Nunca digas nunca (FirstKhaotung 🔞)

Capítulo 7

First

Khaotung.

Khaotung ha vuelto. Es como un milagro caído del cielo. Lo veo marcharse con su amigo y todavía me pican las yemas de los dedos por el deseo que tengo de tocarle. Ha sido más de un año extrañándole a diario. Extrañando su compañía, su risa, sus besos, su cuerpo...

No he podido dejar de mirarle ni un momento. Tengo claro que no tenía ninguna gana de encontrarse conmigo y lo entiendo. Necesito hablar con él y aclarar las cosas cuanto antes. Tengo que decirle que sigo enamorado de él como el primer día y que quiero que sea mi novio. Y amarle como merece. Y decirle hasta la última persona de esta universidad que él es mío y solamente mío.

Sólo espero que no se demasiado tarde.

Off y yo acompañamos a Gun a su aula y después vamos a la nuestra. Agradezco enormemente que este primer día los maestros no estén dando materia y tan sólo se estén presentando y hablando sobre el funcionamiento del curso. Cuando paramos para comer, Off me informa que va a ir a buscar a Gun. Yo le digo que tengo que ir al baño y salgo disparado hacia la facultad de Khao. No tardo mucho en encontrarle. Mis ojos siempre tuvieron una facilidad asombrosa para localizarle. Le veo reírse con ganas con su amigo y una punzada de celos me pincha el pecho. El chico es realmente guapo y entendería que Khao se hubiese enamorado de él. Pero no quiero. No quiero que sean nada más que amigos.

Les veo despedirse y Force va hacia la cafetería. Khao se marcha en dirección contraria. Así que, sin perderle de vista, le sigo. Poco a poco me voy acercando. En cuanto llegamos a la altura de los baños, le agarro de una muñeca y le arrastro dentro. Cierro con pestillo. En cuanto estamos dentro, le abrazo con fuerza.

- ¡First! ¿Qué haces? - me dice empujándome por los hombros.

Me entristece ver su cara. Es una mezcla de susto y repugnancia. Respiro profundamente para infundirme valor. Ya sabía que no iba a ser así de fácil.

- Pequeño - me aproximo a él de nuevo y él da un paso atrás. - No, por favor, no huyas de mí - le ruego.

- Déjame marcharme - exige con rabia.

- ¿Podemos hablar? - suplico.

- No tenemos nada de qué hablar - gira la cara para no tener que mirarme.

- Por favor - le pongo las manos en los brazos.

- ¡No! - se quita mis manos de encima y sus ojos me miran desorbitados. - No quiero escucharte.

- Pero yo necesito explicarte... - me interrumpe poniendo el dedo índice en mi cara.

- No quiero que me expliques nada. Por favor, te lo ruego. Déjame marcharme - habla con rabia, entre dientes.

- Pequeño - vuelvo a acercarme a él y él vuelve a retroceder.

- No tienes ningún derecho a llamarme así - me ladra.

- Pero tú siempre serás mi pequeño. Te he echado tanto de menos - sigo avanzando porque siento una necesidad imperiosa de abrazarle. - ¿Tú a mí no?

Me mira con incredulidad y sonríe. Pero su gesto es como la de un loco desequilibrado.

- No First. Yo no te he extrañado.

- Sé que las cosas no fueron todo lo perfectas que podían haber sido - avanzo un paso más, pero Khao se queda sin escapatoria cuando su espalda toca la pared. - Pero déjame que esta vez sea diferente.

Estoy encima de él. Tiene la mandíbula apretada pero nuestros ojos están conectados.

Midiéndonos.

Observo su cara con detenimiento y puedo apreciar lo mucho que ha cambiado. Sigue siendo él, pero ya no queda nada de aquel tierno niño. Su pelo ahora no le tapa la cara, sino que lo lleva peinado hacia atrás. Sus carrillos ya nos son tan regordetes como recordaba. Ahora sus pómulos son altos. Lleva dos pendientes que le quedan increíbles. También ha crecido, pero sigo sacándole una cabeza.

Estás guapísimo.

Poseído por este ardor que me ha consumido durante tanto tiempo, me acerco a sus labios lentamente. Voy rezando todo el camino porque me muero por besarle. Chillo como una colegiala cuando estoy a punto de rozar sus labios.

- ¿Diferente? - dice de pronto y siento su aliento cálido en mi boca. - ¿Qué hay de diferente aquí? - suelta con sarcasmo.

Me separo de él, un poco aturdido porque no me esperaba esta reacción. Se endereza y me mira con dureza.

- Dime, First, ¿qué hay de diferente esta vez? - levanta los brazos con las palmas hacia arriba. - Seguimos estando dentro de un jodido cuarto oscuro - me pica el pecho mientras escupe con rabia. - Sigo siendo tu puta vergüenza.

Sus palabras me dejan en shock. Miro a mi alrededor, comprobando que tiene razón. Boqueo sin saber que decir, avergonzado.

Asqueado, Khao me empuja por el pecho y vuela a la puerta. Quita el pestillo y cuando está a punto de salir, le agarro por el codo, muerto de miedo porque no quiero que me abandone.

- Khao, por favor, no te vayas - suplico.

- First - suspira mi nombre. - Te lo ruego, deja las cosas como están. Es lo mejor para los dos.

- ¡No! Lo mejor es que estemos juntos - pataleo como un niño berrinchudo.

- Te lo pido por favor. Sólo vamos a hacernos daño. - niega con la cabeza. No parece enfadado. Está decepcionado y triste. - Si no lo quieres hacer por mí, hazlo por nuestros amigos. No quiero que esto afecte a nuestra relación con ellos.

- Pequeño - no puedo evitar acariciar su rostro.

Khaotung cierra los ojos y se deja acariciar hasta que recuerda que no me quiere ni ver.

- No puedo hacer esto. Lo siento - dice antes de marcharse.

He podido distinguir perfectamente una lágrima corriendo por su preciosa cara. Mi primer instinto es salir tras él, pero el pasillo empieza a estar abarrotado de estudiantes y no me atrevo.

Vuelvo a encerrarme en el cuarto de baño. Gruño y grito enfadado conmigo mismo, asqueado de ser tan cobarde. Le doy un puñetazo a la pared deseoso de sentir dolor, en un vano intento de purgar mi vergüenza.

- ¡Joder! ¡Vaya puta mierda! - me dejo car por la pared, tirándome de los pelos.

Rompo en llanto completamente perdido. Khaotung no quiere nada conmigo y ahora lo entiendo. Me pongo en su piel y entiendo que esté tan molesto y decepcionado. Pero yo tampoco estoy mejor. Le he extrañado tanto que he llegado a tener dolor físico. Y ahora, tenerlo tan cerca y tan lejos a la vez, va a acabar con la poca cordura que me queda.

¿Cómo voy a poder sobrevivir viéndote a diario sin poder estar junto a ti?