5 - Reunión familiar

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Zhan seguía mirando los papeles que su hermano acababa de tirarle encima sin ser capaz de creer el resultado que arrojaban los análisis. Unas lágrimas se escapaban de sus ojos. Incapaz de levantar la vista y enfrentar a su hermano, quién cabreado y lleno de furia daba vueltas por la habitación suspirando y susurrando maldiciones apenas inteligibles. No sabía qué hacer o qué decir. Llevaban así un largo rato. Zhan sosteniendo las hojas entre sus manos temblorosas. Zhou Cheng sin saber bien cómo afrontar la situación.

- Dime, Zhan. ¿Qué hicimos mal?

- Nada, hermano. Soy yo, yo le tengo la culpa.

- Zhan, no. Eres un niño aún y estás bajo mi cuidado. La culpa es mía. No he sido un buen hermano. Papá y mamá deben de sentirse defraudados. Prometí ante su tumba cuidar de ti y no he sido capaz.

- No, Chengchen... Lulu y tú sois los mejores hermanos del mundo.

- ¿Entonces por qué demonios te callaste y no acudiste a nosotros? Podríamos haber evitado esto, Zhan. Aún eres muy joven. No deberías estar en este estado ni pasando por esto.

- Lo siento... Yo... De verdad que lo siento. No quería preocuparos y tampoco sabía que esto iba a pasar.

- ¡Zhan! Has estado con un alfa, te ha marcado, se ha aprovechado de tu celo, abusado de ti y...

- ¡Yibo no abusó de mí! Y no es cualquier alfa, es mi destinado.

- Zhan, aún eres muy joven. Seguro que estás confundiendo las cosas.

- No, no lo hago. Yo lo sé. Mi omega lo sabe. Mi lobo reaccionó ante su olor. Él huele a madera de cerezo húmeda. Y yo a flor de cerezo y lluvia. Nuestros olores se complementan y puedo distinguirlo y sentirlo.

El sonido de unos golpes en la puerta interrumpió la conversación. El doctor Ayanga entró a la habitación con una brillante sonrisa. Se acercó a la cama de Zhan con paso firme y tranquilo.

- ¿Qué tal te encuentras, pequeño Zhany?

- Estoy bien. Gracias, Ayanga.

- Zhan, hay algo que me gustaría hablar contigo - Zhan asintió y el rostro del doctor se volvió serio -. Sabes que tienes otra opción, Zhany. Aún eres muy joven y por fortuna estamos a tiempo de interrumpir el proceso y que sigas tu vida.

- Ayanga - las lágrimas volvían a asomar por sus ojos-, sé que soy joven y que esto me va cambiar la vida, sin embargo - bajó su mirada y llevó sus manos a su vientre -, es mi cachorro. No puedo deshacerme de él.

- Zhany, puedes tener más cachorros en el futuro.

- ¡NO! ¡ES MI CACHORRO! ¡MÍO Y DE MI ALFA!

Una semana después

El timbre de la casa de los hermanos Wang sonaba con insistencia. Un apurado Haikuan se dirigía hacia la puerta. El sonido del timbre lo estaba volviendo loco. Abrió la puerta enfadado ante tal escándalo. Del otro lado vio a dos desconocidos.

- ¡Tú, desgraciado!

El puño de Zhou Cheng viajó a gran velocidad hasta impactar en la mejilla de un sorprendido Haikuan. Zhan, ante la reacción de su hermano, lanzó un grito.

- No, para. Él no...

- ¡Cállate, Zhan, no defiendas a este malnacido!

Con las mismas, Zhou Cheng arremetió nuevamente contra el sorprendido alfa, tirándolo al suelo y golpeando su rostro.

- Tú, alfa calenturiento, pagarás por lo que le hiciste a mi pequeño ZhanZhan.

- Hermano, para. ¡Detente! Te confundes, hermano.

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