Capítulo 25

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La pizza que salió del horno olía asombrosamente bien, hasta hacía que un punto de mi ego que esperara que la pizza saliera quemada, pero mi estomago llevaba esperando ese momento desde que esa masa con queso encima, entro en el horno.

La olor de pizza recién hecha inundó todos mis sentidos del olfato y mi boca se hizo agua, Liam me miró asombrado cuando me acerqué a él dando pequeños saltitos de emoción, queriendo probar esa delicia que había hecho.

- ¿Tanta hambre tienes? - Preguntó este, sonriendo burlonamente y poniendo la pizza en un plato muy grande. Yo asentí animadamente, mientras que miraba esa perfecta comida que habíamos preparado- Vete sentando, ahora voy yo.

No replique y me senté en la mesa, esperando la comida. Y este es mi pequeño y oscuro secreto, solo se me puede conquistar con comida.

Buen dato.

Liam volvió con el plato de pizza, se sentó enfrente mío y antes de que pudiera coger uno con mi mano, la suya me cogió por la muñeca.

-No, cariño, he cocinado yo para poder darte de comer yo, así que siéntate.

-Ya estoy sentada- Murmuré, confundida, frunciendo el ceño y mirándolo, esperando a su siguiente respuesta.

Liam hizo unas palmadas encima de su grande muslo.

Oh, no. Mierda.

- Siéntate en mi regazo conejita.

- Liam...- Musité.

No voy a decir que no me apeteciera, porque, sencillamente, mentiría, pero sí que era verdad que mi ego ya había sufrido bastante, y encima, Liam se estaba pasando de caprichoso.

¿Y qué quieres hacer tu? Dale lo que quiere.

Uff...

-No lo pienso repetir cariño, siéntate en mi regazo- Suspiró al ver que no tenía ninguna intención de hacerle caso- O sino te voy a buscar yo y te quedas sin comer la maravillosa pizza- Dijo.

No. Eso ya era tocar un punto sensible, tenía hambre. Liam esbozó una sonrisita cuando vio que sus palabras habían causado efecto. Bufe.

Me levanté lentamente de la silla, sin despegar mis ojos de los suyos y me dirigí hasta donde estaba él.

Liam volvió a dar tres palmadas en su muslo, notando mi nerviosismo.

- Deja de pensar y siéntate en tu sillón- Murmuró con voz ronca este.

Hice caso a sus palabras y me senté tímidamente en una de sus piernas. Liam, al ver que no me había sentado bien, me acomodó completamente en su regazo, dejando mis pies colgados a uno de sus lados y mi peso completamente en él.

- ¿Sabes? Antes decía que la gente que se sentaban en el regazo de alguien eran asquerosas, pero ahora...- Mis manos fueron a mi boca rápidamente, esperando que Liam no lo hubiera oído, pero no fue así.

- ¿Ahora qué? – Preguntó haciendo caricias en mi espalda que removieron algo en mi estomago e hicieron que una electricidad ya conocida me recorriera entera.

- Nada, nada- Negué, con una sonrisa burlona en mi rostro.

- ¿Ahora que Brooke? - Dijo Liam, esta vez con un tono más brusco, pero a la vez burlón.

Negué con la cabeza, burlándome de él. Sus ojos adquirieron un brillo que ya había visto antes, como si sus ojos azules se volvieran más claros de lo que ya eran. Era precioso.

Liam sonrió y dejo un beso en la comisura de mis labios, haciendo que me quedara estática y con una sonrisita feliz, que semanas antes me hubiera creado arcadas. Cogió un trozo de pizza y me lo acercó a la boca, mordí un poco, saboreando esa delicia en mis labios.

MÍA Y SOLO MÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora