Capítulo 18

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En una parte del bosque, lejos de Villa Pop, pero cerca de la entrada del búnker, se encontraba un grupo de trolls que, a pesar de la tranquilidad del bosque, no podían dejar de generar una discusión digna del nivel de los humanos y su gran ciudad.
Un momento familiar se convirtió en una zona inestable, donde las bombas podían explotar en cualquier momento con las palabras incorrectas o las acciones innecesarias.

-¡¿Es que no pueden hacer nada bien?!-gritó el hermano mayor con un rostro histérico -¡Ya lo repasamos más de tres veces!

-¡Tal vez sería más sencillo si no fueras un completo imbécil!-gritó un troll de cabello amarillo con un el dedo índice levantado.

Ambos hermanos estaban tan cerca del otro que la tensión era un factor secundario a comparación con las ganas que tenían de crear un espectáculo de boxeo.

-Chicos, por favor-se acercó un troll de cabello rosado-. Todos estamos cansados, pero no necesitamos hacer desfiguros.

-Oigan-agregó el troll de cabello largo y morado-, ya no hay más galletas.-Tenía una mochila que su esposa le dio para su viaje.

Todos se quedaron miradon al hermano de cabellera larga con una expresión cansada y enojada.

-¡¿Es en serio?!-gritó John Dory.

Los cuatro hermanos comenzaron a pelear y a utilizar un lenguaje no apto para menores de edad. El primer espectáculo de su tan anunciada gira mundial estaba cerca y, por desgracia, eso provocaba que volvieron a sus viejos hábitos, olvidando por completo la reciente aventura y su enorme enseñanza.
Sin embargo, un troll de cabello oscuro y chaleco verde no paraba de ver aquella escena con un miedo profundo y una gran angustia que recorría sus gruesos dedos hasta llegar a rodear la mirada que, para ser honestos, era similar al de un niño que ve un cuarto oscuro y la mente le fabrica escenarios irreales.
Un malestar rondaba en su estómago, como si tuviera un montón de piedras en su intestino delgado, o un gran ácido estuviera destruyendo sus órganos internos. Los latidos del corazón comenzaron a acelerarse y la respiración fue su dúo en compartir la misma acción.
De repente, volvía estar en el pasado, en aquella noche donde sólo era un bebé con grandes anteojos y un pañal. Un recuerdo lejano, pero que se sentía tan cerca como el mismo presente.

-Saben que-expresó el troll de cabello verde-. Ya me canse, el ensayo acabó.

-Miren nada más, el increíble "Jonh Dory" huye de los problemas como siempre lo ha hecho-subrayó Clay con los brazos cruzados-. ¡Qué buen ejemplo de hermano mayor!

-¡Al menos no soy un idiota obsesionado por los números y la puta organización!

-¡¿Cómo te atreves?! ¡Ven y dímelo en la cara!

-¡Chicos, esperen!-gritó Ramón, acercándose al grupo antes de que se desintegrara.

-¿Ahora qué Ramón?-cuestionó Spruce con la bolsa aún en la mano.

El tono, la forma, incluso la expresión con el que respondió Spruce a Ramón le generó cierta incomodidad e ira al hermano menos que, en realidad, lucia más a un hermano mayor que algo más, pero pudo disimular su disgusto, pues sabía que todos seguían bajo los efectos de aquella discusión.

-No olviden llegar a las 8:00 pm al búnker.

-Ramón -intervino Floyd-, no creo que este sea el momento.

-Por favor-miró a todos con un aire desesperado-, saben que nunca les pudo nada.

Todos los hermanos, incluyendo al troll que Ramón tanto admiraba, se dispersaron con rostros cansados, irritados y alterados; dejando a una pequeña criatura dentro de un aura confusa, un mohin de frustración y la esperanza de que sus hermanos no olvidaría un día tan especial.

Lo Siento [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora