29 - Nieve y Bambú

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Zhan estiraba el cuerpo. Habían sido casi cinco horas de viaje. Serían menos si no tuvieran que haber hecho varias paradas para que el joven aliviara su vejiga. Otro de los males del embarazo que empezaba a notar. Según pasaban los días, las ganas de ir al baño con frecuencia aumentaban. Aún así, estaba feliz. El viaje había sido entretenido y emocionante. Por primera vez sintió bajo sus pies la nieve. Empezó a caminar feliz mientras escuchaba el crujido de los copos de hielo a cada pisada.

Yibo observaba a su omega mientras descargaba el equipaje. Se deleitó con esa imagen. Zhan corría y saltaba emocionado. Su mirada brillaba de emoción y su sonrisa iluminaba su rostro. Su pelo azabache se movía al son de los desplazamientos del joven. No había nada más hermoso sobre la faz de la tierra para aquel alfa. Sonrió inconscientemente. Ese joven lo hacía sentir pleno. Si tenía a Zhan, no necesitaba nada más para ser feliz. No llevaba su abrigo puesto, pero eso al joven parecía no importarle.

- Que descuidado. Se va a enfermar.

Se acercó a su omega y le puso el abrigo sobre los hombros. Lo abrazó por detrás y besó su mejilla. Apoyó su cabeza en la del contrario y lo apretó contra él. Tenerlo entre sus brazos le daba seguridad y tranquilidad. Si por él fuera, no lo soltaría nunca.

- Yiyi, esto es hermoso.

- ¿Te gusta, bebé?

- ¡Sí! ¡Me gusta mucho! Quiero ver más cosas.

- Entonces, dejemos el equipaje dentro y vayamos a dar un paseo. Pero abrígate bien. Hace frío y no quiero que enfermes.

- ¡Entendido! Vamos - Zhan se soltó del abrazo de Yibo y con una enorme sonrisa empezó a correr -. Corre, Yiyi, no pierdas el tiempo.

Yibo rio. A esas alturas ya se había acostumbrado al carácter inquieto y efusivo del joven. Aún así, adoraba esa tierna actitud y esa alegría que tanto necesitaba en su vida. El optimismo y la despreocupación del omega le hacía olvidar todos los problemas y lo liberaba de las tensiones de su día a día. Las cosas habían cambiado. Las prácticas en la empresa de su familia lo llenaban de trabajo y era más estresante de lo que pensaba en un principio. Ahora que estaba trabajando admiraba más a su hermano y, sobretodo, a su padre. Yibo se estaba convirtiendo en un adulto. El mundo laboral era agobiante, caótico, estresante... Y Zhan era su medicina. Con una sonrisa, tomó las maletas y siguió a su amado.

Se alojaban en una pequeña cabaña de madera en medio de un bosque de bambú. Un paraíso de lo más bello y exótico. El lugar era un complejo turístico compuesto por varias cabañas individuales con su propia parcela, lo cual ofrecía a los turistas un lugar íntimo e independiente. A una corta distancia se encontraban las pistas de esquí. Así que ofrecía lo mejor para una escapada romántica en la nieve. El lugar pertenecía a uno de los socios de su empresa y amigo de la familia Wang desde hace muchos años. Solía ir todos los años a practicar esquí y snowboard. Le encantaban los deportes, aunque ese año sus vacaciones serían distintas.

Ambos entraron en la cabaña y Zhan se maravilló con ella. La decoración era rústica y elegante. Al entrar había una sala con un enorme sofá una mesa de centro y un mueble con una gran televisión. Al fondo estaba la cocina. No era muy grande, pero sí amplia y con todo lo necesario para pasar ahí la estancia. Dividiendo ambos espacios, una mesa grande de madera con seis sillas. A la derecha una gran chimenea eléctrica, que cumplía la función de calentar el espacio y darle ese toque rústico. Frente a la puerta unas escaleras que llevaban a la planta superior, donde estaba una habitación con una gran cama y al lado el cuarto de baño. Zhan se emocionó al ver que disponía de un gran jacuzzi.

- ¡Yiyi! ¡Yo quiero! Nunca me bañé en un jacuzzi. ¿Podemos?

- Claro que podemos, mi amor - el alfa se acercó a él por detrás, lo rodeó con sus brazos y empezó a acariciar su cuerpo mientras besaba su cuello -. Si quieres, podemos estrenarlo ahora...

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