Jin Aera, una figura destacada en JYP Entertainment, había abandonado su sueño de convertirse en idol hace años. A pesar de ello, su amor por la música la impulsa a componer y producir canciones para otros artistas.
Han Jisung es miembro del famoso...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Han estaba nervioso porque iba a conocer a los padres de Aera. Ella le había hablado mucho sobre ellos y sabía que querían conocerle, lo que le inquietaba.
Los encuentros sociales no se les daban bien, y aunque haría un esfuerzo porque era la familia de su novia, la ansiedad que estaba sintiendo no se iba.
—¿Estás seguro de que vas a llevarlo bien? —habló el líder, ligeramente preocupado —. ¿Sabe Aera el problema que tienes?
—Lo sabe, y yo le he asegurado que me apetece hacerlo, no me ha presionado para nada.
Aera y él habían hablado de ese tema mil veces. La chica quería sobre todo su comodidad y no le obligaría a venir con ella.
—Vale, pues entonces relájate. Irá todo bien.
—Eso espero, me voy entonces. Aera tiene el coche aparcado fuera —dijo —. Y vete a dormir, por favor.
—Lo haré —respondió el idol —. Salúdala de mi parte.
—Está bien.
Cuando entró en el asiento de copiloto del coche, la saludó con una gran sonrisa. Llevaba unas gafas de sol y una gorra puesta, al igual que él.
—¿Te ha costado levantarte? —le preguntó —. Porque a mí muchísimo. Es lo que menos me gusta de ir a casa de mis padres, las cuatro horas de coche.
Salieron a altas horas de la madrugada para poder llegar por la mañana a Busán y no perder el día simplemente en el trayecto.
—Los nervios no me han dejado dormir mucho —confesó —, así que no he tenido ese problema.
—Sabes que voy a estar a tu lado en todo momento, ¿no? Y si necesitas irte, lo hacemos.
—No tienes que hacer eso, voy a estar bien, pero muchas gracias.
El camino a Han se le hizo realmente corto porque estuvo todo el tiempo durmiendo. La presencia de Aera lo había tranquilizado y pudo descansar recuperando las horas de sueño de la noche anterior.
—Hannie, despierta, hemos llegado.
El chico parpadeó confuso varías veces y se incorporó para salir del coche. La familia de Aera estaba esperándolos fuera, en la puerta de lo que Han supuso que era el restaurante de sus padres.
—¡Aera! —corrieron hacia ella varios niños pequeños —. Te hemos echado de menos, eres la única que quiere jugar con nosotros.
—¿Ah, sí? —fingió sorpresa para seguirle el juego a su sobrino. Se agachó para estar a su altura y revolverle el pelo —. Voy a tener que hablar con tu madre, entonces.
—¡Y con la mía también! —añadió otro —. Con tanto trabajo no tienen tiempo para nosotros.
—Está bien, lo haré con todas vuestras madres —sonrió.
