8. En las Rivalidades no hay Amistades

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La vuelta al castillo fue bastante tranquila, a James lo encontré en el transcurso del tren, nos sentamos juntos y hablamos durante todo el camino sobre las posibilidades en las pociones. Era un genio en pociones y realmente era muy inteligente, me sorprendió saber que el romero podría usarse para muchas cosas, además de que me dió sus notas para Historia. Era un buen chico. En cuanto comenzaron las clases de nuevo con James nos saludabamos en los pasillos, casi ninguno de mis amigos se daba cuenta de que lo saludaba porque siempre estaban distraídos.

Pude ver a Fred pasar con la chica bajo Slytherin bajo el brazo, chica que ya tenía un nombre Fiorela Rowley, mitad italiana, muy hermosa, estudiante promedio, casi no habla con nadie qué no sean sus amigas, no me daba buena vibra, pero si Fred estaba feliz yo estaba feliz por él. Me dolía mucho verlo feliz con alguien que no era yo, pero aprendí a resignarme.

Cerca del partido de quidditch de Gryffindor estaba encerrada en el pequeño salón de experimentos con George, Fred había desaparecido todo el día y según el pelirrojo menor había ido con su chica por ahí. No le dí mucha importancia porqué no podía meterme en eso, no eran mis asuntos; pero George estaba muy enojado.

—Es un idiota

—No es un idiota, sólo está enamorado. Déjalo experimentar

—No me enoja eso. Me enoja que sea un idiota y me deje plantado por una chica —dijo dejando de cortar el romero para la poción experimental para los bombones desmayo (aun no lograbamos hacerlos perfectos)—, nunca lo hace, ayer quedamos en que te ayudaríamos con las pociones. El me lo prometió, me dijo que sólo se enfocaría en eso. ¿Y qué es lo que hace esta mañana? Decirme “Fiorela quiere saltarse las clases, nos vemos después hermano” Es un idiota

—Bueno… yo nunca tuve esté tipo de problemas con mi hermano así que no puedo aconsejarte… pero si puedo distraerte —dije saltando en mi lugar ante una idea

—¿A qué te refieres?

—Deja eso —pedí tomando sus manos me miró confundido—. Vamos a tener una tarde de amigos, vamos a escabullirnos en los pasillos, haremos unas cuantas bromas y si no te sientes mejor para el final de la tarde podemos ir a las cocinas antes de la cena.

—No es lo mismo

—Tal vez no será lo mismo, pero al menos te distraerá

—No creo que…

—No está en discusión, George. Vamos —dije arrastrándolo hasta la puerta con una mano mientras la otra se encargaba de mover la varita para guardar todo lo que habíamos usado.

Durante toda la tarde hicimos un par de bromas a chicos de séptimo y uno que otro Slytherin(esos fueron idea de George). Se veía más animado, ya no tan enojado y parecía disfrutar, terminamos en la biblioteca leyendo un libro muggle que le interesó a George al no tener más ideas de bromas. Estábamos en una sección casi al final dónde había una especie de sala pequeña de estudio abandonada que también usaban de almacén, tenía un sillón dónde recosté mi cabeza en el regazo de George dejandolo acariciar mi cabello mientras leía en voz alta para ambos. No sobra decir que me quede dormida y me despertó gritando, haciéndome caer al suelo en un segundo.

—Idiota no grites para despertarme —me quejé levantándome

—Lo siento… tenía que hacerlo en algún momento —dijo entre risas

—¿Ya es hora de la cena?

—En quince minutos, vamos murciélago—dijo extendiéndome el brazo, claramente lo tomé

Salimos riéndonos del lugar porque George se dió en la pierna con la pata de una silla mal acomodada. El karma instantáneo es genial. Llegamos al comedor aún entre plática y risas hasta que Fred muy angustiado y al parecer enojado llegó hasta nosotros.

𝑼𝒏 𝑨𝒎𝒐𝒓... ¿𝑶 𝒅𝒐𝒔? • 3ra RD Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora