Perdón tío, es la emoción. Llevamos sin vernos años. ¿Cómo has estado? ¿Qué tal todo?
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☀El último baile☀
FanfictionMidoriya y Bakugou tienen un sueño en común. Convertirse en los mejores bailarines de ballet y asombrar al público en los escenarios más concurridos del mundo. Su momento para alcanzar dicho sueño está cada vez más cerca, sobre todo cuando les ofre...