¿Solo por ti? (Nagito x lectora)

♣18.3♣ A vida o muerte

—¡CORRE!

Las uñas de Shuichi se clavaron en la piel de mi antebrazo en señal de desesperación, pero no sentí dolor, puede que por la adrenalina o el sentimiento de culpabilidad.

—¡El ascensor! —Lo señalé y este me siguió.

Al entrar, los dos pulsamos desesperadamente el botón de cerrar, viendo como Izan y otros hombres en la sala venían derechos hacia nosotros, acercándose rápidamente. Con suerte, este se cerró y pudimos recoger algo de aire para la siguiente huída.

—¿DÓNDE COÑO ESTABAS? —Le grité desesperadamente.

Mientras que él ponía su mente en orden e inhalaba para responder, me apoyé en las barandillas de antes, intentando recuperar el aire que acababa de perder.

Este cuerpo estaba lleno de ira, que se plasmaba con fuerza física, pero parece ser que la rapidez no era uno de sus puntos fuertes.

—Han pasado muchísimas cosas, ya te las contaré. —Pasó sus dos manos por su pelo, despeinándolo más de lo que ya estaba.

Se notaba que estaba tenso y tenía miedo, contando obviamente su falta de aire y cansancio después del speed-run que acabábamos de hacer.

Sin embargo, esa respuesta no me servía. Es decir, ¿después del susto que nos dio a su tío y a mi no dirá ni una pizca de lo que haya pasado...? Aún así, no quise darle más vueltas, ya que no sacaría nada y más conociendo a Shuichi.

Dejé de mirarle para cerrar los ojos y descansar la parte trasera de mi cabeza en el espejo de atrás. Una decisión mala, debido a que los ojos decepcionados de Cariel volvieron a mi mente. Él había confiado en mi y yo rompí toda esa confianza.

Aunque si se lo explico medianamente bien a el tío de mi compañero... ¡Puede que me entiendan y no lo condenen!

—Shuichi, es loco lo que voy a decir, pero él no es el malo, su hermano lo es. Él simplemente necesitab-

—¡T/N, sabes que amo tu parte que siempre ve lo mejor de cada persona! —Se acercó bruscamente para agarrarme de ambos hombros y tambalearme—. Pero debes de abrir los ojos y darte cuenta que ES MALO. Su amigo iba a pisotearme la cabeza y matarme sin piedad por él.

Lo que más me dolió fue saber que tenía razón y no podía contradecirle, a pesar de las ganas que tenía de ver feliz a mi, ahora, amigo.

Quité suavemente sus manos de mis hombros y volví a centrarme en la cuenta atrás del ascensor para llegar a la planta baja.

—Mi tío no puede localizarlos sin nuestros pinganillos, por lo que debemos de encontrarle. —No lo vi, pero su noto dejaba ver una pizca de tristeza.

En ese momento, el ascensor soltó un pitido. Nos miramos una última vez y, al darnos la mano, empezamos a correr por toda la planta baja hasta llegar a la salida.

Los guardias no entendieron la situación, así que simplemente nos miraron confundidos mientras corríamos hacia otra calle. Pronto, salieron los otros y, al explicarle la situación, esos hombres se unieron a nuestra búsqueda.

Para evitar más evidencias, me quité la peluca y la tiré a un contenedor que había, dejando libre mi verdadero cabello y quitando esa presión que sentía por culpa de esta.

—¿No que Tsumugi te mataría? Aunque es buena idea.

A pesar de estar corriendo por nuestras vidas, Shuichi pudo quitarse el traje de camarero que le habrían obligado a ponerse, enseñando aquel conjunto que tanto me encantaba.

Al llegar a una esquina, nos topamos con la peor de las cosas que podrían llegar a pasar en este tipo de situaciones; era un callejón sin salida. Al mirar hacia el otro camino, pudimos ver que este sí era una calle y estaba transitada, pero no nos daba tiempo, ya que nos atraparían antes de poder pisarla.