Todo se sumergió en un profundo y devastador silencio, una pausa que ni el viento fue capaz de cortar con sus cotidianos susurros y brindar, de algún modo, el consuelo que toda criatura necesita luego de resenciar tal arrebato de la vida.
El paso apresurado de los hermanos se escuchó cerca de un sendero que conectó con el escenario principal minutos atrás. La mirada de cada uno buscaba con desesperación la figura masculina de su hermano menor, pero el oscuro disfraz de los arboles y la sombría vestimenta extendida hasta vislumbrar la union de lo terrenal y celestial les transformó la búsqueda en un moribundo tropiezo.La respiración se volvió agitada, el nudo de la garganta no lo dejaba respirar y los pensamientos negativos nublaron toda su cordura. Trataron de detenerlo, de calmar su desatada locura, pero ¿cómo puedes conservar la calma ante tal despojo del destino?
-¡Ramón!-gritó el troll de cabello rosado con un volumen desgarrador.
-Floyd...
El hostil tono de su hermano indicaba algo que no quería aceptar, y el simple hecho de que su hermano mayor lo obligara a bailar por el mismo rumbo molestaba todo su interior, como si unas llamas envolvieron sus piel interna hasta el punto de volverse uno solo.
-¡Sé que está aquí!
Salió corriendo tan rápido como la falta de aceptación lo controlaba cual marioneta.
Los demás hermanos gritaron en la misma armonía del troll con raíces blancas. Pasaron los minutos, pero ninguna respuesta se manifestó más que su propia voz rebotando en los troncos de la zona.
Los pasos del troll de ojos rosados caminaron cerca del accidente, donde las piedras se acumularon como montañas sin armonía ni propósito.
Quitó varias rocas para poder avanzar, pero se detuvo de inmediato al presenciar la mano de la reina debajo de lo que parecía el resto del barranco. Estaba ahí alzada, como si fuera una bandera de mal gusto. Floyd desvío la mirada con la mano en su boca, sintiendo una horrible incomodidad en sus entrañas que subía hasta quedar en medio de su garganta. Tan asfixiante, tan repugnante.
Dentro de él deseaba que las cosas fueran diferentes.De repente, con una milidecima de segundo, captó una pequeña figura a pocos metros de la reina. Una imagen tan solitaria entre la hierba muerta y algunas rocas medianas que lo rodeaban.
-¡Ramón!-chilló, corriendo hasta el cuerpo de su hermano-¡No, no, no, no, no, no, no!
Se arrodilló de golpe al estar cerca de su hermano. Tomó su cuerpo con ambos brazos y recargó la cabeza de aquel trol en sus temblorosos muslos.
-¡Lo encontré!-gritó -¡Aquí está!
Examinó el rostro de su hermano con angustia, sin esperar al resto del equipo. El horror abrazó su pecho con fuerza mientras algunas lágrimas amenazaban sus ojos. Era como si un un globo estuviera oprimiendo su pecho que crecía con cada arrepentimiento que florecía de sus desérticos labios.
El lado derecho del rostro de su hermano estaba manchado de sangre gracias a una herida de la cabeza, el pulso era débil y la respiración era incapaz de detectarse. El color de su piel era débil, pero lo qué más se remarcó en aquel aspecto, era su expresión desconcertada, como si nunca pudiera obtener la paz que tanto se merecía.
Las lágrimas se volvieron ríos amargos y los lamentos en gritos del alma.-¡Lo siento!-aulló - ¡Lamento haberte abandonado!-Levantó el inconsciente cuerpo hasta tenerlo en su pecho, cerca de él sin importar mancharse-¡De verdad lo siento!
Unos pasos apresurados se escucharon llegar a la escena, mismos que se iban deteniendo conforme escuchaban los lamentos, pero eso no le importaba a Floyd. De hecho, nada le importaba más que ese momento, aunque fuera un mal presagio.
-¡Lamento no haberte escuchado! ¡Lamento no darte tu lugar!¡Lamento toda la responsabilidad que te di! ¡Lo lamento!
Los gritos comenzaban a irritar su garganta, podía sentir cómo quemaba con cada disculpa que lanzaba a un solitario escenario. La respiración se volvía agitada, mas no le importaba. Todo comenzaba a perder sentido.
-¡Lamento no haber hablado antes!-separó el abrazo, mirando el apagado rostro de su hermano menor-¡Lo siento!
Acarició su rostro con una dulce calidez. Poco después, acercó ambas frentes en una especia de unión más fuerte que el de un abrazo y desprendía respeto e interés por el otro.
Tres lágrimas cayeron en las mejillas de su hermano. Los sollozos se volvieron susurros mientras las luz lunar los iluminó con mucha claridad.-Floyd...¿Por qué... lloras...?
Abrió los ojos de par en par, levantando la cabeza de un golpe. Los ojos de su hermano se entreabieron, mostrando los ojos celestes de su hermano.
-¿Ramón?
-Sí...
-¡Ramón!
Abrazó con fuerza a su hermano menor. Una mala acción cuando escuchó las quejas de este.
Los otros hermanos aparecieron detrás de Floyd; tenían lágrimas en sus ojos, pero una sonrisa de felicidad al ver que la vida de su hermano seguía en el plano terrenal.-¡Ramón, lo lamento mucho!¡Prometo escucharte como un buen hermano mayor!
-¡Juro no volver a fastidiarte con mis problemas de contador!
-¡Lamento mucho tratarte feo ese día!
Todos los hermanos comenzaron a recitar sus disculpas y promesas, mas el troll de cabello oscuro no escuchaba del todo. De hecho, su visión estaba borrosa y los párpados se volvían a cerrar en un aire de fatiga.
Floyd notó aquello, entrando en un estado alarmante.-¡John, necesitamos a Rhonda!-ordenó -¡Rápido!
El hermano mayor salió disparado del lugar en busca del vehículo. Floyd se levantó con el cuerpo de su hermano en sus brazos. Era sorprendente cómo la adrenalina brinda fuerzas descomunales para momentos así.
-No te duermas, Ramón!-Caminó con cuidado -¡Quédate despierto!
El troll de cabello oscuro trató de seguir las instrucciones de su hermano, pero su voz se oía lejana, casi nula. Un calor inexplicable lo envolvía de forma cómoda, obligando a sus párpados en sellarse, aunque eso implicara no volver a abrirlos.
-¡Vamos, Ramón!-dijo, agitado-¿No quieres ver a Poppy? No puedes verla si te duermes, ¿verdad?
Siguió avanzando mientras intentaba de mantener la conversación. De la nada, Rhonda apareció con la puerta abierta.
-Ustedes adelantense. Nosotros nos quedaremos-aclaró Spruce.
-Nos reuniremos con las chicas y los veremos en Villa Pop -agregó Clay.
El troll de cabello rosa no discutió la decisión de sus hermanos, solo demostró su aprobación con un movimiento de cabeza.
Subió al vehículo rápido. Apenas iba cerrando la puerta cuando Rhonda avanzó a la velocidad del botón Hastle.
Los dos hermanos corrieron al reino Heavenly Waterfall, mas el troll de cabello verde miró por última vez la desastroza escena, encontrando una pequeña esmeralda partida a la mitad, sin brillo, sin color, sólo era una roca igual que el resto.
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Lo Siento [Terminada]
FanfictionDespués de salvar a Floyd, los hermanos de Ramón por fin están juntos, pero un nuevo desafío amenazaría a los miembros de la banda Brozone de una manera que ni ellos pueden imaginar. Una última prueba para demostrar la fuerza de sus lazos como herma...