𝑼𝒏 𝑨𝒎𝒐𝒓... ¿𝑶 𝒅𝒐𝒔? • 3ra RD Harry Potter

48. Angustia

Los días y meses pasaron, la tiendo iba demasiado bien y mi carrera cómo sanadora iba genial teníamos todo en orden todo estaba perfecto. Eso fue lo que pensé cuando recibimos la primera advertencia.

Fred y George habían estado poniendo carteles burlándose de los Lestrange, yo les había dicho que los quitarán que no debíamos meternos en esas cosas porque terminaríamos siendo atacados, nos estábamos arriesgando demasiado, soltaron el argumento de "No es tu tienda" y la verdad me dolió, yo también me había desvivido por la tienda, cómo ellos decían, así que los deje pasar y les dije qué tenían razón, que era su tienda y que yo no debía meterme en eso. Fred se disculpó varias veces de distintas maneras, Flores, joyas, cumplidos, sexo de reconciliación qué le negue y por su puesto sus disculpas arrodillándose, lo perdoné pero sólo era para que no se humillara arrodillándose. Lo amaba pero me había dolido mucho que dijera eso.

Un día que había salido por las compras al mercado del callejón los atentados en éste comenzaron. No hubo muertos pero si muchos heridos, yo fui una de esas heridas, pero no fue tan grave cómo otras personas logré curar rápidamente la herida y comenzar a ayudar a otras personas. Un par de enmascarados llegaron desde el callejón knocturn lanzando hechizos a diestra y siniestra, traté de pararlo y por un momento creí que lo iba a lograr hasta que me lanzaron una maldición a la pierna y caí. Se llevaron a un hombre, lo sacaron arrastrando de Ollivanders, no era el dueño, el hombre simplemente estaba ahí. No sabía quién era el hombre o porque lo querían, pero iba pidiendo por su vida, pasaron a mi lado los escuchamos caminar una calle y después un vidrio quebrarse y un grito, reconocí la voz de Fred y me asuste.

Mientras trataba de ir hacía la tienda con la pierna aun adolorida pensé que tal vez la batalla de Hogwarts se repetiría y que el secuestro de ese hombre sería cómo una especie de comienzo del reino del terror de los Lestrange, que tal vez era el igual a Ollivanders en los libros. Cuando llegué a la tienda las personas estaban saliendo rápidamente mientras Fred estaba ahí estático mirando a los lados, la vitrina estaba rota y había un ladrillo con un papel. Al principio pensé que se veía muy cliché pero después me puse a temblar. Fred me vió correr cojeando y seguramente con cara de dolor, me observó con detenimiento buscando heridas y después me besó, ni siquiera me dejó hablar o explicar que pasaba simplemente me besó.

—¿Estás bien? —pregunté en cuanto nos separamos, me dí cuanta que estaba llorando y limpié mis lágrimas rápidamente— ¿Y George? ¿Qué paso?

—Eso último debería preguntar yo ¿Estás bien? Escuché los gritos desde el mercado. ¿Esos idiotas te hicieron algo?

—Una maldición en la pierna pero ya está curada sólo es el dolor. Se llevaron a un hombre y luego vinieron hacía aquí. Me imagino que ellos lanzaron ese ladrillo.

—Sí, dos encapuchados. Se desaparecieron antes de que pudiera enfrentarlos. ¿Y cómo que se llevaron a un hombre? Debemos informar a la orden de inmediato, seguro que ellos saben que hacer.

—Fred. Eso es una advertencia y lo sabes —dike apuntando a la vitrina rota

—Chicos... —George nos llamó desde la tienda— Tiene que ver esto.

Nos acercamos y vimos que el papel tenía algo escrito en francés. No reconocía y verdaderamente no sabía la traducción exacta porque no sé francés, pero decidimos llevar el papel a una reunión con la orden. Desde entonces Fred me acompañaba a todos lados donde tuviera que ir sola, cómo el mercado o algunos ingredientes para pociones que necesitaba para San Mungo.

Cuando la reunió con la Orden se hizo en Grimmauld place Fred no paraba de abrazarme, cómo si se asegurará de que estaba ahí con él, tuve que entrar a la reunión para informarles lo que había visto mientra los gemelos informaban de la advertencia a la tienda. Nos ofrecieron ir a una casa de seguridad o volver a Grimmauld, pero no podíamos abandonar la tienda y mucho menos yo dejar se ir a mi trabajo. Dumbledore me ofreció unirme a la orden pero volví a negarme, estaba consciente de que era meterme en la boca del lobo desde que tenía 16 y mi novio murió en ese atentado en los mundiales, pero Fred y George estaban metidos hasta el fondo, toda su familia lo estaba y por las actitudes de Blaise y mi madre las últimas veces que los ví o me hablaron estaba segura qué ellos también lo estaban de una u otra manera, muy probablemente por mi bendito padre mortifago muerto.