ELIZABETH GODDESS
Era primero de diciembre y me encontraba en la habitación de Meliodas. Observaba cada disco de vinilo que yacían en esa pequeña repisaba, Meliodas se puso a un lado de mi y con sus labios fruncidos buscó entre ellos, sacó uno y lo leyó. No pude ver cuál era ya que se dio la vuelta y fue hasta la tornamesa. El reloj que tenía en su mesita de noche indicaba que eran las ocho de la noche, el tiempo pasó rápido porque se le había antojado comida rápida en el camino.
—Quiero... Que escuches una canción en especifico —murmuró colocando el disco.
La melodía comenzó a sonar encerrándose en la recámara de Meliodas. Mis ojos no se alejaban de su cuerpo en donde solo podía ver su perfil, la letra empezó con una frase característica. Él se rascó el tabique de su nariz y comenzó a balancearse de un lado a otro con una mano dentro del bolsillo de sus jeans.
Su rostro estaba serio, sus ojos me hacían sentir cálida, en cambio, los míos comenzaban a picar, iba a llorar, estaba a punto. Agrandé aún más mi sonrisa, mis mejillas las senti calientes, lo más seguro es que estaban coloradas. Intenté bajar la mirada, pero la mano de Meliodas en mi mentón lo impidió.
Sus labios se unieron con los míos, creando un beso suave, me había acostumbrado a su tacto, a la forma en que sus labios acariciaban los míos. De una forma singular y curiosa. Él se alejó para volver a crear un lindo contacto de nuestros ojos.
Comenzó a balancearse conmigo de una lado a otro, yo solté una risita porque me pareció gracioso, vino a mi mente el recuerdo de la vez que de igual manera estábamos bailando Wonderwall como dos completos tontos, porque eso eramos, unos tontos. Quizá dos tontos enamorados.
Puse mi cabeza en su pecho oyendo con una tranquilidad increíble la canción, que con cada palabra era una posibilidad de estar en cielo. O bueno, ya lo estaba junto a Meliodas. Sentí como su respiración chocó contra mi oreja y después sus labios acariciar mi lóbulo.
—I've found a reason for me, to change who I used to be. A reason to start over new —cantó en un murmuro causado que yo cerrara los ojos, él dejo un casto beso sobre la parte trasera de mi oreja y continuó —. I've found a reason to show, a side of me you didn't know. A reason for all that i do — abri mis ojos cuando sus fríos dedos tocaron mi mejilla teniendo contacto con los suyos — And the reason is you.
Escuchar eso por parte de él, creo que fue lo suficiente para que mi corazón doliera y las palabras que amenazaban con salir de mi boca, lo hicieron.
—No quiero que te vayas... — susurré y la primera lagrima salió dándole el paso a las otras.
—¿De qué hablas? —me miró confundido.
—De irte lejos de Australia, con tu hermano — sollocé, él dio un suspiro.
—¿Cómo te enteraste? —cuestionó en un tono suave.
—No importa cómo, solo no quiero... — relami mis labios y me di cuenta de lo que estaba haciendo, me comportaba egoísta con él, porque al final de todo; Meliodas merecía estar lejos —Pero sí estarás mejor no puedo impedírtelo, sólo quiero que olvides todo lo que una vez te hizo daño y si para eso necesitas irte, ten la seguridad que estaré de acuerdo solo por ti porque quiero que seas feliz...
—Hey, oye... —me interrumpió y chasqueó varias veces — Para ser feliz te necesito a ti ¿entiendes? Tú eres mi sonrisa.
—Pero... —una vez más, él me interrumpió.
—Y sí, dejaré Australia — afirmó — Pero no es para siempre, solo me voy porque iré a un centro de rehabilitación, quizá solo sea un año, pero voy a regresar.
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Mi Pequeño Boulevard
Teen FictionElizabeth Goddess es una chica de 17 años a la que le cuesta madrugar. Un día, su impuntualidad la lleva a ser expulsada de la clase y, al dirigirse a las gradas de la escuela, conoce a un chico. Se trata de Meliodas Demon, un joven de 18 años que c...