Los chicos utilizaron los abrigos que Floyd cargó. El gélido viento congelaba sus mejillas con cada hora que pasaban en el exterior, sus piernas temblaron como gelatinas y sus narices se volvían rojas como ese carismático personaje llamado Rodolfo el reno del que todos han oído hablar en su niñez.
Spruce, Clay, Floyd y Poppy avanzaron en su difícil y peligroso camino mientras John Dory le daba las últimas indicaciones a su amado vehículo y le daba un fuerte abrazo para dejarla cerca del sendero por el cual llegaron.El resto del sendero era demasiado empinado, como un muro de obstáculos y la neblina era demasiado espesa para poder apreciar el camino o cualquier otra cosa que rondara por el bosque, ni siquiera podían ver el cuerpo completo de los árboles y las flores eran sólo breves sombras. Las piedras se volvieron más grandes y peligrosas, las inertes raíces parecían montañas para aquellas criaturas, el aroma a bayas se adentró en todos los alrededores, y el chirrido de las aves depredadoras ponía nervioso a todos, en especial a Spruce. Sabía que de todos los integrantes del equipo, él era el que más se veía apetitoso.
La esperanza para todos se volvía la luz que los guiaba ante ese laberinto lleno de confusión. Rhonda había seguido el rastro de su hermano hasta esa oscura parte del bosque. Floyd podía imaginarse el reencuentro que pronto iban a tener; tenía tanto que decir: si se encontraba bien, quien fue el que lo llevó al bosque, si podía perdonarlo por tardarse tanto en disculparse, por no haber cumplido la promesa de su infancia.
Luego de atravesar aquella horrible y eterna pista de obstáculos, el sendero pareció estabilizarse. Sin embargo, el clima se incrementó con fuerza; el frío quemó las mejillas de todos y la neblina parecía un nuevo mundo sin inicio ni final. Los hermanos caminaron con los brazos extendidos, no querían sufrir ningún golpe por culpa de su poca capacidad de identificar los objetos.
Un ruido extraño se percibía a su alrededor, como si un río estuviera corriendo al lado de ellos, sólo que no había río, y ese sonido era más fuerte que una simple corriente de agua. Ese sonido, aunque fuera natural, despertó los nervios de todos. Se escuchaban como susurros que trataban de advertir algo: peligro, diversión, miedo, perdición. Floyd no estaba seguro de que se trataba, pero sabía que no era el único que lo percibía, pues compartía la misma expresión de miedo que sus hermanos.-Bien, chicos. Mi instinto de líder me dice que es por aquí -comentó sin dejar de caminar y con un aire de extrema confianza-. Sólo no se separen, puede haber extraños bic... -Chocó con un viejo tronco, aplastando todo aire de confianza.
-Vaya que sí sabes a dónde vamos, ¿no, Jonh?-dijo Clay, con aire sarcástico.
Todos los demás se limitaron a reír a un volumen considerable para no avergonzar a su hermano.
John Dory se alejó del tronco con disgusto. Estaba por decirle algo a sus hermanos, algo que no tenía nada positivo, cuando un ruido extraño se presentó en el lugar; similar a unos engranajes, y Jonh Dory despareció entre una lluvia de gritos y terror.
-¡Jonh!-gritó Clay.
Corrió al lugar donde su hermano quedó, pero una trampa lo jaló con violencia, llevándolo hasta lo alto de los árboles. Spruce, Floyd y Poppy retrocedieron un poco, pero no contaron con un engaño cerca de ellos. Sólo se necesitó un pequeño paso para activarla.
Los tres fueron alzados hasta las ramas de los árboles con una red gruesa. John Doy y Clay estaban colgados de cabeza con la cuerda atada en uno de sus pies.Una sensación intranquila invadió el cuerpo de Floyd, sus ojos buscaban alguna señal de su paradero, alguna respuesta para salir de esa sucia y rasposa trampa, alguna sombra para pedir ayuda, pero sólo estaba la compañía de la espesa neblina y el eco de sus gritos. A pesar de sentirse asustado, se acercó a la princesa con cuidado; examinó y preguntó por su bienestar, una sonrisa apareció cuando escuchó las palabras "estoy bien" por parte de ella, sin embargo, no duró por mucho. Unos pasos pequeños se acercaban al lugar, sonaban a un ejército preparado y armado para atacar.
