Transcurrieron un par de semanas desde el accidente y mi cuello se encontraba mucho mejor, la incomodidad en la espalda persistía un poco, pero le restaba importancia.
Esa tarde si iríamos al cine. Aquella vez Nate, comprendió de buena gana el porqué no fuimos y sus ojitos exaltados por el miedo me arañaron el corazón.
Tan solo ocho años y comprendía los riesgos y consecuencias de un accidente por leve que fuese.
Me aseguré de convencerlo de que toda iba bien y a la mañana siguiente, me sorprendió con el desayuno en la cama: Un cuenco de cereal con leche, una manzana, un vaso de zumo de naranja y hasta una florecita de lo más hermosa «Qué me confesó al final que la había tomado de los floreros del vecino» por poco me ahogué entre tanta ternura.
En mi mente no dejaba de rondar la imagen del imponente Ethan Montes de occa y el sinfín de emociones que me causó con tan solo estar frente a mí, mirándome.
Era extraño y me dejaba un mal sabor de boca querer verlo de nuevo aunque solo fuese de lejos...
—¿Y se puede saber en qué piensas tanto? —inquirió mi mejor amiga y socia, Ghail con una ceja enarcada mientras sorbía su té verde.
—Nada en especial, solo recuerdo un poco el accidente. —le dije la verdad a medias, aunque más temprano que tarde tendría que contarle sobre Ethan Montes de Occa.
Ella era muy intuitiva, pero ¿Realmente había algo que contar?.
—¡Oh vamos, April! ¿En serio te brillan los ojos por solo recordar el accidente? Eres increíble. —y aquí iba. —¡Oh no espera...!
¿Por qué tenía que ser tan sabionda? La muy condenada estaba muy cerca de lo que realmente me tenía pensativa. Enrojecí casi pasando a un purpura de la vergüenza y le di la espalda arreglando unos kimonos que acababan de llegar.
—No puede ser, ¿te gustó él hombre a quien chocaste? — rompió a reír escandalosamente.
Lo sabía, me conocía demasiado bien. La desgraciada tenía que ser bruja ¿Quién la callaría ahora?.
—Cállate, Ghail. —le exigí seria.
—Calma leona, es que no puedo creerlo, ¡hace mucho que no te atraían ni los galanes de los K-dramas! Han despertado a la mujer en tí y ¡Eso me encanta! —ronroneó la sinvergüenza, la miré horrorizada.
—¿De qué hablas? A mí no me atrae nadie. Solo olvídalo, lo más probable es que no vuelva a verlo así que déjalo correr...
«Sin duda, eres tu peor enemiga, April» Ella se carcajeó aplaudiendo como foca y rodé los ojos.
—¿No qué no?, a ver, ¿de quién se trata? Quién quita y vuelves a verlo está tarde justo en el cine. —me miró sugestivamente.
—Eres incorregible Ghail. —suspiré, negandome a darle cualquier dato.
—Y ahora que lo mencionas tengo que irme. Te veo mañana. —me despedí con un beso en la mejilla y tomé mi bolso.
—¡Oye! Pero si aún no me cuentas nada...
Fuí directo a por Nate, que estaba bajo el cuidado de mi hermano Samwell, quién se ofreció a acompañarnos al cine sólo para no dejarme conducir.
Me tomado agarrado fobia desde que se enteró que el accidente fue gracias a qué me había pasado un semáforo en rojo. No le discutí su argumento.
Llegamos al cine y estaba repleto, pero Nate parecía encantado, Sam y yo nos dedicamos una mirada exasperada y resolvimos que mejor él hacía turno para las entradas y yo para las golosinas.

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TERCER ENCUENTRO. (LIBRO I)
RomanceSumérgete en esta emocionante historia que te atrapará desde el primer capítulo con su intenso contenido lleno de romance, erotismo, secretos, inseguridades y mucha pasión. Acompaña a Ethan y April en la travesía que les espera para poder estar junt...