Capítulo 31

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Paso el tiempo mientras seguíamos con la vuelta por el pueblo, las calles decoradas con luces, los niños corriendo por las calles libremente y la gente socializando por ahí. El ambiente era acogedor, pero cada que pasábamos por su lado, se apartaban con respeto, con miedo, y todo ese ambiente acogedor, se convertía en uno de miedo, de terror.

Y eso, sinceramente, no me gustaba, era como si las personas le tuvieran mucho miedo a Liam, y no me sorprendía, tenía un tamaño enorme, fuerte, y joder, una mirada y te tenia besando sus pies, pero... No sé qué había pasado, o que había hecho Liam, como para que el pueblo lo tratara así.

Vi como los niños jugaban en el parque, en el mismo parque donde había estado antes. Una cabellera dorada se filtró en mis ojos y lo distinguí. Distinguí su pequeña altura de pingüino, sus ojos grises y su mueca ya conocida.

Deje ir la mano de Liam, quien, solamente, se giro para ver que hacía, pero sin despegarse de mí. Me acerqué hasta donde estaba Luca, otra vez en solitario, jugando con un juguete nuevo en el suelo. Fruncí el ceño y una mueca se dibujo en mi rostro. ¿Por qué nadie quería a Luca con ellos?

- ¡Brooke! ¿Qué haces aquí? ¿Has venido a verme? - La voz del niño me inundó y baje mi mirada para encontrarme unos ojos mediamente rojos y una sonrisa soñadora que hizo tragarme un sollozo.

Coloque mi mano en su majilla, acunándola, viendo como el niño se sobresaltaba al principio, pero se relajaba seguidamente ante i tacto. ¿Qué le habían hecho a este niño?

- ¿Has llorado Luca? - Pregunté, notando una mirada recorriéndome la espalda y los ojos del niño cristalizándose un poco.

-No...- Mintió, mirándome a los ojos- Bueno...si...-Admitió- Pero, pero me lo merecía- Sollozó, mientras yo notaba como mi corazón se rompía en pedazos al escuchar eso. Liam dio un paso adelante, como si notara que estaba mal-No pasa nada, me he portado mal- Bajo la cabeza.

- Luca cariño- Susurré, colocándome de rodillas ante el niño, y viendo como pequeñas lagrimas se deslizaban por sus mejillas rosadas- No te lo mereces. ¿Quién te lo ha dicho? - Volví a preguntar.

Fruncí todavía más el ceño cuando noté una rugosidad en su mejilla y en su pequeño cuello, como si lo hubieran quemado o golpeado. Los ojos de Luca se cristalizaron aun mas y negó con la cabeza.

-No...No pasa nada- Repitió- Solamente, he merecido mi castigo. Nada más- Murmuró sollozando ya libremente y dejando lagrimas de sus ojos grises.

-Luca, te mereces el mundo entero, no un castigo- Abrí mis brazos y le sonreí débilmente- Ven aquí corazón.

Luca se acercó a mi y se tiró a mis brazos, mientras yo escuchaba como sollozaba en mi pecho y sus lagrima mojaban la tela negra de mi vestido. La mujer que había visto en la otra ocasión apareció en mi visión, haciendo que, por inercia, apretara mas los brazos alrededor del pequeño cuerpo de Luca.

La mujer, con el ceño fruncido y con sus canas y arrugas adueñando su rostro, se acercó hacia nosotros y tiró bruscamente del pelo del niño para que despegara su cara de mi pecho.

-Luca. Nos vamos- Obligó la voz de la mujer. Luca solamente tembló en mis brazos y noté como lloraba mas fuertemente. La señora, al ver que no se separaba de mí, volvió a tirar de su pelo rubio- Luca. No lo pienso repetir. Nos vamos.

Luca se despegó de mi levemente, con sus ojos rojos y su labio inferior temblando ligeramente. Su mirada solo desprendía miedo, y no me gusto verlo así. La señora lo cogió fuertemente del brazo y se lo acercaba hacia ella, pegándole un golpe en la cabeza.

-Vámonos a casa, mierdecilla- No se como llegué a escuchar eso. Pero lo oí.

De un brusco movimiento tenia el brazo de Luca cogido y dos ojos confundidos encima mío. Luca, en cambio, se tranquilizó un poco, o al menos eso fue lo que pude apreciar.

MÍA Y SOLO MÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora