Capítulo 13

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Le explicamos todo a Cass con todo detalle, me recordó a cuando estábamos en el instituto y comentábamos todos los chismes que había por el instituto. Eran buenos recuerdos. Adam tenía un brazo por encima de los hombros de Cass. Y ella, lo miraba con una mirada de pleno amor mientras hablaba.

Me sorprendió que en tan poco tiempo ya pareciera que llebaran años juntos. Hacían buena pareja, se adaptaban al otro como si fueran de cerámica y pudieran moldearse al otro. Llevábamos un rato paseando por el pueblo, cuando el cielo empezó a oscurecerse.

Las primeras gotas de lluvia cayeron suavemente sobre nuestras cabezas mientras caminábamos por el parque, entre risas y burlas. Las risas resonaban en el aire, mezclándose con el murmullo de las hojas agitadas por el viento. Cass miró hacia el cielo oscureciéndose.

-Chicos, creo que deberíamos volver, se va a poner a llover- Sugirió Cass. Adam y yo intercambiamos una mirada desafiante y asentimos. - No sé qué estáis pensando con vuestras cabecitas, pero ya se os puede estar olvidando- dijo Cass.

Adam fue a un banco y coloco un altavoz debajo de su chaqueta para que no se mojara. La música empezó a sonar y Cass y yo empezamos a cantar a todo pulmón, ganándonos una carcajada de Adam al ver nuestra emoción.

La lluvia comenzó a caer con más fuerza, empapando nuestros cabellos y ropas, pero en lugar de buscar refugio, nos miramos y sin decir una palabra, supimos que queríamos quedarnos bajo la lluvia. Adam tomó mi mano y comenzamos a bailar en círculos, nuestras risas llenando el parque mientras el agua caía a nuestro alrededor.

La lluvia se intensificó y, de repente, comenzaron a caer pequeñas piedras de granizo. Corrimos hacia los árboles en busca de refugio temporal, pero las risas continuaron mientras nos cubríamos las cabezas con las manos y nos protegíamos de las pequeñas ráfagas de granizo.

Finalmente, decidimos que era hora de buscar un refugio adecuado y nos dirigimos corriendo hacia la casa de Cass. Estábamos empapados hasta los huesos y temblando de frío cuando llegamos, pero nuestras risas no habían disminuido en lo más mínimo. Entramos en la casa, con el suelo chorreando agua a medida que caminábamos, y nos miramos el uno al otro con ojos brillantes de emoción y alegría.

Nos quitamos las ropas mojadas y nos envolvimos en mantas, pero en lugar de lamentarnos por estar empapados, empezamos a reír aún más. Las risas se apoderaron de nosotros, convirtiéndose en una tormenta de alegría que llenó la sala de estar. Cada vez que intentábamos contar lo que había sucedido, las carcajadas nos impedían hablar con claridad.

Cass nos miraba, asombrada y divertida por nuestra niñez, y pronto se unió a nosotros en nuestro éxtasis de risas desenfrenadas. En medio del caos de la lluvia, el granizo y nuestras risas, encontramos un tipo especial de felicidad, una que nacía de la espontaneidad y la conexión entre amigos cercanos o conocidos, como era mi caso con Adam.

En ese momento, en la calidez de la casa de Cass, mientras las risas continuaban llenando el aire, supe que había experimentado algo extraordinario. La lluvia y el granizo habían sido solo un pretexto para liberar nuestras alegrías, y mientras nos reíamos, sentí una profunda gratitud por la amistad que compartíamos, por esos momentos que se volvían inolvidables gracias a la compañía de personas especiales como Cass y Adam.

Cass me dejo un vestido y me fui a su habitación a cambiarme. Cuando sali de él, me encontré a Adam y Cass liándose en el sofá. Sonreí, si Cass estaba feliz yo también lo estaba, a parte de que Adam me había caído genial. Carraspee, haciendo que los dos se giraran hacia mí. Al verme Cass se sonrojó y Adam rompió a carcajadas.

-¿Miramos una peli? - Pregunte yo, mirándolos a ambos con cara acusadora- Solo miramos una peli, nada más- Aclare señalándolos a ambos.

Las risas llenaban el aire mientras nos acomodábamos, compartiendo almohadas y mantas como si estuviéramos construyendo un pequeño refugio contra el mundo exterior. Cass, con su cabello rizado y su sonrisa cálida, miraba la pantalla con anticipación. Adam, con su mirada pícara, no pudo evitar hacer un comentario sarcástico sobre la trama de la película, lo que nos hizo reír aún más.

MÍA Y SOLO MÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora