♣27♣ La búsqueda del minino

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—¡POR AHÍ! —Corrí en la dirección a la que señalé.

Y ahí estábamos, corriendo detrás de un pequeño felino. Antes de llegar a este punto, tenemos que entrar en profundidad sobre qué ha pasado para llegar hasta aquí, así que...

Tocaron suavemente a la puerta principal de mi casa. Me sobresalté, ya que no esperaba ninguna visita a las altas horas de la noche. Aún así, acomodé mi ropa antes de abrir la puerta de par en par.

—¿Iori? —Me sorprendí al verle y detrás de él se encontraba Komaeda—. ¿Qué hacéis aquí?

No me esperaba para nada verlos a los dos a esta hora, juntos. Sobre todo al saber que ambos de odian a muerte.

—¿No nos vas a dejar pasar? —Arqueó una ceja el canoso.

Me quedé en blanco, así que, sin saber qué hacía, dejé que ambos pasaran. Se veían bastante tranquilos teniendo en cuenta que se llevan fatal, por lo que supuse que habían hablado las cosas y habían arreglado todo.

Iori se apoyó contra la mesa de mi habitación, cruzando los brazos sobre su pecho, y Nagito se quedó de pie junto a mi cama.

—Hemos venido a pedirte disculpas por los inconvenientes ocurridos durante nuestra relación. —Abrí la boca para responder, pero Iori me cortó para seguir hablando—. Supuse que no te gustaba la idea de que ambos de tus amigos se hayan separado de ti por culpa del otro.

Así que por eso estaba así de serio conmigo...

Exactamente. —Asintió el otro—. Por lo que quisimos venir a disculparnos en persona contigo y así podías ver que realmente lo sentimos.

—Gracias... Valoro el esfuerzo que habéis hecho para hablar las cosas y venir hasta aquí. Realmente me sorprendió veros a los dos juntos. —Reí por lo bajo.

Agradecía el gran gesto, pero aún tenía dudas de que estos dos hayan solucionado algo y simplemente han venido a plantarme una mentira en la cara para ayudarme a quitar ese sentimiento.

—Por si no nos crees todavía, tras tener esa pequeña conversación en el gimnasio, me di cuenta que estaba actuando como un tonto. Intenté ver qué es lo que me pasaba y todo llegaba de cierta manera a Komaeda, así que no tuve más remedio que hablar con él.

—Tristemente, nos ha costado al principio, pero luego decidimos dejar de pelearnos indirectamente. Hemos cambiado finalmente.

—¿Y qué os ha llevado a reconciliaros? —La curiosidad me mató, no esperando aquella respuesta.

—Estuvimos hablando y lo que realmente no ha reconciliado es la manera en la que te vemos los dos.

Miré a ambos confundida. ¿Cómo que en la manera en la que te vemos los dos...?

—Nos gustas a ambos, idiota. —Iori acarició mi pelo—. Y por eso queremos lo mejor para ti.

Mi corazón dejó de palpitar a escucharles decir eso, aunque me lo esperaba de cierta manera por la manera en la que se expresaban.

—No me voy a quedar de sujetavelas. —Refunfuñó el otro.

—E-espera... ¿C-cómo que os gusto? —Cuestioné.

—Eres una chica amable, divertida, simpática y... eres muy bonita. —Se inclinó más cerca para poder susurrar en mi oído—. Sobre todo en este pijama.

Sus oscuros ojos salvajes recorrieron mi cuerpo y se fijó notablemente en mi aspecto, provocando que me pusiera roja al instante.

Rápidamente rodeó mi cintura con sus brazos, acercándome antes de acribillar mi cuello a besos. Sus manos tiraron suavemente del borde de mi camiseta, dejándome en claro que quería quitármela.

¿Solo por ti? (Nagito x lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora