-Acto XIII-

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-¿De verdad le gustará?

-Te lo he enseñado yo.

-Eso no inspira mucha confianza.

-Mocoso, si la cagas es porque no sirves.

-¿¿Esa es tu forma de animar a alguien??

La mirada de indiferencia de Bakugou hacia Kota produce en el niño un maremoto donde la rabia y el orgullo se entremezclan.

-Ya lo verás, te vas a caer de culo en cuanto me veas.

-Me matarás del aburrimiento.

Kota es el siguiente en mostrar su ejercicio individual.

No lleva mucho como nuevo alumno pero Midoriya ha podido ver su don oculto entre rabietas infantiles, rostros escondidos por la vergüenza y una autoconfianza arrasadora. Una autoconfianza, un don, que heredó de sus padres tal y como le contó la tía de Kota. Sus padres fueron bailarines de ballet pero cuando descubrieron que serían padres su sueño de triunfar sobre el escenario pasó a convertirse en una familia de tres y transmitirle toda su felicidad al pequeño que creció lleno de amor, alegría y aprendiendo pasos de ballet incluso antes de saber andar adecuadamente.

Sus padres estaban muy orgullosos. Pero cuando Kota cumplió seis años estos fallecieron en un terrible accidente de tráfico quedando al cuidado de su tía. Ella quiso seguir transmitiéndole su pasión y amor por el ballet, como lo hicieron sus padres, pero Kota lo abandonó. Lo odiaba, lo aborrecía, pues el día que sus padres fallecieron fue yendo a una representación en el colegio. Se culpaba de que su estúpida alegría de que le vieran dio muerte a las personas que más amaba.

Lo abandonó.

Pero fue la sonrisa de Eri la que le trajo de nuevo hacia la luz.

Ahora quería agradecérselo haciendo realidad su propio deseo. Bailar con ella cuando fueran adultos.

-¡Ha sido genial, Kota!

-¿Cómo has aprendido a hacer ese movimiento?

-¿Quién te ha enseñado?

-¡Eres increíble!

Kota recibe las palabras de felicitación de sus nuevos compañeros y amigos; sin embargo no le hace estremecer nada más que la sonrisa orgullosa de Eri, su mano tomando la suya, y practicando juntos ese mismo baile contagiando al resto de alumnos.

-¿Lo ves, viejo? Te dije que te caerías de culo.

-No ha estado mal, pero en el tercer paso se te ha resbalado un poco el pie, el brazo tenías que levantarlo un poco más y el salto se te ha quedado corto; por lo demás ha estado bien.

-¡Serás...!

Kota corre tras Bakugou que sale al exterior. Desde el enorme cristal que separa ambos lados Midoriya los observa feliz.

-¡Kota, vámonos a casa!

-¡¡Voooy!! – saluda a su tía – Katsuki ¿Vendrías a casa a cenar? He preparado la cena y – le hace un gesto para que se acerque – Me gustaría presentarte a mi tía, ha roto con su novio, un imbécil, y últimamente está triste y tú-

-Lo siento mocoso pero ya estoy enamorado de alguien.

-¿¿Eh?? ¿Estáis saliendo con alguien?

-Aún no.

-Entonces podrías conocer a mi tía y-

-Mi corazón nunca cambiará por muchas personas que conozca, Kota.

☀El último baile☀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora