Capítulo 17

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Me desperté con una corriente fría y densa a mi alrededor. Me había empezado a acostumbrar a los abrazos posesivos de Liam y eso no era bueno. Gruñí cuando mis ojos tuvieron contacto con la luz radiante de mi habitación. Si querido lector, mi habitación.

Los recuerdos empezaron a volar alrededor de mi mente. Volví a sentir el miedo que me paralizo, ese sentimiento de insuficiencia, de traición y de dolor... Mucho dolor. Me levante de la cama, notando el frio suelo bajo mis pies descalzos. Me dirigí al baño y me deshice de la ropa que llevaba.

Mi mente empezó a nublarse y a sentirse indefensa, empezó a sobre pensar en esos recuerdos escondidos que había recordado, haciendo que miles de escalofríos recorrieran mi columna. Recordé el toque asqueroso de Oliver, los golpes de Daniel, los insultos, todo...

Mi vista también se nublo, y lo único que pude llegar a ver fue la cuchilla de depilación. Otros recuerdos volvieron a mi mente, diferentes a los otros, pero igual, o mas dolorosos de lo que ya había recordado.

<<FLASHBACK>>

<<Las lágrimas caían silenciosamente por mis mejillas, mi habitación estaba en silencio, mis hermanos no estaban. Y yo, yo estaba sola. El sentimiento de solitud me consumía por dentro, al igual que la de traición y la culpa.

Alex se había ido, Enzo e Uriel también, y mi madre... mi madre debía estar abajo, mirando alguna de esas series que solía comentar, tan contenta como siempre, pero a la vez tan distante.

Los recuerdos de lo que había pasado un mes atrás volvieron a mi mente, había días que lo recordaba, otros que no, o otros que sencillamente, no salía de la cama y esos momentos eran lo único que estaban en mi mente.

Solté un sollozo y me puse la mano en la boca, para así no ser escuchada. ¿Sabéis que es lo mas contradictorio de la vida? Que cuando somos pequeños lloramos en voz alta para que nos hagan caso, pero cuando somos adolescentes, o ya hemos crecido lo suficiente para madurar, no queremos que nos vean llorar para así no tener que explicar lo que nos pasa.

Arrastré mis pies hasta el baño y abrí la puerta. Me apoyé en la pared y empecé a llorar con mas intensidad de lo que estaba llorando antes. En el espejo de enfrente se veía reflejada la verdadera cara de esa persona que iba sonriendo todo el día, los verdaderos ojos rojos que siempre actuaban como si estuvieran contentos de verdad. En el reflejo del cristal solo había una chica deprimida, con malos pensamientos y fingiendo ser una persona que no era.

Cada vez había menos recuerdos de aquella noche, cada vez desparecían mas frecuentemente, y eso me causaba una frustración y inutilidad asfixiante. Me desplome en el suelo del baño, viendo como mis lagrimas inundaban esa estancia, escuchando como mi llanto silencioso invadía el lugar, y como mis pensamientos se apropiaban de mi mente.

Mi campo de visón se nublo y solo aprecié una luz que venia de dentro del cajón del baño, lo abrí, y encontré unas tijeras de uñas. No sé cuándo paso, ni tampoco como, pero antes de pensar en nada mas ya tenia las tijeras en mi muñeca. No se cuando fue, pero un ardor invadió mi cerebro y deje caer las tijeras.

Mi mente desconecto de todos los otros sentimientos durante unos minutos. Mi mente estaba en blanco, y lo único que me mantenía despierta era ese ardor en mi muñeca. Minutos después, mi mente volvió a la normalidad y los sentimientos también volvieron. Me agache y volví a coger esa pequeña arma, que en ese momento pensaba que combatía contra mis sentimientos, pero un tiempo después descubriría que no seria así.

Volví a colocar las tijeras en mi muñeca y dejé otra herida horizontal, por debajo que la otra. Mis pensamientos volvieron a dormirse, dejan de un tiempo de tranquilidad. Pero después, cuando todo empezó a volver, no siento tanto miedo, ni tampoco traición, solo había culpa, culpa y arrepentimiento, hacia lo que acababa de hacer.

MÍA Y SOLO MÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora