14 - Un pasado y un futuro

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Zi Teng se sentó abatido en el sillón y miró a su hijo mayor. Ya no podía ocultarlo por más tiempo. Sus hijos, y en especial Yibo, necesitaban saber la verdad. Cruzó sus dedos y comenzó a hablar.

- Esta historia inicia hace muchos años. Hace 24, para ser más exactos. Como bien sabéis, mi esposa y yo somos alfas. En nuestra familia, el heredero siempre se ha emparejado con otro alfa para seguir con el linaje. Las probabilidades de que los descendientes también lo sean superan el 90%. Pero Carman, a mayores, porta el gen dominante, por lo que es muy difícil poder concebir. Tuvimos muchos problemas para quedar embarazados de nuestro segundo hijo. Pasamos varios años intentándolo. Nos sometimos a cuánto tratamiento había y tras eso y varios intentos fallidos, finalmente Carman quedó embarazada - hizo una pausa.

- ¿Y yo?

- Jejeje, no, tú no, querido Hai. Tú eres nuestro milagro. Cuando nos dimos cuenta, ya estabas creciendo en el vientre de tu madre. Era casi imposible, pero tú te aferraste a ese casi y llegaste a nosotros como un pequeño regalo de los cielos. Sin embargo no fue así con Yibo. A mayores de lo que pasamos para concebirlo, en varias ocasiones por poco lo perdemos. Aún no se habían cumplido los siete meses de embarazo cuando tu hermano nació. Era un cachorro muy pequeño y frágil. Pasó mucho tiempo en la incubadora luchando por su vida. Finalmente, pudimos llevarlo a casa, aunque, durante los primeros años, siempre fue un niño delicado de salud. Por fortuna, creció y se convirtió en un alfa fuerte y saludable. Tú no lo recuerdas, Hai, aún eras un niño, pero en aquel entonces, tu madre desarrolló un carácter posesivo y territorial con Yibo. Ella no dejaba que nadie se acercara al bebé. Ni siquiera yo mismo podía tener a mi hijo en brazos. Al principio no le hice mucho caso, sólo intentaba comprender su angustia y darle todo mi cariño. Un día, Haikuan se acercó a la cuna y quiso tocar a su hermano. La loba de Carman enloqueció. Pude detenerla antes de que atacara a nuestro hijo mayor. Fue cuando tomé la decisión de llevarla con especialistas. No podía poner en riesgo la vida de mi primogénito. También quería estar con mi pequeño. Con el tiempo, gracias a la medicación y las terapias, conseguimos controlar esos cuadros obsesivos y a su loba. Cada vez eran menos frecuentes, hasta creer que ya se había curado. Sin embargo, no fue así. Desde que Yibo se mudó para asistir a la universidad, Carman empezó a tener comportamientos extraños. Lo buscaba por todos los rincones, se despertaba en medio de la noche con ataques de ira, lloraba sin parar llamando por él... Nuevamente, acudimos a terapia y retomó la medicación. Hubo mejoría, pero el hecho de que ahora Yibo tenga a su propio omega y que vayan a tener un cachorro está alterando su estado nuevamente. Os juro que no pensé que esto pasaría. Si lo llegó a saber, no os habría pedido esta reunión. No era mi intención asustar al pequeño Zhan y mucho menos ponerlo en peligro.

- ¿No hay ninguna solución?

- De momento está bajo el control de la medicación. Pero si esto sigue así... - un par de lágrimas salían de sus ojos - Sólo queda una opción.

- ¿Tan mala es esa opción? - preguntó Lu.

- Así es. La opción más drástica y dolorosa para todo alfa. Convertirla en una delta.

- ¡NO! Papá, esa no es una opción. Sería como matarla en vida. No puede ser esa la única solución.

- Si la medicación no funciona, es lo único, Hai. No puedo poner en riesgo la vida de Zhan ni la de mi nieto. Por mucho que me duela, si no hay otra alternativa...

- ¡No! Seguro que hay algo más - un sorprendido Zhan apareció. Yibo permanecía inmóvil en el umbral de la puerta sin dar crédito a la historia que acababa de escuchar -. No pueden hacer eso. Estoy seguro de que la señora Wang podrá aceptarme, a mí y a mi cachorro. Haré todo lo posible para que así sea. Pero ¿una delta? No, no puedo permitirlo. Y si no lo consigo, me alejaré de ella, nunca más me volverá a ver en lo que reste de vida y... Y... No sé qué más, pero eso no. Se lo ruego señor Wang, no tome esa decisión - Zhan lloraba. Lloraba por él y por su alfa.

- Pequeño... Gracias por tu comprensión. Esperemos que no sea necesario, sin embargo, es mi deber mantener a salvo mi familia. Y tú ya eres parte de ella. Llevas a mi nieto en tu vientre. Debo velar también por tu seguridad.

- Papá, ¿Por qué nunca nos lo dijiste? - cuestionó Yibo desconsolado - Podríamos haber ayudado y buscado juntos una solución.

- Yibo, hijo... No quería preocuparte o hacerte sentir culpable. Tampoco quería que cargaras con el problema de tu madre. Os quería a los dos libres y siendo felices.

- Pero no podemos ser felices si hay secretos entre nosotros. ¿Qué hubiera pasado si no soy capaz de controlar a mi lobo y le hubiera arrancado el cuello a mi madre sin saber la verdad? Jamás me lo perdonaría.

- Lo sé, cariño, lo sé. Y te pido perdón por ello. Me alegro de que estuvierais escuchando. Me habéis ahorrado el contar la historia dos veces. Yibo - el alfa mayor sostuvo las manos de Zhan, que estaba arrodillado frente al hombre con lágrimas en los ojos -, tienes un buen omega a tu lado. Puedo ver su inocencia y ese noble corazón. Cuida bien de él. Ese es tu deber. Yo cuidaré de mi esposa. Haré honor a nuestros votos. En lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad, la amaré y respetaré por encima de todo.

- Papá...

- Señor Wang...

La joven pareja abrazó al hombre. Cálidos sentimientos se mezclaron entre ellos. Haikuan se acercó y posó una mano sobre su padre y la otra en su hermano. Permanecieron así durante unos instantes, hasta que el mayor se secó las lágrimas y se recompuso.

- Ya está, todo va a estar bien. Ahora, me gustaría decir un par de cosas. Primero, quiero hablar contigo, Zhan. Seguro que ya te habrán hecho esta pregunta muchas veces, aún así, debo hacerlo. ¿Estás seguro de seguir adelante con el embarazo a pesar de todo lo que eso implica?

- Sí, señor Wang. Lo estoy. Nunca he estado tan seguro de algo. Sé que mi juventud, inmadurez e inexperiencia pueden hacer dudar de mis capacidades para cuidar de un cachorro y ser un buen omega para su hijo. Pero creceré y aprenderé rápido. Seré cada día una mejor versión de mí mismo hasta que esté orgulloso de mí.

- Jajajaja. Pequeño, ya me estás llenando de orgullo ahora con tus palabras. No me refiero a eso. Nunca dudé de ti ni de tus cualidades para sacar adelante una familia. Mi hijo es inteligente y sé que no elegiría ni aceptaría cualquier omega, por muy destinados que sean. Lo digo por ti. Por todo lo que vas a dejar de vivir al convertirte en madre y tener un cachorro a tu cargo. Mientras tus amigos se van de fiesta, tú pasarás las noches en vela amamantando y cambiando pañales. Mientras tus amigos salen de paseo, tú estarás velando por tu bebé. Mientras ellos avanzan en sus estudios y carreras, tú tendrás que hacer malabares para encontrar un momento de descanso. Te será difícil conciliar la vida de madre con tus estudios y tu trabajo.

- Sí, lo sé. Soy consciente de ello. Lo he pensado mucho y no tengo miedo. Sé que será difícil, pero saldré adelante. Valdrá la pena cada uno de esos momentos que no viviré como un adolescente sin cargas cuando tenga a mi cachorro entre mis brazos y vea su carita por primera vez. Cuando sonría y me recargue de energías. Cuando lo vea dar sus primeros pasos, cuando escuche sus primeras palabras. Cuando me sienta feliz y en paz entre los brazos de mi alfa. Mi familia valdrá todo el esfuerzo. Y estoy dispuesto a luchar y a trabajar por ello. Además, no estoy solo. Cuento con el apoyo de mis hermanos, también el de mis amigos. Y sobretodo, tendré a Yibo a mi lado - Zhan miró a Yibo. El corazón del alfa estaba sobrecogido con las palabras y la actitud de su omega. Le rodeó el cuerpo con sus brazos y le atrajo la cabeza hasta su hombro.

- Siempre estaré a tu lado, mi amor. Eres mi omega, el mejor y más bello omega que conocí y conoceré en mi vida.

- Bien, Zhan. Si así lo has decidido, si eres consciente de las consecuencias que ello conlleva y estás dispuesto a lidiar con ello, creo que no tengo nada más que decir. A partir de ahora, eres un hijo más para mí. Sé que nunca podré sustituir a tu padre, ni lo pretendo. Sólo te pido que a partir de ahora me veas como uno y que cuentes con todo mi apoyo y cariño - el hombre dio unas suaves palmaditas en la mejilla con una sonrisa afable y tranquila dibujada en su rostro.

- Muchas gracias... Padre... - Zhan se sonrojó.

- Jajajaja. Sí, pequeño, eso está mejor. Yibo, hijo. He tomado mi decisión. Sé que lo que te voy a decir es algo que no está dentro de tus planes, pero así como este jovencito está dispuesto a cambiar toda su vida por ti y por tu cachorro, debes hacer lo mismo. Postularás para hacer tu pasantía en nuestra empresa y trabajarás con tu hermano.

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