-ACTO XXIV-

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Al despertar, Midoriya nota el rostro húmedo.

Ha estado llorando incluso en sueños.

Nota la garganta reseca.

El cuerpo muy pesado.

Y el alma destrozada al recordarlo todo.

Se hace un ovillo bajo las limpias sábanas que huelen a limpio.

Y a él.

A Bakugou.

Se gira buscándole. Su lado de la cama está frío.

Sale de las sábanas mirando la habitación. No queda nada de lo que un día hubo. Es como si la esencia de un Bakugou adolescente haya sido tragada por la tierra. No están sus comics ordenados alfabéticamente en la estantería. Ni su escritorio cubierto de libros sobre ballet. Ni sus DvDs de obras de teatro. Ni sus viejos pósters. Pero aunque todo haya desaparecido Midoriya recuerda cada momento vivido entre esas cuatro paredes pues allá donde mira ve la silueta de Bakugou estudiando, tumbado en la cama sonriéndole bravucón invitándole a encajar entre sus brazos, sus tontas peleas que terminaban en una guerra de besos reconciliadores...

De nuevo las lágrimas aparecen.

****
-Buenos días, Izuku.

Midoriya no esperaba que la primera persona en encontrarse fuera el padre de Bakugou.

-Buenos días, señor Masaru. Cuánto tiempo.

El señor Bakugou sonríe amigable.

-¿Quieres desayunar? ¿Una taza de café?

Éste asiente y toma el asiento ofrecido. Aunque la habitación de Bakugou haya cambiado el resto de la casa no lo ha hecho en esos largos años. Ni siquiera el olor sintiéndose nostálgico, reconfortado. Sintiéndose como en casa.

Una casa donde siempre fue bienvenido. ¿Pero lo será ahora? ¿De verdad siempre lo fue? El terror por conocer la horrible verdad le paraliza. ¿Y si ellos le odian? ¿Y si siempre han tenido ese odio, ese sentimiento de hostilidad hacia él por haberle abandonado? ¿Por amarse cuando son chicos?

Tiembla.

Tiene ganas de vomitar.

-¿Te encuentras bien, Izuku?

La mano de Masaru sobre su hombro le transmite calma. Al mirarle de reojo ve en él restos de Bakugou. Físicamente es igual a su madre pero no en la forma de mirarle.

-Gra-gracias.

Agradece al tenderle el café del cual bebe un sorbo sintiéndose renacer.

-Katsuki ha salido a hacer unos recados con Mitsuki. No tardará en regresar.- no contesta, y los nervios aumentan al estar allí a solas. Masaru abre el periódico pero lanza miradas sobre Midoriya que éste nota – Gracias por traernos de vuelta a nuestro hijo, Izuku.

-¿Eh?

Reprime las lágrimas ante la sonrisa agradecida de Masaru.

-Yo no... no he hecho nada...

Se remueve intranquilo en la silla.

-Su sonrisa ha regresado y es gracias a ti.- deja el periódico sobre la mesa – Él nunca nos ha contado la verdad sobre por qué rompisteis. Simplemente hizo las maletas y se fue a Estados Unidos a curarse, sin embargo el Katsuki que se marchó no era nuestro hijo, no era nuestro niño, era un crío al que le acababan de destrozar sus sueños y un adulto al mismo tiempo queriendo luchar por recuperarlos – de nuevo siente ganas de vomitar. Si supiera quién tuvo la culpa de que le destrozaran física y mentalmente no le estarían tan agradecido – Y ahora ha vuelto a nuestras vidas un hombre con un corazón enorme, pulido y reforzado. Hemos recuperado a nuestro hijo y sé que es debido a ti.

-Le repito que yo no he hecho nada, señor Masaru. Ha sido el esfuerzo de Katsuki, su lucha, el que ha conseguido llegar a este punto.

Masaru niega sin dejar de sonreír.

