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"Unidos por el secreto"

Roma

Por unos segundos, una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo. A medida que nuestros labios se movían en perfecta sincronía, el mundo a nuestro alrededor desaparecía por completo. Noah bajó una de sus manos a mi cintura, no sé bien porqué lo hizo, pero había algo dentro de mí que, luego de ver a Owen a su espalda, optó por seguir lo que empecé. Nuestros cuerpos se acercaron aún más, sentía cómo la intensidad del beso aumentaba cuando su vientre se pegaba al mío. El tacto de su piel contra la mía me envolvía en una sensación de euforia, pero estaba clarisímo que ambos nos dejamos llevar por el momento, sin pensar en las consecuencias.

No sé en qué puto momento se me ocurrió que hacer eso era una buena idea. La había cagado. Noah tenía algo parecido a una... novia y yo no la respeté. Hundí su relación. Y también tenía tenía novio, era un idiota, pero lo tenía, y me estaba comportando igual de horrible que él conmigo.

Detuve el beso al notar que Noah estaba negando con la cabeza con el ceño fruncido mientras me intentaba seguir la corriente por lo buen amigo que era. Me separé con dificultad, nuestros alientos agitados y sus labios más hinchados y rosados que de costumbre. ¿Primera reacción? Nos miramos con sorpresa y confusión por culpa de que la realidad comenzaba a golpearnos. Segunda y última reacción: Noah me observó, sus ojos reflejando una mezcla de enojo y desconcierto.

Tenía un nudo en la garganta, dudaba poder expresar algo en ese momento.

-¿Qué hiciste? -Lo dijo palabra por palabra con un cierto suspenso entre ellas mientras se pasaba la mano por encima de sus labios.

Cuando noté que me estaba mirando decepcionado, algo dentro de mi corazón se hundió. Me sentí la peor persona del mundo.

-Noah, yo... -No, ni si quiera lo podía explicar.

Negó rápido con la cabeza, furioso.

-¿Tú qué? -masculló seco. Nunca lo había oído así, Noah siempre ha radiado paz y tranquilidad y en ese momento solo radeaba... enojo.

Puro enojo.

Intenté abrir la boca para, al menos, ser honesta con él justo cuando alguien lo tomó de la camisa y lo zamarreó para atrás, desquiciado.

Jo.

der.

-¿Quién mierda te crees que eres? -gritó Owen en el medio de toda la multitud antes de que una sus manos golpeen el tabique de Noah.

No reaccioné, me quedé inmóvil y para mi sorpresa mi amigo, al que acababa de besar segundos atrás, hizo lo mismo.

-Maldición, amigo -murmuró Noah despacio, tocándose el tabique, dolorido, antes de decir algo aún mas inesperado-: Noah, un gustazo -extendió su mano hacia Owen, este claramente se lo quedó mirando mal y le escupió-. Oh, menuda bienvenida -Sacudió la mano para quitar la saliva. Sangre se deslizó por uno de sus orificios, él no lo notó pero a mí me preocupó. Si le llegaba a pasar algo por mi culpa, me moría-. Casi me dejas sin nariz, ¿te has confundido de persona? Tranquilo, no diré nada, pero aquí no es un buen lugar para pelear, ¿sabes?

-Qué carajos... -dijo hacia afuera mi novio (si es que así puedo llamarlo) como si aquella reacción no fuera la que esperaba. Me miró, frunció el ceño y regresó su mirada a Noah.

Efectos Secundarios ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora