4. Salida con Amigos

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A la mañana siguiente terminé mis clases y antes de salir de pociones dos manos toman mis muñecas. Yo ví a mis captores, que también estaban confundidos por lo que ocurría.

—Yo la necesito. No, yo la necesito. Yo la pedí primero —dijeron al unísono mientras me jalaban a sus lados logrando casi resbalar mi mochila de mi hombro

—Chicos me van a dejar sin brazos —dije jalandolos hacía mí dejándolos frente a frente—. Puedo hacer ambas cosas, sólo necesito que cuenten sus secretos. Tenía entendido que entre ustedes no había secretos

—¿No te enojas si te digo? —preguntó George. El primero en ceder

—Estará en discusión

—Bien. Invité a Alba a nuestro laboratorio para que me ayudará con los caramelos larguilingüos que queremos hacer

Fred pensó unos minutos las palabras de George y después se acercó a él a susurrarle algo al oído haciéndolo reír. No supe qué le dijo pero de repente me soltó la mano y siguió caminando con Fred guiandome detrás de él.

—¿Entonces en qué quedaron?

—Vendrás con ambos —dijo George con entusiasmo

—Okay —dije tranquila y sin darle importancia.

La verdad es que en todo el camino yo iba corriendo mientras ellos iban dando dos pasos. Eran demasiado altos como para seguirles el paso sólo con dos pasitos de mi persona y pues si me quejaba y lo único que logré fue que George cargará mi mochila. Me llevaron a una aula abandonada en un pasillo abandonado estaba muy solitario, y muy seguramente era un área de reunión de los fantasmas del castillo.

—Bienvenida a nuestro humilde laboratorio —dijeron haciendo una reverencia exagerada

Era un lugar bastante agradable, un escritorio con varios calderos, ingredientes en otro escritorio desordenados, bocetos de ideas en otro. Un desastre en pocas palabras.

—Es... interesante —dije acercándome al escritorio con calderos, algunos tenían mezclas viscosas—. ¿Alguna vez lavan estos calderos?

—Solo cuando vamos a hacer algo nuevo

—Bien... comenzaremos con lo primero en ambos casos.

—¿Ambos casos? Pensé que estaban en una cita —preguntó George haciéndome enojar

—¿Le dijiste que estábamos en una cita? —le pregunté a Fred cruzandome de brazos

—No puedo humillarme ante mi hermano —le restó importancia

—Bien, entonces cancelo está supuesta cita y me enfoco en lo que me pidió George— dije sonriendo tomando el brazo de George abrazándolo. Lo sentí rígido y Fred frunció el ceño.

—Prometiste ayudarme

—Y lo haré, solo no ahora —dije moviendo mi varita hacía los calderos para que comenzaran a limpiarse mientras arrastraba el brazo de George conmigo hasta la mesa de ingredientes—. Bien George, dime cuál es el orden de los ingredientes en está mesa

Fred se puso cómo niño berrinchudo a un lado de la mesa pidiendo atención cada cierto tiempo haciéndome reír mientras ayudaba a George a acomodar los ingredientes en pequeños frascos que multiplique. Cuando terminamos los etiquetamos y colocamos en orden alfabético además de hacer una lista de ingredientes a conseguir y los que ya quedaban pocos. En pocas ocasiones le decía a Fred que me alcanzará algún ingrediente, para que se sintiera útil, o le pedía que me ayudará a sostener mi túnica, que dejó en una silla junto a nuestras cosas.

—Listo. Terminamos con los ingredientes, mañana podremos seguir con los calderos —dije mientras quitaba el hechizo de limpieza de los calderos dejándolos secos y apilados en el espacio que sobro en la mesa de ingredientes

𝑼𝒏 𝑨𝒎𝒐𝒓... ¿𝑶 𝒅𝒐𝒔? • 3ra RD Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora