♣18.2♣ CORRE

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—¿ME ESTÁS JODIENDO? —Pegué un grito ahogado, intentando no llamar la atención de mi alrededor.

Mi mente terminó de colapsar al instante de pensar en las peores escenas en las que Shuichi podría estar: nos han descubierto o estará buscando por él mismo y Cariel podría pillarle.

La cosa es que NINGUNA DE LAS DOS OPCIONES ES BUENA.

—No, su micrófono dejó de funcionar, como si alguien se lo hubiera arrebatado, y no me aparece su ubicación en este trasto. ¡Búscalo! —El sonido de estática provocó que mis oídos pidieran ayuda metafóricamente.

Sin otra opción, intenté completar las dos misiones en una, ya que las dos eran buscar algo a través del casino. Lo duro fue que, al bajar mi mirada, me encontré con ese pequeño temblor en mis manos que no había vivido desde el incidente con Ouma.

Mientras avanzaba de nuevo por el casino con una sonrisa falsa, toqué un poco la peluca para saber si seguía en su sitio, al igual que el aparato electrónico en mi oído.

Lo peor que podía hacer era levantar sospechas, pero no pude aguantarme las ganas al reconocer a una mujer que anteriormente estuvo cerca de mi compañero.

Sus ojos rosados se posaron en mi al notar mi tímido toque en su hombro. Pude ver su expresión de duda, al igual que desprecio al no esperar ser yo la persona que quería ver.

—Perdone, ¿ha visto a un chico con un traje negro y abierto en el escote y-? —Intenté recordar cada detalle de Shuichi, contando con cada dedo los que pude llegar a mencionar.

—No, pero ya me gustaría jaja. —Se río de mi, lamiendo sus labios antes de volver a centrarse en el juego en el que estaba.

Ha sido bastante productivo, muchas gracias.

Suspiré pesadamente antes de dar la vuelta y girarme hacia otro lado...

¿DÓNDE ESTARÁ...? ¡Puede que esté en el baño!

Con todas las esperanzas puestas en que haya tenido una emergencia en el último segundo, me adentré en el baño de chicos y empecé abrí cubículo por cubículo, obviamente mirando la parte baja antes de entrar.

En uno de estos, visualicé los zapatos de vestir negros que llevaba Saihara, por lo que me precipité en abrirlo rápidamente, encontrándome a un hombre mayor centrado en su teléfono.

—¿Roger? —Los orbes del hombre aparentaron duda y, antes de que abriese la boca, cerré fuertemente la puerta—. Dios, perdóneme.

Me acerqué a los espejos del baño, apoyando ambas manos en el lavabo blanco. Todas mis esperanzas se perdieron en aquel momento, volviendo a recordar cada una de las posibles horribles escenas en las que podría estar alguien que quiero y quise cuando estaba en mi mundo.

No podía escuchar la voz de su tío, pero puedo llegar a sentir que está en el borde de un barranco. Después de todo, era su familia, a pesar de que no era su tutor legal.

Mis nervios me consumieron poco a poco, provocando que mi frente empezara a sudar incontrolablemente. Mojé mis manos con agua del grifo y las planté en mi cara, rezando para que el maquillaje no se fuera.

Luego, me escurrí por la pared, llegando a sentarme en el suelo del baño. Sabía cómo funcionaba mi cuerpo. Sabía que pronto tendría un ataque y NO debo de hacerlo, por la salud de mi compañero y la misión que me habían encomendado.

Me abracé las rodillas y metí mi cabeza allí, intentando recuperar mi poca estabilidad emocional en la oscuridad que me rodeaba.

Al final, los cigarrillos siempre fueron buena idea...

¿Solo por ti? (Nagito x lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora