Capítulo 10

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Khaotung

- And the Oscar goes to... ¡Me! - Perth hace aspavientos, mientras finge que sostiene la dorada estatuilla mientras agradece el premio a la audiencia. - No me digas que no he sido convincente - me da un codazo en las cosquillas mientras levanta ambas cejas.

- La verdad es que lo que más me ha sorprendido es lo rápido que has llegado a mi círculo de amigos - le digo con sinceridad, porque cuando le he visto aparecer esta mañana con Force, no daba crédito.

- Te lo dije, era muy importante que mi llegada a tu vida fuese a través de otra persona y no de ti directamente, para no levantar sospechas de que me he convertido en tu partner in crime - me explica con naturalidad. - Gracias a tu detallada descripción de Force, no ha sido difícil dar con él - me dice sentándose en la que ya consideramos nuestra azotea y yo me siento a su lado, apoyando la espalda en la pared. - Así que al terminar el seminario de esta mañana me he acercado, he fingido tropezar, he dejado caer mis libros y me he disculpado con un gran sonrojo en la cara - pestañea dramáticamente. - Me he encogido como si temiera que fuese a abofetearme por mi torpeza - pone cara de perro degollado y da escalofríos lo convincente que es. - Force me ha ayudado a ponerme en pie y en seguida me ha rodeado con su gran brazo. Quién diría que es un gran Pápá Oso - chista.

- Force ha sufrido mucho, lo que ha hecho de él una persona muy empática - le explico.

- La verdad es que me ha caído de maravilla. Todos ellos, en realidad. Entiendo por qué los quieres tanto - me sonríe. - Y ahora cuéntame, ¿cómo te sientes tú?

- Bien - contesto de manera escueta.

- ¡Oh! ¡Venga ya Khao! ¡First ha estado completamente pendiente de ti! - vuelve a golpearme las costillas con el codo y esta vez me hace daño. - Para no importarle, no te pierde de vista en ningún momento...

- ¡Bruto! Qué daño, coño - me sobo el costado mientras frunzo el ceño.

- Ya, ya. ¡Lo siento! Ahora, habla - me insta Perth.

Me quedo mirándole durante un momento. Está completamente concentrado en mí. Su cara, parece la de un niño al que están a punto de revelarle los secretos más asombrosos del universo. Expectante, ansioso y risueño. Demasiado risueño.

- Perth, ¿qué quieres que te diga? - resoplo. - He seguido tu consejo. Me he comportado con él como con todos los demás. Pero me... duele.

- Te lo vuelvo a preguntar. ¿Quieres alejarle o quieres acercarte a él? - sus ojos son dos finas rendijas y se parece a un duende malvado, que conteste lo que conteste, no va a creerme.

No hay escapatoria.

- Aún estoy enamorado de él - escucho a Perth resoplar como si mi sincera respuesta fuese más que evidente. Es insoportable. - Pero también tengo claro que no me conviene - Perth vuelve a resoplar y su cara tiene un gesto de total desacuerdo. Me reiría si no me doliera tanto. - Perth - agarro su mano para que se ponga serio, de una buena vez. - First destrozó mi corazón. Pisoteó mi amor. Y uno no se recupera de eso tan fácilmente. Tú lo sabes - digo echando mano de su propio resentimiento.

Veo la punzada del dolor pasado en sus ojos y me odio por haber tenido que haber recurrido a un golpe tan bajo. Pero necesito que mi nuevo amigo entienda que para mí no es sencillo olvidar todo lo que pasó. Acaricia mi mano de manera automática mientras se pierde en su propia historia.

- ¿No crees que, si de verdad me quisiera, nos les hubiera contado a nuestros amigos algo sobre nosotros? - intento no sonar tan deprimido.

- Quizás tiene vergüenza por su comportamiento... - intenta alentarme.

- Quizás no me quiere. Quizás nunca me ha querido - me ahogo, pero aguanto sin llorar.

- Entonces sigue como hasta ahora - me aprieta la mano. - Trátale como a los demás. No dejes que vea que aún te importa. Que aún le... - parece dudar.

- Que aún le quiero - termino su frase y me sonríe, indulgente.

- Sigue así cada día, hasta que tú mismo te lo creas. Hasta que ya no te importe - me dice más animado. - Y quién sabe, quizás conozcas a alguien durante este tiempo que te ayude a sanar más rápido - sonríe.

- No tengo ganas de conocer a nadie - refunfuño.

- Eso no te lo crees ni tú, pero digamos que que te creo - se ríe, pero deja de hacerlo cuando ve mi mal gesto. - En serio, Khao, no te digo que lo busques, pero tampoco te cierres si aparece alguien bueno. ¿Me lo prometes? - mueve mi mano, atrapada entre las suyas. - Porfa, porfa, porfaaaaaaaaa...

- Te lo prometo - digo a regañadientes.

- Y ahora vámonos si no queremos que nuestros amigos sospechen nada - me dice poniéndose en pie y dándome la mano para ayudarme a levantarme también. - ¿Ya no tenemos clases, no? ¿Me invitas a tu casa? ¡Force me ha dicho que tienes piscina!

- ¡Claro! - suspiro agradecido de tener a Perth, con quien puedo ser totalmente sincero.

Bajamos las escaleras y ya no queda casi nadie por los pasillos de nuestra facultad. Vamos hacia la gran campa donde seguramente estén los demás cuando escuchamos a alguien gritar nuestros nombres.

- ¡Khao! ¡Perth! - Es Force y va vestido con su ropa de entrenamiento.

- Mierda - susurro y por inercia, me agacho detrás de una columna.

- ¿Qué pasa? - dice Perth imitando mis movimientos. - ¿Por qué nos escondemos de Force?

- Lleva la ropa de entrenar - le obligo a agacharse y acercarse más a mí, para no tener que hablar alto.

- ¿Y?

- Si nos encuentra nos obligará a acompañarle y nos tendrá haciendo planchas y sentadillas hasta que nos duelan hasta las puntas del pelo.

- ¿Qué? Yo paso -dice medio levantándose.

- Escúchame. Force no va a darse por vencido - susurro y le agarro del cuello de la camisa para que me preste atención. - Le encanta entrenar, pero odia ir solo al gimnasio. Casi siempre es Neo quien le acompaña, pero parece que hoy está sólo, por lo que va a arrastrarme sin piedad. Y tú estás conmigo, así que, te va a tocar acompañarnos también.

- No creo... - parece que no es consciente de lo persuasivo que puede llegar a ser Force.

- Te lo advierto... si nos pilla, no habrá piscina - le ruego.

- ¿Y qué hacemos? - pone voz de angustia.

- ¡CORRE! - le digo agarrando su mano y saliendo disparados en dirección contraria, muertos de la risa.

Nunca digas nunca (FirstKhaotung 🔞)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora