Capítulo 9

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A pesar de que sus heridas fueron tratadas y les brindaron un nuevo conjunto de ropa, no podían dejar de sentir una enorme desconfianza, ¿cómo podría confiar en un reino que ningún libro tenía registrado en sus viejas y polvorientas páginas? No siquiera los mapas podrían dar alguna valiosa información. Era algo extraño para todos los hermanos, incluso para la reina Poppy que tenía una gran experiencia con el encuentro de nuevos reinos. Sin embargo, el cansancio recostado en sus frágiles hombros y el dolor punzante en sus piernas los obligaba a bajar la guardía y aceptar sin excusa todos los buenos tratamientos que las enfermeras y soldados les otorgaban.
Salieron de la habitación de visitas con una apariencia y aura distinta: los hombres tenían pantalones y playera de manga corta color blanco con un broche de trébol en el lado izquierdo. La reina del pop tenía el mismo diseño de vestido, sólo que el tono era el mismo que compartían los miembros de la banda y sus calcetas desaparecieron. Un trébol de cinco hojas descansaba en su oreja; un símbolo de buena suerte.

La reina llevó a los invitados al centro del pueblo. El lugar estaba preparado para algo más que un simple banquete: había luciernagas que rodeaban el lago con mucha intensidad, enfrente del mismo se encontraron cuatro mesas largas con un mantel de tono gris siberia. En cada mesa había platillos exquisitos que seguían calientes a pesar de estar en el exterior. Los trolls se encargaron de poner una decoración natural para la celebración; cinco arcos de jardín rodearon el lugar hasta quedar en forma de U, cada una con tenía cinco flores distintas: rosas rosas, girasoles, lavandas, clavel verde, y orquídea rosa. Cada uno en honor a los invitados. Cada troll, fuera hombre o mujer, tenían prendas de color blanco y el mismo broche de trébol.
La reina se acercó con paso elegante y llena de un serenidad que todo miembro de la realeza debe tener. Su pelo brillaba con la intensidad del oro bajo la luz de la luna, su mirada parecía perdida y agotada, pero la sonrisa que se dibujó en sus labios contrarestaba todo rastro de debilidad. Una acción que todos los reyes y reinas han realizado para seguir con el peso del reino. Sin embargo, la esmeralda con corte circular que conformaba su collar era lo que más destacaba de todo su ser, era como tener atrapada a una estrella del mismo cielo.

El pueblo entero los recibió con vítores alegres y ruidosos, pero guardaron un rotundo silencio cuando la reina levantó la mano, inidcando que iba a dar un anuncio importante. Todos miraban con total atención, como unas suricatas al escuchar un sonido de peligro.

-La naturaleza actúa de formas misteriosas, pero siempre hace las cosas por una razón. El día de hoy fuimos bendecidos con un enorme regalo: la oportunidad de tener visitas en nuestro reino. Y a pesar de los problemas que causamos, queremos ofrecerles a ustedes: Floyd, Jonh Dory, Spruce, Clay y a la reina Poppy una fiesta general como muestra de nuestra felicidad por su llegada.

El ruido de los gritos se presentó con más fuerza que antes. Algunos saltaron con exageración, otros sólo se unieron a la ola de aplausos, pero todos compartían la misma energía. Los hermanos se sintieron avergonzados; era difícil aceptar tal bienvenida por las mismas criaturas que hace unas horas los veían con repulsión y odio. Pero algo era seguro entre aquel grupo, cada uno se sentía agradecido de poder comer algo después de unas largas horas de expedición; una muy extraña y violenta expedición.

Poppy observó con más atención al pueblo. Las luciernagas volando encima de ellos brindaba una mejor iluminación dentro de ese escenario nocturno. Tal vez la vieja situación no les permitió ver con claridad, o la preocupación eliminó todo tipo de distracción, pero pudo captar que no sólo trolls del pop residían ahí, sino que algunos de otros reinos: tecno, rock, punk, contra. Había un poco de todo, eso fue suficiente para levantar dudas sobre Poppy que, al mirar a los otros miembros, pudo apreciar que no fue la única que notó esa anomalía.
Los trolls sólo se juntaban para eventos importantes, respetando el reino de cada uno. Ahora existía uno donde todos podían vivir en total utopía, como una mentira bien maquillada.

