Capítulo 26

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Un año después

La recuperación no fue nada fácil.
Había días buenos, donde volver a la normalidad era una opción que estaba a la vuelta de la esquina; y otros no eran tan alegres, pero cada uno era un paso al bienestar sin importar el tamaño.
Los integrantes de la banda Bronzone ya no discutían como antes y los momentos de convivencia se volvieron rutinarios. Justo como un troll de cabello rosado lo prometió en una blanca habitación.
A pesar de que el troll de cabello oscuro tenía lo que en su infancia añoró con todo el corazón, no podía sentir cierta dicha.
La desconfianza formulaba preguntas a diario que, sin importar el esfuerzo que hacía para ignorarlos, seguían presente en las noches de reposo: <<¿y si las peleas vuelven?>>, <<¿Y si sólo hacen esto por mi situación?>>, <<¿Y si se vuelven a ir?>>.
Pensó una y otra vez hasta que el alba llegaba.

Lo platicó muchas tardes con su pareja. Le decía que era falso y que hiciera caso omiso a sus miedos, pero ¿cómo confiar en un mundo que lo decepcionó miles de veces? Era difícil para él.

En una fría tarde en el pueblo de Villa Pop, entre los senderos que conducen al centro del lugar, caminaban dos trolls de una manera peculiar.

-Poppy-dijo Ramón con las manos estiradas hasta la altura de su pecho-¿Ya puedo saber a dónde vamos?

-No-dijo la reina sin despejar sus manos del rostro de su novio-es un secreto.

Varias veces se tropezó aquel troll de piel celeste y la reina pidió disculpa en más de una ocasión, pero eso no detuvo a ninguno de los dos. El ruido de los grillos saltaba de un lado a otro u el aroma a manzanilla rondaba por el aire.

-¿Tardaremos mucho?-cuestionó-. El ensayo para el próximo concierto será en en algunas horas y sabes cómo se pone Jonh si llego tarde.

-Créeme-añadió -, esto será mucho mejor.

Después de unos minutos se detuvieron en lo que parecía un arco de arbustos. El sonido de varios murmullos sobresalía de la brisa y su juego por las hierba alta. Un olor fuerte a jugo de frutas y pastelillos dominó las fosas nasales de aque troll, algo que consideró raro al principio considerando que estaban en el exterior.
Los brincos de la princesas ponían más nervioso a Ramón, mismo que expresó con una risa nerviosa.

-¿Poppy?-Arqueó una ceja-¿Qué sucede?

Pudo escuchar a su novia susurrar una cuenta regresiva. Su vista se liberó de las manos rosadas y un fuerte brillo opacó el escenario.

-¡Sorpresa!-Todos gritaron al unísono.

Una lluvia de confeti lleno en todo el lugar.
Todas los trolls del pueblo estaban presentes. Los soberano de pueblo Berteno también, pero los que destacaba entre la multitud eran cuatro trolls que veían a su hermano con un brillo singular.

En una mesa alargada había bocadillos y un enorme pastel de cuatro pisos. Arriba del público un letrero grande con un mensaje azul: Feliz cumpleaños, Ramón. Y, a lado del lugar, la maquina de discos para mantener el ambiente a lo alto.

Ramon siempre estaba listo para todo. Podría decirse que era una persona más que precavida sin importar la situación. Sin embargo, en ese momento no podía reaccionar. Ni sabía cómo hacerlo.
Miraba con preplejidad todos los detalles. Era como estar en un tremendo carnaval.
Los cuatro hermanos corrieron, pero al frente iba uno de cabello rosado y short negros. Todos con una sonrisa alargada.

-¿Qué... es esto?-dijo con un rostro atónito.

-¿Acaso olvidaste tu propio cumpleaños, hermanito?-cuestión Jonh Doy al darle un fuerte abrazo.

-No-respondió con dificultad para respirar-pero...

El hermano mayor soltó al pequeño con una fuerte carcajada.

-La última vez hiciste todo en tu día-respondió Clay- cuando no era lo correcto

El troll de chaleco verde levantó las orejas ante ese comentario, como ver el rostro de un venado alerta. Después de todo lo que ocurrió en el reino Heavenly Waterfall-que se olvidó hasta quedar igual a una pequeña cicatriz- no recordaba mucho de los sucesos anteriores, mucho menos el que inicio el capítulo más alocado, peligros y extraño de sus vidas.

-Queríamos demostrarte que somos mejores que eso-agregó Floyd.

El menor de todos ellos los miró estupefacto. <<¿Todo eso de verdad era para él? ¿Realmente hicieron eso para él? ¿Sólo para él?>>. No sabía que era, pero un golpe de calidez y felicidad bañó algo más que su rostro.

-Vamos-Spruce tomó la mano de su hermano menor-. Mi esposa cocinó unas galletas deliciosas.

Jaló a su hermano de un golpe, haciendo que corriera sin poder llevar el ritmo de los pies de su hermano. El resto se unió a la carrera para llegar a la fiesta que el pueblo entero festejó hasta que la noche llegó.

Todo fue éxito.
El banquete quedó delicioso, hubo múltiples juegos, mucho baile y varios regalos que el troll de piel celeste no podía cargar. En ese momento, todas las dudas que quedaban en el pasado desaparecieron como las sombras con una explosión de luz. Un brillo sincero cubrió la mirada de aquel troll, como si volviera a su alegre e inocente infancia.
Por primera vez sintió que podía crecer su círculo de confianza.

Se acercó a la mesa de bocadillos exhausto por tanta danza y juegos. Justo ahí, cerca del jugo, estaba de pie su hermano mayor con los codos recargados en la orilla de la mesa. Tenía la misma postura de un comisario al estilo vaquero, excepto por que los años cargados en su rostro. Se colocó a su lado con la misma posición que él. Era como ver a un niño imitando a su héroe favorito.
Observó al resto de los trolls con mucha atención: Spruce jugaba con sus hijos a las atrapadas mientras Clay y Viva bailaban al ritmo de la canción. No oraste, entre todos los trolls, la presencia de su hermano Floyd se hizo nula.

Otro recuerdo llegó a su mente. Ahora comprendía su desaparición; también se iría si tuviera que preparar las cosas que se necesitaba para realizar su gira como solista.
-Voy a extrañar mucho a Floyd.

Bajó su mirada con un aire triste, pero orgulloso por una nueva etapa de su hermano.

-¿Extrañar?

-Ya sabes, cuando se vaya a su gira de solista-. Lo miró con ironía-. No podía irse porque estaba ayudando.

El hermano mayor lo observó por unos segundos con una ceja alzada y el vaso de jugo a la mitad del camino.

-¿No te lo dijo?

Se levantó con una postura recta.

-¿Decirme qué?

-Ya no va a hacer su gira-le dio un sorbo a la bebida.

-¡¿Qué?!

Por unos segundos un aura asesina envolvió a Ramón, misma que John no pudo pasar desapercibido.

-John, si lo amenazaste con...

-Wow, espera-dejó el vaso en la mesa-. Yo no le dije nada. Él decidió tomar un descanso del mundo musical- Giró hasta tener a sus otros dos hermanos a la vista-. Y creo que a nosotros también nos vendría bien.

-E-Esperen, no tiene que...

-Lo anunciare mañana en el programa de radio-volvió a verlo-. Podremos descansar mejor.

-Pero

No tuvo tiempo para objetar, pues aquel troll se unió a la nueva canción. No obstante, este giró la mirada a la entrada del pueblo, donde las sombras se volvían densas y los arbustos se expandian con locura.

Lo Siento [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora