46. Riesgos

52 7 0
                                    

Advertencia: Contenido Explícito

Bien, mi trabajo en San Mungo. Fui aceptada justo una semana después de dejar mi solicitud, pero gracias al universo me tocó ir una semana después de la inauguración de la tienda, así que pude ayudar a los gemelos aunque sea una semana. Después de eso fuí la primera en dejar el piso casi a las seis de la mañana y desaparecer en las flamas flu para llegar a San Mungo más rápido. Lo que no me esperaba era que la chica de la recepción me mandara directo a la planta baja "Accidentes provocados por artefactos" dónde se supone que me estaban esperando.

Un medimago qué se veía jovén y se veía que era el "jefe" del área se pasaba de paciente en paciente leyendo los expedientes, le pregunté a una de las enfermeras dónde podía dejar mis cosas y cuando me dijo que detrás del mostrador de recepción de esa área rápidamente hice lo que me dijo y me acerqué al qué sería mi jefe. Me presenté e inmediatamente me mando al área de emergencia por accidentes de escobas, terminé rápidamente con unos cuantos pacientes. Me asignaron rápido más y pues me di cuenta que los pacientes no paraban de llegar, tuve que areglarmelas yo sola para conseguir las pociones que se supone que me debían proporcionar y cuando mi turno terminó deje mi firma. Fue un día extenuante pero productivo, salí justo en la hora de comida de los gemelos así que me aprecí en el piso rápidamente.

—Ya llegué —dije al aire dejando mis cosas en el sofá de la sala. El único hasta el momento.

Nadie respondió así que supuse que aún estaban en la tienda, me cambié rápidamente y bajé para ver a los chicos, caminé por el pasillo de las oficinas y encontré la puerta de Fred abierta. Estaba parado dándome la espalda con las mangas de la camisa hasta los codos, los guantes puestos, las manos en los bolsillos delanteros, el cabello medio alborotado, podía ver un poco que tenía unos lentes sobre su cabeza y estaba muy concentrado viendo unos pergaminos que tenía en la pizarra de la pared. Cuando me acerqué estaba murmurando cosas, se veía muy guapo a decir verdad y sólo me quedé ahí observandolo mientras me sentaba en una de las sillas frente al escritorio.

—¿Hace cuanto llegaste?— me preguntó sin voltear a verme haciéndome sonreír

—Hace unos minutos, venía a verlos y asegurarme de que siguieran vivos

Se rió un poco y después volteó para agacharse y darme un beso lento. Sin separarse mucho de mí me sonrió y habló

—Hola

—Hola —dije devolviéndole la sonrisa, me robó otro beso rápido y me reí

Lo ví caminar detrás del escritorio y sacar una bolsa que parecía de comida.

—¿Tienes hambre?

—Sí —dije haciendo un puchero, se rió y me extendió la comida— ¿Tu ya comiste?

—Comida sí, pero quisiera comerme otra cosa —me dijo moviendo las cejas haciéndome reír

—Estoy cansada de reparar huesos y curar lesiones creadas por personas cayéndose de escobas y golpeadas por calderos hechizados no estoy de humor ahora —dije sonriendo mientras él se sentaba a mi lado—Te sorprendería saber la cantidad de madres que no vigilan a sus hijos cuando estan jugando al quidditch.

—En nuestra defensa mi madre no nos dejaba jugar quidditch y lo hacíamos a escondidas

Me reí un poco, comencé a comer y contarle lo que había visto esas últimas horas mientras el sólo me veía sonriendo y prestando atención. Cuando terminé de comer lo miré un segundo y recordé lo que estaba haciendo cuando llegué

—¿Qué estabas haciendo cuando llegué?

Tomé los lentes que tenía en el cabello para examinarlos parecían lentes de lupa, qué aumentaban el tamaño de las cosas

𝑼𝒏 𝑨𝒎𝒐𝒓... ¿𝑶 𝒅𝒐𝒔? • 3ra RD Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora