♣12♣ Hospital Hoover

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¿Cuándo me quedé dormida?

Mis ojos, que apenas podían abrirse, hicieron un recorrido de la habitación aún oscura hasta llegar a la ventana más próxima. Las farolas seguían alumbrando las calles, al igual que la luz de la luna.

Pronto el sol saldría e iluminaría todo, así que pensé en bajar e intentar comprar algo de desayuno para todos en compensa por haberme dejado dormir con ellos. Pero algo hizo que me quedase congelada en mi sitio.

Sigo sobre la cama de Rantaro.

Antes de que pudiera reaccionar, una mano fría levantó el pliegue de mi camiseta y recorrió lentamente mi cintura hasta quedar sobre mi estómago. Con ayuda de esta, hizo que me juntara más hacia algo, quedando aún más inmóvil de lo que ya estaba.

Sus grandes dedos dibujaron garabatos invisibles sobre la piel de mi vientre, aparentemente, ayudándome a que me relajase.

Shhh, todavía es temprano, sigue durmiendo...

El soplido de un pequeño susurro a mi espalda provocó que esas "mariposas" del estómago revoloteasen.

—A-Amami... —Al tartamudear su nombre, el chico dejó escapar una pequeña risa—. P-perdona si te desperté...

Mi mente apenas podía procesar todo lo que estaba ocurriendo, así que lo primero que se lo ocurrió fue disculparse por usurpar la cama de otro y despertarle.

El peliverde volvió a acercar nuestros cuerpos, tanto que sentía su respiración sobre la parte trasera de mi cuello.

—Tu respiración cambió. —Su voz ronca rebotó sobre mis oídos.

¿POR QUÉ ESTE CHICO DEBE DE SER TAN SEXY?

Al volver a despertarme, no había nadie a mi lado ni en toda la habitación.

¿Fue un sueño?

Mis pies descalzos iban y volvían de un lado a otro de la habitación de Rantaro, intentando saber si realmente fue un sueño o no.

El susodicho hizo que saliera de mi trance, ya que este se rió al verme en este estado. Al girarme, me lo encontré apoyado sobre el marco de su puerta mientras cargaba una bolsa blanca.

Amami llevaba puesto una gran gabardina marrón, conjuntada con unos pantalones grises y una camisa de cuello alto negra metida en estos.

Mis mejillas no pudieron soportar no enrojecerse al recordar todo lo que pasó anoche.

—¿Buscabas algo...? —El chico cerró la puerta y se acercó en calma hacia su escritorio.

Si no fuera un sueño, él estaría igual de avergonzado que yo, ¿no?

—Sí, ¿sabes dónde está mi ropa? —Señalé la camiseta del pijama de Haruka.

—Oh, olvidé decírtelo anoche. —Dejó la bolsa sobre su escritorio y empezó a sacar de ella pequeños dulces—. Esta mañana seguía mojada, así que estaba pensando en darte algo de la mía.

—No te preocupes, no quiero causar más molestias... —Rasqué avergonzada la parte trasera de mi cuello.

—Nunca has causado molestias. —Se acercó para darme un pequeño dulce envuelto en una capa de chocolate—. Mis hermanas se han comido todo, así que pensé en traerte algo para desayunar.

Cásate conmigo, por favor.

Cuando terminamos de desayunar en su habitación, fui al baño y me vestí con mi ropa mojada. Rantaro no pudo soportar verme así, por lo que me dio una de sus sudaderas.

¿Solo por ti? (Nagito x lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora