Capítulo 2

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Todo el pueblo de los bertenos estaba emocionado por la presentación de la banda. La presencia de la noche no fue capaz de apaciguar la energía que se desprendía con tanta pasión. Todo el escenario se llenó, y las ansias consumían a los espectadores con cada segundo. Los gritos de todos los trolls se escucharon hasta el cielo, el ambiente tenía una energía positiva y activa, las luces iluminaron con fuerza el escenario y todo su alrededor. El nombre de la banda era lo único que se repetía en aquel lugar; incluso los bertenos fueron capaces de unirse a aquella ola de éxtasis.

La banda Brozone tuvo una buena respuesta al anunciar su regreso después de tantos años. Habían hecho varios conciertos, pero en su primera gira decidieron llevarla a cabo en el lugar donde John se encontró con Ramón hace un año. Sin embargo, así como los conflictos existían entre esos dos hermanos, los problemas no dejaron de llegar para el resto de la banda. Detrás del escenario, donde los artistas intentan calmar los nervios. Era una habitación grande de un color durazno en las paredes y alfombra de un morado claro; había espejos con focos en los bordes para una mejor iluminación, mesas con varios utensilios: botellas de agua, maquillaje, peines, ropa, etc. Varios carteles se hallaban pegados en las paredes, muchos eran de sus nuevos discos y una cortina de hojas cubría tanto la entrada de atrás como la principal.
Dentro de ese cuerpo se encontraban tres hermanos; uno más nervioso que el anterior, pues faltaban dos integrantes de su banda y el concierto iniciaba en cinco minutos.

-Aaaj, ¿dónde están Floyd y Ramón?-dijo, un trolls con chaleco verde-. El show empieza en cinco minutos.

-Hermano, relajate-aclaró uno de pelo morado-. Estoy seguro que llegarán pronto.

-¡Les dije que tenían que ser puntuales!-gritó su hermano mientras se hundía en sus propias preocupaciones.

-No se te da eso de relajar a las personas-agregó un trolls sentado en una silla del rincón, leyendo uno de sus libros trágicos favoritos.

-¿Quieres intentarlo?-lo desafió mientras lo fulminó con la mirada. Un acto que ha hecho muchas veces a sus hijos cuando no obedecían a la primera.

A pesar de ser unos profesionales en el área, no podían dejar de sentir miedo escénico; algo bastante natural en cualquier artista que, no importa cuántas veces lo hayan hecho, siempre se tiene ese miedo de fracasar. Aunque toda su preocupación no caía en el futuro fracaso del concierto, sino por un tema no tratado que hasta ellos sabían que iba mucho antes que su papel como artista.
De repente, unos gemidos penetraron en la habitación, llamando la atención de todos los que residían ahí. Los hermanos voltearon de inmediato; una expresión de alivio se mostró en sus rostros al ver a su hermano de pelo rosa y short negro; la respiración era agitada y el sudor en su piel no paraba de brotar, parecía un corredor después de un gran maratón.

-¡Floyd!-se acercó el miembro más mandón del grupo, calmado y alegre-¿Dónde estabas? El show está por comenzar.

-Ramón no está...-susurró, tratando de recuperar la respiración.

-¿Qué?

-¡Secuestraron a Ramón!

Ante ese grito tan desgarrador todos pusieron atención, acercándose a su hermano para tener más información, pues las dudas y el temor los obligaron a moverse y a crear los peores escenarios que puedan existir.
Floyd les contó todo con mucho detalle y sin omitir ni una sola palabra. La expresión de los hermanos cambiaba con cada paso con la que avanzó aquella conversación; por desgracia, fue de mal en peor. Cuando finalizó sus rostros quedaron congelados, sus manos temblaban y las voces desaparecieron de su ser, algo trágico para un cantante, o para alguien que quiere gritar de desesperación.

-Ramón...-dijo el miembro más rubio y despeinado del grupo, con una falta de aire y de alegría.

-Tenemos que buscarlo de inmediato-aclaró Floyd, sosteniendo con fuerza la foto que encontró en el hogar de Ramón. No la soltó en ningún momento, ¿cómo podía dejar de lado la única pista que los llevaría devuelta a su Ramón?

El hermano mayor comprendió en un instante y, sin esperar nada de nadie ni de nada, se dirigió al centro del show para dar un anuncio sobre su situación y cancelar el show por obvias razones. Salió por la puerta de enfrente, las luces iluminaron su cuerpo con fuerza y los gritos cambiaron a aplausos y chillidos de fascinación por parte de todos.

Floyd era el que calmaba al grupo, esa era su tarea desde que tiene memoria, pero ¿quién podía calmar al que siempre daba su mano? Los hombros del pequeño temblaron mientras unos ruidos se desprendían de sus labios gracias a las lágrimas que amenazaron sus ojos.
Por fin lo tenía, después de tantos años, logró estar con su hermano y poder llegar a formar nuevos lazos con él, pero ahora el destino se encargó de arrebatárselo sin ninguna razón.

-<<¿Así se sintió Ramón cuando nos fuimos?>>-pensó. La respuesta era
bastante obvia. Su mano apretó con más fuerza la foto, arrugando el único recuerdo que le quedaba.

Una diminuta mano se posó en su hombro. Volteó con lentitud, encontrándose con unos ojos morados que transmitían el mismo sentimiento que él, o tal vez más fuerte.

-No podemos caernos ahora-aclaró, mostrando una expresión comprensiva, a pesar de tener gigantescas ganas de llorar en el rincón donde estaba Clay-. Necesitamos ser fuertes y estar unidos.

-Si tan sólo hubiera hablado antes con él...

-No es momento de arrepentirnos-se acercó su otro hermano, quedando enfrente de ellos dos-. Hacer eso no nos devolverá a Ramón.

Aquel troll de cabello rosado sabía que Clay tenía razón, pero una parte de él necesitaba desahogar toda su frustración, o sería capaz de nublar su juicio como lo hizo en el pasado.

El ruido de afuera cesó por completo y una sombra robusta se acerca con rapidez. El cuerpo del hermano mayor se hizo presente; se detuvo unos segundos al ver a sus otros miembros de la banda consolar al más sensible de todos. Respiró profundo, pues sabía que no iba a ser una tarea fácil y que su papel como hermanos mayor sería más difícil que antes, pero no estaba dispuesto a perder a su banda como antes.

Caminó hasta unirse a aquel pequeño grupo que amaba con todo su corazón.

-Tenemos que irnos-ordenó, pero antes de mover algún otro músculo sus ojos miraron al rostro decaído de Floyd-. Oye-colocó su mano en su otro hombro-, no permitiré que algo malo le pase a nuestro hermanito.

Todos los miembros de esa banda se apoyaron, sus miradas tenían una determinación que no querría transmitir en ese momento, pero debían hacerlo por el integrante más importante de su familia.

De la nada, unos pequeños pasos se escucharon entrar a la habitación.

-Oigan, ¿qué sucede? -preguntó una voz femenina-, ¿por qué cancelaron el concierto? ¿Y dónde está Ramón?

Una pregunta que todos de la banda se formulaban sin parar.



Lo Siento [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora