Capitulo 25

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Felix despertó un día mas en aquella casa, desde aquel beso con Hyunjin, Hyunjin había estado yendo por la mañana todos los días al apartamento de Felix para acompañarle a clases, unos golpes sonaron en la puerta extrañando a Felix, si era hyunjin era muy raro ya que era sábado y no había clases.

Felix abrió la puerta encontrando a Hyunjin con un vaquero y una camiseta blanca, Felix sonrió mirando los pequeños ojos de Hyunjin.

—¿Qué haces aquí?—pregunto Felix con una pequeña sonrisa.

Hyunjin dio un paso adelante quedando frente a Felix, agarro su cintura con sus manos acercándole a él, Felix aún no podía evitar sonrojarse.

—Quiero llevarte a un lugar.

Felix sonrió un poco.

—Me cambio y vamos.

Felix sonrió mientras Hyunjin aparcaba la moto, había pasado un camino un tanto especial, sentir la espalda de Hyunjin contra su pecho había sido algo vergonzoso, ya que aún no se acostumbraba a su toque.

—¿Donde estamos?

Hyunjin puso su dedo índice en sus labios.

—Ya lo verás, no seas impaciente.

Felix asintió sonriendo.

—Está bien.

Caminaron hacia un sendero el cual estaba bastante lleno de plantas, Hyunjin agarro la mano de Felix haciendo que su corazón fuera a mil, vieron una cantidad enorme de flores y plantas hermosas, Felix sonreía mientras veía las flores.

—Ahora verás.

Felix miró a Hyunjin con una sonrisa.

Caminaron hacia un camino lleno de gatos, flores y lo más bonito;Unas hermosas vistas.

Felix abrió su boca al ver aquel lugar, era un lugar hermoso y lleno de paz, juraría que podría quedarse ahí a vivir.

—Este lugar...—la boca de Felix estaba abierta a modo de sorpresa—es hermoso.

Hyunjin sonrio agarrando la mano de Felix para llamar su atención.

—Suelo venir aquí cuando necesito inspiración para pintar o cuando simplemente necesito mi espacio y necesito paz.

Felix sonrió, amaba la manera de pensar de Hyunjin y juraría que le encantaría poder disfrutar de una tarde en ese lugar junto a Hyunjin.

—¿Pintas?

Hyunjin asintió.

—Me encanta pintar.

Felix sonrió.

—Ahora disfrutemos de nuestra tarde aquí.

Felix guardaba sus cosas en la maleta con lágrimas en sus ojos.

—No...no es verdad...

Todo por una maldita apuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora