-¿¿QUÉ MIERDA HABÉIS HECHO CON MI HABITACIÓN??-¡SI ESTUVIERAS DELANTE TE GOLPEARÍA ESA FEA BOCA QUE SIGUES TENIENDO! ¡ERES UN ADULTO!
-Katsuki, puedes dormir en la nuestra.
-¡¡NI LOCO DUERMO EN VUESTRA CAMA!! ¡MALDITOS VIEJOS...! Si no queréis que regrese a casa decidlo y ya.
-¡¡PREPARATE PARA LA PALIZA QUE VOY A DARTE EN CUANTO ESTEMOS DE REGRESO!!
-¡INTENTALO, VIEJA!
La cara de Masaru es todo un cuadro al fondo de la imagen. Bakugou ha hecho una video llamada exigiendo saber por qué su habitación es ahora un cuarto para guardar los trastos viejos e innecesarios que deberían ir a la basura directamente.
Sabe bien que no volverá a vivir ahí. Que su habitación era más que probable que la usaran para otra cosa. Pero igualmente se siente abandonado, aunque él fue quien los abandonó primero yéndose al extranjero y apenas ir a visitarles en esos siete años. Siente que se lo merece. Que necesita ser castigado. Pero aún así...
Duele.
-Maldición... - se despeina – Tendré que dormir en el sofá – murmura revisando el lugar. Tal vez sea lo mejor. Su habitación tiene demasiados recuerdos. Tesoros que no quiere olvidar. Momentos dulces, nostálgicos. Y dormir sobre una cama donde hizo esto y aquello con un Midoriya adolescente no hará nada más que entorpecer su sueño y entrar en un estado de éxtasis que solo el cuerpo del peliverde podría aplacar.
Enfurruñado, decide regresar al salón, sin embargo sus ojos han hecho contacto con una caja la cual reconoce demasiado bien.
Duda si abrirla cuando sus dedos ya lo han hecho.
La bofetada de nostalgia le tumba ahogándole, presionándole la tráquea hasta rompérsela. Nota el sabor del dolor ascender por su garganta, atorarse y transformarse en silenciosas lágrimas que caen sin vida sobre viejas fotografías mojando la preciosa sonrisa de Midoriya. Una sonrisa que brillaba, y sigue brillando, con luz propia.
Mira y rebusca qué más encuentra en su interior. Recuerdos de viajes. Regalos que Midoriya le hacía de forma inesperada, como la cucharita de plástico al comerse un helado en su primera cita. Un llavero súper feo que había conseguido en una tómbola. Un verdoso cristal redondeado por el toque del mar salado que encontró aquel día en la playa donde decidieron escaparse y no ir a clase al día siguiente tras dejar sus cargos en el consejo estudiantil y sentirse libres.
Hay tantas cosas ya olvidadas.
Sigue rebuscando hasta encontrar algo que sí que no recuerda. Es un pequeño sobre blanco donde lee su nombre escrito por la cuidada caligrafía de Midoriya. El dolor vuelve a ascender al caer aquello que contiene sobre su mano congelándola. Un anillo de plata cuya frialdad corretea hasta sus dedos paralizándolos. Tras el anillo cae una nota que voletea con delicadeza hasta caer al interior de la caja.
-Maldito Deku...
Susurra. El anillo se calienta encerrado en su puño el cual besa.
"Hasta que vuelvas a mí"
****
Midoriya ha dudado hasta el último minuto de no asistir a la cita misteriosa. No quiere nada serio con nadie. No buscaba sexo ni nada por el estilo hablando con ese chico. Simplemente se sentía cómodo. Gustos similares. Misma edad. Encajaba bien como prototipo de nuevo amigo.Nada más.
¿O tal vez con el tiempo sí?
Sus nervios aumentan al ser conducido a una habitación privada de un restaurante de lujo. ¡No puede costearse ni siquiera los entrantes! Aunque si tiene que pagar la mitad de la cuenta tiene más que pensado hacer que Iida se lo pague. Está ahí por su culpa ¡No porque él quiera!
El estómago le hace un sonido extraño. Acaba de recibir un mensaje. El chico misterioso está llegando. Bebe un poco de agua que espurrea como un aspersor averiado.
-¿¿¿Qu-qu-qu-qué es es-esto??? – todo su rostro se pinta de paletas de rojo y hace una rápida llamada.
-¿Qué pasa, Deku?
-De qué pasa nada. ¿¿POR QUÉ ME MANDAS ESA FOTOGRAFÍA??
La risa de Bakugou al otro lado aplaca todos sus nervios despertando otro hormigueo.
-Sales muy gracioso.
-¡Pensé que la habías tirado!
-¿Tirar tan precioso tesoro? Eras y sigues siendo encantador durmiendo, Deku. Es más, sigues durmiendo con los ojos abiertos y en blanco. Comprenderás que la primera vez que vi tal espantosa cara me asustase creyendo que te había dado un chungo mientras dormías.
-¿En qué quedamos? ¿Soy gracioso, encantador o espantoso mientras duermo?
-Eres jodidamente una mezcla de todo eso.
Traga saliva. Quiere agua. Bebe agua. Pero el calor no se evapora.
-¿Por qué me has mandado la fotografía?
Insiste.
-Mis padres han transformado mi habitación en un trastero.- Midoriya sonríe. Su madre ha hecho lo mismo con la suya. Ahora es un estudio de pintura – Encontré la caja y fíjate, podría convertir dicha foto en un meme.
-¡Ni se te ocurra!
La risa explota como fuegos artificiales.
-Hay más cosas interesantes ¿Quieres verlas? Puedo hacerte una video llamada si no estás ocupado.
-L-lo siento, Kacchan.- se ha mordido la lengua – He quedado para cenar.
-Oh, está bien, no pasa nada.- no parece decepcionado o intrigado. Más bien neutral - Disfruta de la cena, mientras yo veré que más encuentro para convertirlo en un meme y mandártelo más tarde. Lo mismo te hago viral.
-No hagas nada, por favor.
Vuelve a reír y a su risa se une la de Midoriya.
Qué bonita melodía.
Se nota mucho más relajado que antes. Y culpable. No le ha dicho con quien iba a cenar. Tampoco tiene que dar explicaciones. Pero Bakugou estaba pensando en él en ese momento. Solo en él. Y le gustaría estar en casa, sentado en el sofá, viendo todo lo que le va mostrando a través de la pantalla y riendo sin parar. Seguramente habrá muchas cosas vergonzosas. Nostálgicas.
E irrecuperables.
Está tentando de enviarle un mensaje y pedirle que traiga todo lo que encuentre para mostrárselo en persona.
Va a enviarlo cuando el chico misterioso entra en escena.
-¿Midoriya?
-¿¿¿¡¡¡To-Todoroki!!!???
ESTÁS LEYENDO
☀El último baile☀
FanficMidoriya y Bakugou tienen un sueño en común. Convertirse en los mejores bailarines de ballet y asombrar al público en los escenarios más concurridos del mundo. Su momento para alcanzar dicho sueño está cada vez más cerca, sobre todo cuando les ofre...