10 - Reconciliación

244 39 11
                                    

Yibo salió corriendo de su casa. Otra vez se había torcido todo y otra vez Zhan abandonaba esa casa entre lágrimas. ¿Por qué tenía que pasar eso justamente ahora? Debía encontrarlo. Su alfa lo exigía. El mismo podía sentir el dolor de su omega a través del lazo. Por fortuna, Zhan no se había ido muy lejos.

- ¡Zhan! ¡Espera!

Yibo lo alcanzó y lo agarró del brazo. Las lágrimas salían de esos ojos negros partiéndole el corazón al mayor. Zhan intentó liberar su brazo, sin embargo el alfa lo agarraba con fuerza.

- ¡Déjame! Regresa a tu casa con tu prometida.

- ¡Vamos, Zhan, no te pongas así!

- ¿Así cómo? ¿Cómo quieres que me ponga? Acabo de ser humillado por tu madre y acabo de ver como tu prometida, una guapa omega, te besaba. ¿Cómo quieres que esté?

- ¡Zhan! Sabes que todo esto es un error. Tú mismo lo escuchaste. Fue algo que idearon a mis espaldas. Yo no tenía ni idea. Iremos ahí y te presentaré como mi omega y me negaré a aceptar ese compromiso.

- ¿Crees que tus padres me aceptarán? ¡No, Yibo! Sólo soy un estudiante de secundaria mientras que esa omega es toda una mujer capaz de darte hijos hermosos.

- ¿Acaso piensas que tú no? Zhan, llevabas a nuestro bebé y te aseguro que no habrá cachorro más hermoso que él. No para mí. ¡Tú eres mi omega! No me importa lo que opinen los demás.

- ¡Pero a mí sí! No quiero que desprecien a mi bebé por mi culpa, por no ser suficiente para ti. No puedo aguantar más humillaciones.

- No consentiré que os desprecien. Ni a ti y mucho menos a nuestro hijo. Zhan...

- ¡Basta! Estoy cansado de esto. Desde que nos encontramos no ha habido más que malos entendidos, discusiones y lágrimas entre nosotros. ¡Estoy harto! - Zhan se liberó del agarre y se marchó.

- ¡Zhan, espera! ¡ZHAN! - pero Zhan no se detenía - ¡Mierda! Tú me has obligado a esto, bebé. No pienso dejar que te marches así otra vez - hinchó sus pulmones -. ¡Detente, omega! ¡Cálmate! Y escúchame.

El omega, incapaz de resistirse a la voz de mando de su alfa, se detuvo y maldijo por lo bajo. Acaba de usar la voz de mando sobre él, lo estaba obligando a permanecer ahí, sin poder moverse. Se sentía más humillado aún.

Yibo se acercó y se puso frente a él. Levantó su barbilla y con sus pulgares limpió con dulzura las lágrimas que caían por sus sonrojadas mejillas. Liberó sus feromonas impregnando con ellas al omega.

- Lo siento, bebé. No puedo dejar que te marches así otra vez. Tienes que calmarte y razonar. Escúchame. Yo sólo te quiero a ti. Sólo quiero estar contigo. Entraré ahí, les diré a todos que yo ya tengo a mi omega y romperé ese estupido compromiso.

- ¿Va a ser siempre así a partir de ahora?

- ¿Qué quieres decir?

- ¡Acabas de usar tu voz de mando para obligarme y someterme ante ti! Dime, Yibo, ¿vas a actuar así siempre?

- ¿Y tú? Cada vez que suceda algo, cada vez que tengamos un problema o un malentendido, ¿vas a salir corriendo dejándome solo, rogando para que me escuches? ¡Tú me obligaste a hacerlo! Si sólo te hubieras calmado y escuchado, no me vería obligado a detenerte.

- Pero es injusto. Me estás obligando a hacer algo que no quiero.

- ¿No quieres escucharme? ¿No quieres estar conmigo?

- ¡Sólo quiero regresar a mi casa! Y lamer mi corazón herido.

- Y lo harás, irás a tu casa, pero no así. No llorando ni sufriendo por algo por lo que no deberías hacerlo. Mírame, Zhan - Yibo sostuvo las mejillas del menor entre sus manos obligándolo a mirarle a los ojos -. No llores más. Ya te lo he dicho. Es más, tú mismo lo has visto. Yo no sabía nada de esto y no pienso aceptarlo. No pienso permitir que nada ni nadie se interponga entre nosotros. Así tenga que luchar contra el mundo, así tenga que renunciar a todo. Te amo. Soy tu alfa. Mi corazón, cuerpo y alma te pertenecen sólo a ti. Y si algún día me caso, me casaré por amor y con una única persona: mi hermoso, testarudo y berrinchudo omega. No hay nadie más con el que quiera pasar el resto de mi vida y tener una familia llena de hermosos hijos. Siete. Siete estaría bien. Y dos perros.

MarcaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora