☀El último baile☀

-Acto XV-

-Pe-pesas mucho, Kacchan...

-Te lo advertí.

-Jooooo

Midoriya por fin logra llegar a una zona donde pueden esperar un taxi que no tarda en llegar.

-Toma tu éste y yo cogeré el siguiente.

-No pienso dejarte solo estando tan borracho.

-No estoy tan borracho.

-Le estás hablando a la farola, Kacchan.

El semblante de Bakugou es igual de rojo que la lucecita de dicho semáforo.

-Estaba bromeando.- tartamudea cruzándose de brazos.

Midoriya mira hacia otro lado aguantando una carcajada.

-¿Por qué no vienes a mi casa? – le propone - No quiero que tu madre despierte a los vecinos cuando te vea en tal lamentable estado.

-Te repito que no estoy borracho y segundo soy un adulto. Tengo casa propia.

-¿Ya encontraste un apartamento?

Pregunta emocionado.

Tiene estrellitas por iris.

-Quería enseñártelo en otras circunstancias pero.- le agarra de la muñeca empujándole hacia él - ¿Te gustaría hacerme una visita ahora mismo?

Bakugou no lo ha preguntado con ningún intención oculta, al contrario, se muere de ganas de tener a Midoriya en su apartamento. De que sus pies dejen sus huellas por todo el suelo. De que su olor permanezca unas horas en el ambiente siendo inhalado por él. Éste asiente varias veces. Ni ha pensado en algo más. El hecho de ir por primera vez al hogar de Bakugou le colma de una gran felicidad.

-Señores, siento interrumpir vuestra interesante conversación pero no tengo toda la noche.

La voz del taxista les hace volver a la realidad.

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-De...ku... Vas a tener que abrir tú... - Bakugou casi cae al suelo debido al mareo con el que se ha bajado del taxi y a punto ha estado de tapizar los asientos con un bonito vómito – Mi-mis llaves están en el bolsillo... en el...otro... ahí... un poco más abajo...

-¿Por qué estás gimiendo? Solo estoy buscando tus llaves.

Balbucea aún más nervioso.

-Porque eres muy torpe y tocas más allá, o finges ser torpe para tocar.

-Yo no quiero tocar nada.

-¿Estás tan seguro?

Le susurra a su espalda provocando cientos de hormigas corretear por ésta.

-Dijiste que no harías nada.- tiene los ojos fuertemente cerrados.

-Y no lo haré, no hasta que tenga tu corazón.- lanza un beso al aire muy cerca de su ardiente mejilla – Pero no soy de piedra y si me pides algo no opondré resistencia – su voz le penetra de forma tan bestia que empieza a mojar la ropa interior - ¿Vas a abrir o estas esperando a que cruce la línea?

-Abro ¡Ya abro!

Exclama muy nervioso y con dedos torpes consigue abrir la puerta dejándole entrar a su nueva morada. Un apartamento muy pequeño donde apenas tiene decoración.