Los 15 mejores relatos de terror

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He aquí una recopilación más, basada en mi experiencia leyendo terror, y también un poco en mis gustos personales. No se incluyen a Edgar Allan Poe y Howard Phillips Lovecraft por obvias razones, pues fueron acreedores de tener sus propios tops.







#15: El almohadón de plumas – Horacio Quiroga

Este escritor uruguayo se ha caracterizado por mostrar a la naturaleza como algo terrorífico contra lo cual el hombre puede ganar una batalla; pero la naturaleza siempre ganará la guerra. Algo similar, aunque de forma sutil, sucede en este relato, del que todavía recuerdo su adaptación a la televisión en mi país; sobre todo, por su escalofriante y tétrico final.


#14: La cabellera – Guy de Maupassant

Entiendo que El Horla sería una mejor opción para ocupar este puesto; pero no puedo sustraerme al encanto de los relatos de fantasmas cargados de ambigüedad. Esta sería la mejor forma de describir a este cuento que, con la narración frenético en primera persona que es parte del sello personal de este autor, nos deja con un final inconcluso en un misterio latente.





#13: El pescador y su alma – Oscar Wilde

Este relato se mueve entre la delgada línea que separa a lo fantástico de lo terrorífico, aunque cuenta con bastantes elementos de esto último como para colarse en esta selección. Toda la historia está impregnada del característico estilo amargado y sarcástico del autor, en el que ninguno de sus personajes tiene un final feliz. Si conocen un poco de la vida personal de este escritor, entenderán las razones.






#12: El señor de las muñecas – Joyce Carol Oates

Cuento muy singular que narra, de una manera casi poética, las atrocidades de un asesino en serie perturbado. Lo más impactante es la conclusión al más puro estilo del suspenso de Alfred Hitchcock.







#11: La mujer india – Bram Stoker

Entre todos los relatos de terror que he leído, este es uno que llegó a dejarme con mal cuerpo, pues trata de la naturaleza vengativa de los animales; más específicamente, de los gatos. Sin embargo, tiene un clímax generado por un suceso estúpido.






#10: La hija del castigo – Paul Féval

Este relato es la definición del karma en sí mismo y cómo las malas acciones son devueltas a quienes las realizan. Lo más curioso es que el precio sea pagado por quien no ha tenido la culpa de esto.






#9: La dama de picas – Alexander Pushkin

Curiosa incursión del Poeta Nacional de Rusia en el género del terror, a través de este relato de muerte y venganza, que incluso terminó siendo adaptado a una opereta. Este relato solo es una muestra de la versatilidad del autor, de quien nunca imaginarías que no es realmente un escritor de terror.






#8: La exhumación de Venus – Algernoon Blackwood

Este escritor fue amigo personal de Lovecraft y discípulo de su obra, por lo que, al igual que este, toma elementos de la mitología clásica. Sin embargo, en este caso, Algernoon Blackwood enfoca la mitología desde un ángulo más directo y le da un significado mucho más maligno.




#7: El anillo de Toth – Arthur Conan Doyle

Creo que será una sorpresa para muchos saber que el famoso autor de Sherlock Holmes también incursionó en el terror, incluso tomando prestados elementos de la mitología y la cultura del Antiguo Egipto. Como escritor de terror, no tiene nada que envidiarle a ninguno de los anteriormente mencionados.






#6: La Venus de Illè – Prosper de Merimeè

Otra Venus maligna viene de la mano del autor de la famosísima Carmen. En este cuento se utiliza una idea similar a la que aparece en la película El cadáver de la novia. Puede que no guarden relación alguna; pero, para quienes hayan visto la película, esta es una referencia.








#5: La familia del Vourdalak – Alexei Konstantinovích Tolstói

Relato que trata acerca de una epidemia de vampirismo desatada en un pueblo rural. Lo mejor de la historia es su bien estructurada y sólida narrativa, que destaca entre muchas otras por la forma en que son presentados los vampiros como seres que absorben la sangre de sus propios faniliares para convertirlos.





#4: La dama pálida – Alejandro Dumas

Aunque más conocido por sus novelas de aventura, en este ocasión el escritor nos ofrece un cuento con hermosos pasajes descriptivos, una historia de amor gótica digna de cualquier relato de vampiros y un desenlace agridulce.






#3: El hombre de arena – E. T. A Hoffmann

He de admitir que este es uno de esos relatos que me daría cosa volver a leer. Es algo pesado, enrevesado en ciertos puntos, pero aborda el terror desde todos los puntos de vista: tanto sobrenatural con la leyenda urbana del hombre de arena, como físico, psicológico, incluso con un toque sangriento al final. Es muy completo en lo que a terror se refiere, pero no es para todo el mundo. Se necesita paciencia para adentrarse en todos estos puntos y desentrañarlos poco a poco, aunque sin duda es un clásico que vale la pena leer. Como dato curioso, les diré que el famoso ballet Coppelia se basa en esta historia.





#2: Carmilla – Joseph Sheridan Le Fanu

Carmilla es un relato gótico muy clásico de la literatura vampírica, con una extensión que podríamos calificar como noveleta. Hoy en día nos parecerá un tema muy trillado; pero en aquellos tiempos, se utilizó esta línea argumental como excusa para abordar las relaciones lésbicas burlando la censura. Por esto, la historia contiene una fuerte carga erótica, aunque de una manera tan sutil que muchos no la notarán. Este cuento también ha sido una fuerte influencia en el cine, la televisión y otros relatos vampíricos, al punto de que se le reconoce como la madre de la novela Drácula (de Bram Stoker) y su influencia más directa. Algo que siempre me ha llamado personalmente la atención es que, siendo narrada la historia en primera persona por una mujer y tratando el tema del lesbianismo y/o bisexualidad, haya sido escrita por un hombre; pero no exactamente por eso, sino por la manera tan neutral en que trata esos temas, no con desprecio o misoginia, incluso en aquellos tiempos.







#1: El Gran Dios Pan – Arthur Machen

Este escritor galés, que tomó mucha inspiración de la mitología celta de su tierra natal, fue una gran influencia para escritores tan reconocidos como Howard Phillips Lovecraft. Este relato también tiene un formato de noveleta. Es ambiguo, confuso, con grandes saltos de tiempo a los que hay que estar muy atento, muchos personajes dispersos en diferentes líneas argumentales que finalmente convergen en una sola, una mezcla de elementos científicos propios de la ciencia ficción con misterios dignos de un drama policíaco y una serie de referencias a la mitología griega. Al igual que Carmilla, contiene una fuerte pero muy sutil carga erótica. El autor cuida mucho de no mostrarte nunca el verdadero terror y solo lo deja en claro a través de las expresiones de los personajes, pues la frase “ver al Gran Dios Pan” significa observar un mundo más allá de la comprensión humana, y no a una entidad como tal.







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