¿Solo por ti? (Nagito x lectora)

♣18♣ La familia Ritcher

Y así fue cómo la semana pasó volando, sin poder entrar en la clase de los chicos de Danganronpa V3 y estando incómoda teniendo que ver a Komaeda todos los días.

Aún así, mis días se hacían menos duros al recordar que pronto llegaría el sábado y podría estar dentro de un caso policial y poder ver a mi amiga tocar en un escenario.

Quedaban algunas horas para que el tío de Shuichi viniera, pero mis ansias me controlaron y empecé a maquillarme y prepararme mucho antes. Y, con ayuda de una peluca roja larga y rizada y un poco de maquillaje, sería una persona totalmente diferente.

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Parece ser que el detective vivía al lado del casino que íbamos a visitar, por lo que no tuvieron que recogerle. El camino de mi casa hasta nuestro destino fue tranquilo. Su tío me dio varias indicaciones e hice varios chistes relacionados con el pasado de Shuichi para quitar un poco los nervios.

La cosa que más miedo me dio fue cuando me advirtió de algo:

—Son mafiosos, nunca confíes en ellos.

Al salir de su coche negro con cristales tintados del mismo color, aprecié la figura de mi amigo. Vestía el traje que compramos el otro día, solo que había cambiado completamente su peinado, ya que llevaba la raya del pelo hacia la izquierda, posiblemente con ayuda de kilos de spray fijador.

—W-wow...

El chico se sorprendió gratamente al verme, ya que sus mejillas rojizas como mi cabello me lo demostraron.

—¿Te gusta? Ayer le pedí a Tsumugi todo, aunque si se lo estropeo, me matará.

Espero que no sea una amenaza de verdad...

—Y déjame decirte que vas muy lindo. —Le sonreí dulcemente, haciendo que este también lo hiciera.

—Gracias, T/- 

La frase de mi amigo fue cortada con la voz de su tío. Este nos dio unos pequeños pinganillos y así poder recibir órdenes sin que nadie nos pillara.

—¿Me escucháis? —Se notaba que se había acercado al micrófono demasiado, haciendo que hiciéramos una mueca de dolor.

—Sí, ¿qué debemos de hacer? —Contestó Saihara.

—Entrareis en el casino, soy menores, ASÍ QUE NO JUGAD. Al menos, hacerlo de tapadera para no parecer sospechosos. Vuestros nombres en clave serán: Lilith y Roger.

Entramos al casino llenos de una nerviosa energía que conseguía atravesar nuestro cuerpo. Notando eso, Shuichi agarró mi brazo para darme la mano y así tranquilizarme.

Mientras pasábamos por el vestíbulo, intenté ignorar mi corazón palpitante y estar completamente centrada en lo que nos decían por el pinganillo.

Dos hombres fortachones vestidos en uniforme estaban uno en cada lado de la puerta que nos conducía al salón de juegos. Ellos nos saludaron cordialmente con un movimiento de cabeza y dejaron que pasáramos.

La habitación está llena de vividas luces de neón, deslumbrantes máquinas de juego, más conocido como "tragaperras", visitantes con outfits extravagantes y una mezcla de sonidos electrónicos.