Capítulo 3

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First

Decir que la semana se me está haciendo eterna, es quedarme muy corto. Desde que Khaotung me dijo que este fin de semana, por fin, nos acostaríamos juntos, no puedo pensar en otra cosa.

Le veo a lo lejos. Está con sus amigos, terminando de comer. Siempre con esa preciosa sonrisa en los labios. Le mando un mensaje para que venga inmediatamente al escobero. Se pone nervioso en cuanto lee mi mensaje, pero rápidamente se inventa una excusa a sus amigos y viene hacia aquí. Decido esconderme detrás de la puerta. En cuanto llega, me busca por el pasillo. Cuando compruebo que no hay nadie, ya que casi todos los estudiantes están en el patio o en el comedor, le agarro del brazo y tiro de él. Su cuerpo choca contra el mío. Está oscuro pero puedo distinguir el gesto de sorpresa en su cara a la perfección. Despacio, doy pasos en su dirección hasta que su espalda choca con la puerta y la cierra.

- Me has asustado - me dice en un susurro.

- Te he echado de menos - le confieso porque es la verdad. - Ven aquí - le digo antes de auparlo.

Enreda sus piernas en mi cintura y me abraza por el cuello. Antes de darnos cuenta, nuestras lenguas pelean por entran en la boca del otro. Desde que sabemos que vamos a follar, estamos cachondos perdidos, pero también puedo sentir que Khao está mucho más nervioso que yo. Deliberadamente, toda esta semana voy derribando sus barreras, ya que no estoy dispuesto a que se eche para atrás.

Le llevo así, en brazos, hasta detrás del estante donde el conserje guarda los productos de limpieza y lo bajo al suelo con cuidado. Aprovecho para besar su cuello porque sé que le vuelve loco y yo lo quiero así, loco y necesitado de mí.

Sin dejar de besarle la mandíbula y el cuello, le desabrocho la camisa pero no se la quito. Después, le quito el cinturón. En cuanto voy a por la bragueta, me agarra por los hombros y me empuja.

- First... no - me suplica.

- Confía en mí, pequeño. Por favor... - yo también sé rogar.

Se queda pensándolo unos segundos y en cuanto acaricia mis hombros, sé que he ganado la batalla.

- Confío en ti - claudica.

Le agarro ambas manos y se las amarro con su cinturón a la barra de la estantería, por encima de la cabeza. Vuelvo a besar sus labios, su barbilla, su nuez. Después, voy bajando los besos por sus clavículas, su pecho, sus pezones... Voy dejando un reguero pequeñas marcas que mañana serán unos preciosos cardenales. Recorro hacia abajo todo su torso hasta caer de rodillas a sus piernas.

Sin perder el tiempo, le desabrocho la bermuda del uniforme y se la bajo junto al calzoncillo. En cuanto lo hago, protesta.

- ¡First! Pero qué estás haciendo - está realmente asustado.

- Me acabas de decir que confías en mí - le recuerdo.

Y sin más preámbulos, beso su pene. Puedo sentir su escalofrío en mi propia piel. Coloco las manos en sus caderas y le chupo el glande. Deja escapar un gemido.

Bandera verde.

Despacio, me lo voy tragando entero, hasta alojar toda su polla en la boca, aún flácida. Me esmero en darle la atención suficiente y su erección no se hace esperar. Yo sigo, chupando y lamiendo, animado por sus gimoteos. De vez en cuando alzo la mirada para poder verle. Tiene los ojos cerrados con fuerza, se agarra al cinturón y despacio mueve sus caderas mientras dice mi nombre. Succiono con fuerza y le tiemblan las piernas. Estoy convencido que es la primera vez que alguien le hace una mamada y una extraña sensación de posesividad me embarga.

- Fi... First... No puedo más - me avisa.

Sin soltar su polla, le vuelvo a mirar y esta vez, nuestras miradas se conectan. Su rostro es un fiel reflejo de cómo se siente. Está totalmente rojo, sobrepasado por el éxtasis que está a punto de arrasarle. Sin apartar la mirada, sigo lamiendo con adoración, deseoso de proporcionarle el mayor de los placeres. Descaradamente, le agarro el pene y con la lengua fuera, le chupo de abajo arriba. En cuanto me lo vuelvo a meter en la boca, se corre. Un gemido largo anuncia su liberación. Su semen, caliente y salado, me explota en la boca y lo siento caer, viscoso por la garganta. Lo mamo hasta que no le queda ni gota.

Me incorporo y doy un paso atrás para poder ver mi obra. Parece un mártir, con sus brazos atados, la camisa abierta y con sus bermudas y sus calzoncillos es los tobillos. Me quedo mirando su torso desnudo perfectamente decorado con mis marcas. Khaotung intenta recuperar el aliento. Su pecho sube y baja violentamente. Sus piernas son de gelatina y casi no le aguantan el peso de su propio cuerpo. Sus ojos, desenfocados, me miran y odio ver vergüenza en ellos.

- Lo... lo siento mucho First... he intentado avisarte... - se disculpa.

Me aproximo a él y le beso los labios colando mi lengua en su boca para que pueda probar su propia esencia. Acaricio su cintura con delicadeza.

- Me encantas - le digo sobre los labios y vuelvo a besarle porque es mi adicción.

Pego mi frente a la suya y le desato. Masajeo sus muñecas y le beso las manos. La más preciosas de las sonrisas se dibuja en su rostro y yo le miro como un tonto.

- ¿Qué acabamos de hacer? - se ríe.

- ¿Te ha gustado? - le doy un beso de esquimal porque necesito mimarle.

- Sí - acaricia mi mejilla. - Ha sido una pasada. Ahora... yo... - me mira de arriba abajo.

- No, pequeño. No es necesario que lo hagas ahora - me acerco a su oído. - Pero no negaré que estoy deseando verte entre mis piernas con mi polla en tu boquita - le susurro.

- ¡First! - golpea mi pecho por ser un sinvergüenza.

- ¿Qué? - me protejo el pecho con las manos, pero no me ha hecho daño. - ¿No acabo de hacerlo yo por ti?

Le agarro de la barbilla y vuelvo a besarle. Creo que no hay nada en este mundo que me guste más que besar los labios de este pequeño chico.

- ¿Vamos a clase? - me propone mientras empieza aborcharse la camisa.

- Pequeño... ahora mismo no puedo - miro hacia mi entrepierna.

- Oh - hacer un perfecto circulo con sus labios.

- Sí. Oh - le miro a los ojos.

Se viste deprisa y antes de marcharse, me hace una paja rápida. Nos despedimos con un beso abrasador y cada uno se marcha por su lado. 

Nunca digas nunca (FirstKhaotung 🔞)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora