25. Ramera

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Advertencia: Contenido Explícito

Los días en la madriguera eran lindos, me gustaba despertar y ver por la ventana una vista del paisaje más bonito, un bosque pequeño, el granero y la huerta. Esa mañana era el día que nos moveríamos de casa segura, mi tío Severus me envió una carta diciendo que mis cosas ya estarían ahí cuando llegará y que mi madre y Blaise estaban bien hasta el momento. Ya saben con eso de que no podía mandarles cartas, al menos sabía que estaba bien. Me levanté temprano de entre los brazos de Fred para poder ayudar a Molly con los baúles de los chicos y el desayuno, los ví bajar a uno por uno con el cabello aún revuelto pero cambiados, Ron ni siquiera me molestó o hizo un comentario de tan dormido que seguía, Ginny me sonrió aun adormilada, Percy bajo ya listo para ir a trabajar al igual que Arthur y Bill, George y Fred fueron los últimos en bajar, Fred tenía un puchero en la cara y cuando me vió exageró voltearme la cara. No le gustaba qué lo dejará despertar sólo.

Una vez todos desayunados Molly hizo un hechizo a un bolso grande dónde guardo los baúles, las escobas y unas cuantas cosas más, salimos de la casa y caminamos hasta el pueblo durante una media hora, llamó al autobús noctámbulo y en cuanto pague Stan me volvió a dar una sonrisa coqueta mientras Fred me tomaba por la cintura para demostrar territorio además de que me hizo sentarme en su regazo “por seguridad”. Fue un camino muy incómodo hasta Grimmauld place por las miradas que me daba Stan de vez en cuando.

En cuanto bajamos del autobús Fred me abrazó por detrás presionando sus caderas con las mías haciéndome tensar por la sensación de su erección contra mi espalda haciéndolo reír y esconder su cara en mi cuello dejando besos pequeños.

—Lo siento, murciélago —susuró—. No pude evitarlo contigo encima de mí todo el camino.

—Esta bien —dije asintiendo aun un poco tensa—. Solo no te despegues porqué claro que se ve la carpa.

—Solo muévete un poco más cerca —su respiración toco mi cuello y sus manos en mi abdomen empujaron hacía atrás mis caderas haciéndome sentir su erección ahora entre mis glúteos haciéndome reír un poco por las pequeñas cosquillas en mi vientre —. Solo deja que lleguemos y podamos estar solo veremos si te sigues riendo

Yo trague saliva y tomé sus manos para seguir caminando detrás de Molly, nos mostró un papel con la dirección y qué era la sede de la Orden y bla bla bla. Entramos y las paredes tapizadas horriblemente nos recibieron junto a Sirius Black un poco más aseado que su foto en el profeta. Nos dijo que habitación usaríamos y en cuanto los gemelos tuvieron su habitación Fred miró a George con súplica comunicándose casi telepáticamente, ya saben gemelos. George bufó y bajó a la sala de estar con su madre mientras Fred me arrastraba dentro de la habitación cargándome hasta dejarme sobre la cama, él entre mis piernas y besando mi cuello.

—¿Qué tan desesperado estás? —me burlé haciéndolo reír

—No cortes la inspiración preciosa —murmuró sobre mi clavícula mientras sus manos trataban de quitarme los pantalones

—Eres muy fácil de desesperar Freddie —me burlé cambiando la posición —, pero no estás lo suficientemente desesperado

Me senté sobre su erección moviendo las caderas mientras quitaba mi suéter y mi blusa dejándome solo en sostén y mis pantalones. El se sentó tomándome por la cintura y adentrando una mano en mi pantalón para comenzar a acariciarme por sobre la braga.

—¿Quieres convertir ésto en una competencia, murciélago? —preguntó sobre mi mandíbula. Solté un jadeo al sentirlo comenzar a presionar mi clítoris—  Porqué sabes que soy muy bueno para las competencias

—Pues te he ganado varías veces

—Y en otras yo te he dejado ganar, mi amor

—Quisieras —dije volviendo a unir nuestros labios en un beso apasionado moviendo más rápido mis caderas sobre su mano

𝑼𝒏 𝑨𝒎𝒐𝒓... ¿𝑶 𝒅𝒐𝒔? • 3ra RD Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora