ELIZABETH GODDESS
Las gradas se llenaban poco a poco mientras pasaban los minutos, me encontraba en uno de los partidos de Arthur, me había invitado con la condición de que estuviera cerca para que fuera su amuleto de la suerte, según él.
No pude evitar sonrojarme por lo que había dicho.
Sariel no pudo asistir porque tenía una cita con alguien, al parecer en estos días que no estuve mucho con él, había estado quedando con una chica, no me dio tiempo de hablar muy bien porque a penas sonó su celular, salió corriendo de la escena.
Sobre el beso con Meliodas. No le había mencionado a nadie, por dos cosas; no tenía a quien y realmente prefería guardar aquel acontecimiento para mí. Después de eso, Meliodas no mencionó nada, el ambiente se puso incomodo y preferí huir del lugar, no asistió los últimos dos días de la semana al instituto y me preocupaba como de igual manera me hacía sentir mal. Tan solo recordar aquella escena me daba golpes mentalmente. El lugar estaba lleno, solo se esperaba a que el juego empezara para que todos los gritos de los espectadores se hicieran presente apoyando a cada equipo. Arthur había estado a mi lado estos últimos días, en la hora de comer, en los horarios libres y acompañándome hasta mis clases cada que tenía tiempo, era algo muy tierno de su parte, ya no me ponía tan nerviosa cada vez que sacábamos algún tema de conversación, ahora nuestras platicas fluían con más serenidad y confianza, todo estaba bien. Quería creer eso.
Sentí como alguien se sentó a mi lado y por instinto volteé hacia la persona. Fruncí el ceño al ver al rubio a lado mío con dos vasos de refresco mirando hacia la cancha. No mencionaba nada, solo estaba allí con su mirada entretenida al frente.
—¿Qué haces aquí? — me atreví a preguntar sonando un poco grosera.
—Vine a ver el partido, el aire es libre ¿no, Goddess?— respondió sin mirarme.
—¿Viniste a ver como se satisfacen humillando a otros? — contraataqué con las mismas palabras que me respondió el día en que me mostró el callejón.
Meliodas volteó a verme lentamente y sonrió de lado, levanté una de mis cejas y su sonrisa se agrandó aún más.
—Y a ver como pierde el instituto — completó suspirando — Ten — ofreció acercándome un vaso de refresco.
—Casi nunca pierde el equipo de Arthur —defendí, porque era verdad, solían ganar casi todas las temporadas—¿Me compraste una?
—Tú lo has dicho "casi nunca", quizás hoy sea su día de mala suerte — mofó haciendo comillas —Y en realidad, estaban a promoción, dos por uno. Ofertas así en la vida no se deben rechazar.
—Eres muy negativo— rodé los ojos — Wo, que romántico — ironicé tomando el vaso.
—Solo con la gente que me cae mal— susurró regresando la mirada a la cancha.
Fruncí el entrecejo al no entender a cual de las dos cosas se refería, si al ser negativo o a mi sarcasmo, aunque preferí no volver a hablar, sabía lo irritante que lo ponían mis preguntas "sin sentido", supuestamente él. Después de varios minutos en silencio por parte de los dos, el juego comenzó y cuando salió el equipo del instituto siendo encabezado por Arthur tuve que cubrir mis oídos al escuchar todos los gritos a mi alrededor, prácticamente gritaban más el nombre del chico que del equipo.
—Agh—dejé salir volcando los ojos. La risa de Meliodas me hizo voltear.
—Tranquila, Goddess, no sientas celos, al final todas lo sentirán por ti — sonrió amargamente.
—¿Por qué lo dices? — demandé.
—Me he enterado que Pendragón y tú han pasado más tiempo juntos — confesó sorbiendo de su pajilla.
ESTÁS LEYENDO
Mi Pequeño Boulevard
Teen FictionElizabeth Goddess es una chica de 17 años a la que le cuesta madrugar. Un día, su impuntualidad la lleva a ser expulsada de la clase y, al dirigirse a las gradas de la escuela, conoce a un chico. Se trata de Meliodas Demon, un joven de 18 años que c...