Jin Aera, una figura destacada en JYP Entertainment, había abandonado su sueño de convertirse en idol hace años. A pesar de ello, su amor por la música la impulsa a componer y producir canciones para otros artistas.
Han Jisung es miembro del famoso...
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Aera estuvo las siguientes semanas sin parar de ensayar y cantar para que todo fuera bien.
Había soñado muchos años con ese momento. Tener un propio álbum y presentarlo. Quería que todo saliera perfecto.
Quizás ese era el motivo por el que, a pesar de saber que Han había vuelto de su viaje a Japón, no había tenido tiempo para ir a verle.
Le sabía mal, muy mal, de hecho, pero es que apenas pasaba por su casa. Iba a su estudio o a la sala de baile a primera hora de la mañana y hasta la madrugada no ponía rumbo a su casa.
No sabía cuántas veces Jimin la había regañado ya, pero no podía hacerle caso y descansar más. Una hora de sueño era un tiempo valioso que perdía sin ensayar.
Además, JYP le había trasmitido la importancia a su carrera que tenía ese álbum. Era decisivo para saber qué rumbo tomar con Aera. Tenía mucho en juego.
No quería que las cosas salieran mal como la entrevista, y tampoco podía permitirse que fuera decente como sus anteriores shows musicales. Ahora tenía que ser perfecto.
Tenía que causar impacto.
—¡Voy al estudio! —gritó a su compañera desde la entrada, mientras abría su puerta.
—¿Ya? ¿Sabes qué hora es? —dijo extrañada —. Me sorprende incluso que estés despierta, odias madrugar.
—Sí, pero últimamente me cuesta un poco dormir, y para dar vueltas en la cama, ensayo.
—Aera...
—Sé que no es bueno —la interrumpió porque no quería escuchar otra charla de nuevo, ya estaba cansada —, pero solo será hasta que salga el álbum. Unos días más.
—No mientas, sabes que no será solo unos días —cruzó sus brazos —. Al menos seguirás un mes más hasta que terminen tus promociones, y lo sabes.
No quería mentirle a la cara, pero es que tenía razón.
—No lo sé, Jimin —dijo —. Nos vemos luego.
Justo cuando iba a cerrar la puerta, Jimin elaboró una pregunta que la descolocó un poco.
—¿Has hablado con Han?
—¿Con Han?
—Sí, ¿has hablado con él? —insistió.
—No sé a qué viene esto —respondió confusa —, pero sí, nos escribimos un poco ayer.
—¿Desde cuándo te escribes con él un poco? Normalmente, no paras de teclear en el teléfono a todas horas.
—Lo sé, pero paso la mayor parte del día en la empresa y no suelo coger mucho el móvil. Él lo entiende, no está enfadado.
—Es incapaz de enfadarse contigo, pero no significa que no piense que pasas de él.
