<<La noche se cerraba a mi alrededor como un abrazo oscuro y asfixiante mientras corría por un callejón estrecho y sin salida. Mis pasos resonaban en las paredes de ladrillos, como un eco de mi propio terror. El eco de mis respiraciones entrecortadas y el palpitar frenético de mi corazón llenaban el aire, mezclándose con el sonido de mis propios pasos.
Sabía que algo o alguien me perseguía, algo indescriptible y aterrador. No me atrevía a mirar hacia atrás, pero podía sentir su presencia maligna a cada paso que daba. Grité, pero mi voz se perdió en el vacío del callejón, sin encontrar eco alguno. Mis músculos ardían por el esfuerzo, pero el miedo me impulsaba a seguir adelante, a correr sin mirar atrás, sin saber quién o qué me perseguía.
Finalmente, cuando creí que mis piernas ya no podían sostenerme más, la figura oscura estuvo a punto de alcanzarme. Sus dedos fríos y huesudos rozaron mi espalda, enviando escalofríos por mi columna vertebral. Un grito ahogado se quedó atrapado en mi garganta mientras me preparaba para enfrentar lo desconocido.
Esa figura estaba cada vez más cerca de mí, causándome escalofríos, dijo algo, que no llegue a oír, porque mi mente no estaba en ese callejón, estaba en todas esas memorias felizes que me hacían impulsarme a seguir corriendo. La figura se acercaba cada vez más, sus pasos estaban a punto de alcanzarme, intente avanzar mis pasos, pero su mano estaba a centímetros de mi...>>
Me desperté con un sobresalto. Mi cuerpo estaba cubierto de sudor, mi corazón latía con fuerza y mi aliento salía en jadeos entrecortados. La pesadilla se disipó, dejándome en la oscuridad de mi habitación, aun sintiendo el eco del miedo en mis huesos.
Me quedé allí, temblando, tratando de recuperar el aliento y convencerme de que todo había sido solo un sueño. Pero incluso con los ojos abiertos, sentía una sombra de esa figura oscura acechando en los rincones de mi mente. El miedo persistía, como un recuerdo persistente de la pesadilla que me había sacudido hasta lo más profundo de mi ser.
Respiré hondo, tratando de calmarme, pero la sensación de vulnerabilidad persistía. Me envolví en las mantas como si fueran un escudo contra el mundo exterior, tratando de encontrar consuelo en su calidez. Pero incluso en el calor de esa cama, seguía sintiendo el frío de la pesadilla que me había perseguido todas esas noches.
Fue ahí cuando note la mano en mi espalda, acariciándome. Liam estaba despierto mirándome completamente preocupado. No veía mi aspecto en ese momento, pero no parecía que fuera el mejor, para asegurar que estaba bien. Al verme despierta me abrazo.
- Es solo una pesadilla Brooke, estoy aquí- Dijo acariciando mi nuca con movimientos cariñosos.
No conteste, simplemente, no podía, tenia la vista borrosa por las lágrimas, sentía mi corazón latir velozmente y Liam abrazándome con todas sus fuerzas, intentando protegerme de los monstruos. Pero aquí el gran problema, mis monstruos, no estaban debajo la cama, ni dentro el armario, estaban dentro de mi cabeza.
Las sombras de la noche se deslizaban por las paredes de mi habitación mientras luchaba por encontrar el sueño de nuevo. Mi mente estaba en guerra, entre el deseo de cerrar los ojos y la ansiedad de volver a sumergirme en la oscuridad de mis propios pensamientos. Eventualmente, el cansancio me venció y me hundí en un sueño inquieto, mientras seguía notando el cálido aliento de Liam en mi cuello y sus caricias en mi espalda.
Cuando abrí los ojos, la luz matutina se filtraba tímidamente por las cortinas, tejiendo patrones de sombras en la habitación. Mi corazón latía con inquietud mientras mi cuerpo buscaba en su abrazo posesivo de cada mañana, ese lugar que estaba ocupado por esa persona pervertida. Pero no había nadie allí. La cama estaba fría, como si su calor corporal se hubiera evaporado en la noche.
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MÍA Y SOLO MÍA
Hombres LoboLa vida no puede cambiar con solo una palabra, ¿no? Pues yo no creo eso, desde que me mude y un hombre me proclamo como suya todo cambió. Y si, todo puede cambiar con una sola palabra " mi luna". ¿Yo solo era una chica normal, de las que les gust...