-Quiero aprovechar para recordarles que nuestro evento de invierno está muy cerca, para que vayan preparando sus canciones todo aquel que vaya a participar-volteó a ver a los miembros de la banda con una comprensión sincera-. Espero que puedan quedarse y participar en el evento.

Los hermanos no sabían que decir. Todos eran demasiado amables con ellos, incluso la propia reina se comportaba como una madre. Sin embargo, no podían sentir la facilidad que da esa atención; unas enormes grietas crecían en ellos como una serpiente oprimiendo sus pulmones y ahogandolos antes un dolor que no pueden expresar. Un enorme vacío atrapaba a cada uno, con diferentes intensidad, pero la culpa era una fuerte cadena que los cuatro compartían. El dolor del cuerpo, aunque fuera leve, no dejó de ser el protagonista de sus mentes y la decepción era un accesorio que no pudierona abandonar.
Trataron de mostrar su mejor sonrisa, pero ¿cómo puedes colocarte esa máscara cuando el rostro se hincha de tanto pesar?

-Bueno, ¡qué comience el festín!

Un grupo de trolls comenzó a tocar kingdom Dance y la gente comenzó a celebrar por los milagros que la naturaleza les dio.

Los hermanos tuvieron que separase. Jonh Dory cuidaba a Rhonda de todos los niños curiosos que querían tocarla; los guardias la habían traído hace unos minutos para que no se congelará con el fuerte viento del bosque. Spruce no se apartó del bufet, Clay convencía a un grupo de trolls lo importante que era la contaduría, pero aquellas criaturas no parecían entender ni una sola palabra. La princesa Poppy fue capturada por un grupo de niños que no la dejaban en paz con preguntas sobre el mundo exterior. Floyd, por otro lado, no estaba de humor para unirse a la fiesta.

El ritmo de la música comenzó a sonar con más rapidez, animando a uno que otro trolls parabailar en una pista imaginaria. Las parejas, familia, y amigos no podían dejar pasar una oportunidad como esa. No obstante, el ritmo no llegó al cuerpo de Floyd, a pesar de estar dentro del mundo de la coreografías.
Estaba por ir con su hermano Jonh Dory cuando un pequeño niño de piel color verde y pelos de tono miel chocó con las piernas de aquel troll de cabello rosa con blanco. Al parecer fueron demasiadas vueltas para un baile.

-Oye, ¿te encuentras bien?-se agachó hasta estar a la altura de sus ojos.
El pequeño se sobaba su frente, frunciendo el ceño y con su rostro comprimido.

-Sí-dijo-, lamento haber golpea...
Sus ojos grises se abrieron de par en par, contemplando la mirada preocupada del mayor. Un segundo de silencio se formó entre ellos hasta que un brillo peculiar destelló en el infante.

-Wow-aclaró con entusiasmo-. De cerca te pareces mucho a él. -Sonrió.
Su mente se congeló al igual que cada músculo de su cuerpo, su rostro no expresó ni una emoción y el aliento escapó de sus labios.

-¡Asher!-gritó una voz femenina que poco a poco se manifestó como una troll mayor -No molestes a los invitados.

-No, descuide-intervino-. No es ningúna molestia.

Tomó al niño entre sus brazos mientras lo regañaba, o le recordaba los modales que debía tener en una fiesta; era difícil escuchar una conversación que se movía de regreso a la fiesta. Esa unión que Floyd percibió entre el niño y su madre lo hizo recordar los momento que pasó cuidando a su hermano, pero algo no dejaba de rondar en su mente; algo que no comprendió por el ruido de la fiesta y el cansancio que se posó en sus ojos.

>>Te pareces mucho a él.<<


Fueron las últimas que su mente capturó antes de dejar aquella bienvenida y descansar en la habitación de huéspedes.

Lo Siento [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora