ELIZABETH GODDESS
Estaba inmóvil bajo el cuerpo de Sariel quien me aplastaba en el césped del campo del instituto. Como todos los domingos, se suponía que estaba en entrenamiento con su equipo, pero todos se encontraban tirados bebiendo un poco de agua. Una bola de flojos, no había otra forma de describirlos.
—Realmente hueles pésimo —me quejé por vigésima vez.
—Es tu castigo por no haber ido al juego de Arthur—sacudió su cabello haciendo que unas gotas cayeran en mi cara.
El sudor de mi mejor amigo se colaba por mi ropa y por mas que le reclamara, él decía que me lo merecía. Al parecer estaba más indignado él que Arthur por no haber asistido al juego.
— Te he dicho que de verdad no podía.
—Te he pedido que me digas el por qué y no me has dicho — Sariel atacó —. Parecía la pareja de él.
Su comentario causó una risa en mí, imaginándome a Sariel apoyando a Arthur desde las gradas, no era una escena muy agradable, pero si chistosa. Tal vez otro día tenga la oportunidad de verlo y poder reír mientras grabo aquel espectáculo.
—En serio quería ir, pero las circunstancias me lo impidieron — hice una mueca.
Después de haberle dicho a Sariel que no podría ir me arrepentí. Meliodas estuvo después de un humor insoportable, sin embargo, lo que había dicho de la luna era cierto, creo que era lo más hermoso que había visto. Terminó contándome que el nombre lo había sacado de una de sus bandas favoritas y me dijo que me llevaría a un viaje de la música buena un día de estos, después de eso; su humor se puso de los mil demonios cuando por fin me atreví a hablar sobre su marca en la muñeca.
«creo que fue una gran equivocación».
—¡Ludociel!— la voz del hombre que se hacía llamar entrenador hizo que Sariel se quitara de encima de mí y todos se levantaran del césped — ¿¡Qué hacen de flojos!? ¡Muevan sus traseros y pónganse a entrenar! ¡Tienen que ganar un partido la próxima semana, perezosos apestosos! — siempre solía llamarlos así y siempre terminaba carcajeando cada que les gritaba — ¡Sariel!
— ¡Voy! — Sariel me miró para susurrar —Ese hombre esta loco.
— ¡Sariel, quiero su trasero aquí!
—¡Le dije que ya voy!
— ¡Quiero que grite así cuando ganemos!
Siempre me parecía cómico la relación que solía tener Sariel con el entrenador Escanor, gritándole y él devolviendoselo. Sin embargo, creo que era algo que los hacía sentir bien y lograr que los entrenamientos fueran sencillos.
El equipo del instituto estaba dividido en dos grupos, el capitán mandaba al grupo A, que era el de Sariel y el subcapitan al equipo B, quien era Ludociel.
Sariel se puso el casco y le dio una señal a su grupo, segundos después el balón salió volando creando que todos empezarán a correr. El entrenador venía hacia las gradas donde yo me encontraba sentada y me miró.
—¿Crees que ganemos? —me preguntó mientras tomaba un poco de agua.
—Sí― respondí soltando una risilla.
— Lizbeth, podrías pasarme la mochila que tienes a un lado de ti — pidió indicando mi lado derecho.
— Es Elizabeth, no Lizbeth — corregí por décima ocasión pasandole la mochila.
Solía siempre cambiar el orden de la E y la A en mi nombre, era algo que odiaba, pero igual era algo a lo que ya me estaba acostumbrado viniendo de aquel hombre.
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Mi Pequeño Boulevard
أدب المراهقينElizabeth Goddess es una chica de 17 años a la que le cuesta madrugar. Un día, su impuntualidad la lleva a ser expulsada de la clase y, al dirigirse a las gradas de la escuela, conoce a un chico. Se trata de Meliodas Demon, un joven de 18 años que c...