Todos trataron de salir de las trampas, cada vez más desesperados con cada paso que retumbaban en los árboles, pero parecían niños de primaria buscando la respuesta a divisiones de preparatoria que la maestra dejó de tarea.
Unas sombras aparecieron en la neblina, hasta que poco a poco quedaron abajo de ellos. Era difícil ver su vestimenta, pero se podía captar unas criaturas con lanzas de madera bien afiladas, toda su ropa estaba hecha por hojas que los árboles ya no necesitaban y, en su rostro, llevaban una máscara de bellotas con dos agujeros en ella. Siete criaturas con el mismo uniforme formaron un círculo mientras los miraban con duda y decepción. Tal vez esperaban atrapar algo mejor.
-¡Oigan!-gritó Jonh Doy mientras se sacudía-¡No sé qué rayos son, pero exijo que nos bajen, ahora!
Las criaturas se miraron y murmuraron entre ellos. No se podía escuchar nada, pero parecía que discutían un tema serio; tal vez consideraban la exigencia de John Dory, o se cuestionaban si era mejor que los cuervos se hicieran cargo de ellos.
Los susurros cesaron luego de unos segundos que, para la banda, parecían minutos. Tres de ellos se alejaron un poco de circulo y, con ayuda de sus lanzas y de una puntería impresionante, rompieron las cuerdas en una fracción de segundo. Todo el equipo cayó de golpe, dándole la bienvenida a quejidos de dolor y uno que otro moretón.-Vaya, ¿qué tenemos aquí?-Uno de los sujetos se acercó a Floyd, quedando en cuclillas. Su bellota lucía más dañada que el reto.
El cuerpo de Floyd se congeló al ver esos grandes ojos celestes llenos de dudas. Podía sentir como aquel desconocido lo juzgaba de pies a cabeza.-¿Los matamos, general?-añadió uno de sus compañeros.
-No-se apartó de inmediato, incorporando su cuerpo y volviendo con su equipo-. Creo que a la reina le parecerá interesante lo que encontramos cerca del reino.
Todos se miraron confundidos, pero el dolor en su piel era lo que más expresaba su rostro en esos momentos.
Aquel sujeto tronó los dedos y el resto de su equipo se acercó con un aura seria y amenazante.-Tráingalos-Se dió la vuelta y desapareció entre la neblina, volviéndose uno con la propia naturaleza.
Los seis soldados tomaron con violencia a la banda. Callaron sus quejas con golpes y jalaron sus cuerpos con una fuerza impresionante para ser de la misma estatura. Tomaron el cuerpo de Poppy con la misma dureza y, a pesar de que Floyd se acercó para protegerla, no impidió que la trataran igual.
Los llevaron a una especie de carruaje que, en vez de caballos, tenía dos ardillas que desprendían un aura de confusión e indiferencia. Las ruedas estaban hechas de madera y, en lugar de llevar asientos, tenía una jaula con barras de madera. Los soldados lanzaron a todos dentro de la jaula y lo sellaron con un candado y cadenas de repuesto.-¿Todos están bien?-cuestionó Jonh Dory, aunque la respuesta era más que obvia.
-¿A dónde nos llevan?-Agregó Poppy, olvidando el moretón en su brazo y ojo izquierdo.
-No tengo ni idea-respondió Clay, quitándose las hojas de su loca y descuidada cabellera.
El carruaje avanzó sin perder tiempo, y los hermanos se limitaron a observar su entorno y rezar por su bienestar.
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Lo Siento [Terminada]
FanfictionDespués de salvar a Floyd, los hermanos de Ramón por fin están juntos, pero un nuevo desafío amenazaría a los miembros de la banda Brozone de una manera que ni ellos pueden imaginar. Una última prueba para demostrar la fuerza de sus lazos como herma...