-No seas tan duro contigo mismo.- le golpea con suavidad la mano – Que no hayas estado a su lado en su largo y duro viaje no significa que no le hayas ayudado porque aunque no estuvieras físicamente sí lo estuviste en forma de recuerdos, y fueron vuestros recuerdos, vuestros momentos vividos y el amor que os profesabais el que le hizo avanzar. No fueron nuestras palabras de aliento o ánimo, ni nuestras visitas. Fuiste tú y por eso mi mujer y yo te estamos agradecidos. Porque estuviste y sigues estando al lado de nuestro hijo. Por eso, y por amarle tanto – Masaru se pone de pie inclinándose hacia adelante – Gracias por aceptar quedarte de nuevo a su lado. Que nuestras bendiciones para con vosotros os acompañen cada día.

Midoriya se pone de pie impidiendo que siga inclinándose ante él cuando no sabe nada. Masaru se limpia las lágrimas, ríe avergonzado.

-Y esta es una de las razones por las que me casé con tu padre.

Mitsuki y Katsuki acaban de llegar.

Sus padres se abrazan mientras Bakugou protesta al verles tan acaramelados para después darle los buenos días a Midoriya con su más que bella sonrisa.

Midoriya acaba de tomar una decisión.

No permitirá que nadie destruya de nuevo lo que más ama.

Protegerá esa sonrisa cueste lo que cueste.

****
-¿Qué es esto?

-Le estoy vendiendo mi clínica.

Shigaraki revisa con desdén los papeles que le acaban de entregar.

-Esto no pagará la deuda, Izuku.

-No, pero una parte sí, el resto... - levanta la barbilla seguro de lo que dirá – Deme un poco más de tiempo, por favor.

-Más tiempo significa más intereses.

-Le pagaré la deuda completa, aunque ello me lleve a pagarle el último yen minutos antes de mi muerte.- Shigaraki se mantiene en silencio – Le venderé mi clínica, e incluso mi apartamento pero por favor no le haga nada a mis empleados. Iida y Tsuyu no tienen nada que ver con mis deudas, y si me hace el favor de mantenerla abierta por favor déjeles seguir trabajando aquí. Hacen muy bien su trabajo y los clientes nos necesitan.

-Esos niños no me interesan, pero sí tu noviecito.

-¡¡Por favor!! – se inclina hacia adelante – Trabajaré para usted si así lo desea pero por favor.- le ruega – No le haga ningún daño a Katsuki, él ya... él ya ha sufrido lo suficiente. Él ha tenido que lidiar con una vida que no merecía por mi culpa, así que por favor, se lo suplico, deje que me vaya durante medio año a Estados Unidos. Allí trabajaré y lo ganado se lo haré enviar cada mes. Y en cuanto esté de regreso-

-Trabajarás para mí.

Midoriya asiente.

Sabe que se arrepentirá de aceptar el trato pero si es la única vía posible de mantener a Bakugou a salvo, protegido, vendería su alma al diablo.

Aunque ya se la vendió su madre por él.

-Está bien. La clínica, y el apartamento pagarán una pequeña parte de la deuda. El resto del pago lo estaré esperando con ganas, pero lo que más deseo es saber en qué lugar te coloco, Izuku. ¿Qué harás para mí? ¿Qué trabajo debería buscarte? – le mira de arriba abajo – Tienes un bonito cuerpo. Tienes elasticidad. Eso le gusta a muchos hombres... - se encoge al notar sus ásperos dedos sobre su fría mejilla – Ya hablaremos a tu vuelta, y no tengas intención alguna de escapar. Tengo ojos y oídos en todas partes, y los Estados Unidos es mi país favorito para pasar unas lindas vacaciones – ríe caminando hacia la puerta – Feliz vuelo, Izuku. No te lesiones, te quiero intacto y en forma. Ya lo verás, nuestros negocios nos harán felices a ambos.

Su fría carcajada abandona la clínica.

****
-Bailaré para ti, Kacchan.

A Bakugou casi se le caen los palillos de la impresión.

Y su reacción viene en forma de llanto donde solo Midoriya es capaz de aliviarlo.



*Fin Primera Temporada*

☀El último baile☀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora