21 - Fuerte latido

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El omega miraba a su alfa con ojos llorosos y labios temblorosos, arrodillado en las frías plaquetas del suelo. El joven comenzó a llorar frotando sus ojos con los puños.

- Ya pasó, conejito.

- Pero Yibo... - el llanto se hizo más fuerte - ¡Era mi comida favorita! - se abrazó a la cintura del alfa.

- Lo sé bebé, esa y todas las anteriores - Yibo agarró al omega y lo acomodó en su regazo. Zhan apoyó la cabeza sobre su pecho, sintiendo las caricias sobre su cabello.

- Pero, Yibo... ¡Era mi crema de chocolate con helado de menta!

- Empiezo a creer que mi pequeño omega es un gran glotón - le dedicó una cálida y reconfortante sonrisa.

En los últimos días, los síntomas del embarazo comenzaban a incomodar a Zhan. Repudiaba los olores, las náuseas y los vómitos estaban presentes mañana, tarde y noche, haciendo que el joven llorara cada vez que veía como su comida se perdía por el desagüe. Unos golpes en la puerta los alertaron de la llegada de Lu.

- Zhany, ¿ya estás mejor?

- Lulu... Mi desayuno... ¡Buaaah! Vomité mi desayuno... ¡Buaah!

- No llores. Recuerda que hoy es el día. Será mejor que olvides el desayuno o llegaréis tarde.

- ¡Caquita de ratón! - el semblante del azabache se iluminó - ¡Corre, Yibo, no te quedes ahí sentado! ¡Prepárate o llegaremos tarde!

Zhan se levantó y salió del baño apresurado. Los mayores se miraron y negaron con la cabeza. Desviar la atención del menor hacia un plan interesante, era la mejor solución para detener los llantos y las rabietas. El alfa se levantó siguiendo a su omega.

- Gracias, Lulu. Siempre tienes la mejor solución.

- Son muchos años de experiencia. Sigue siendo un niño.

Los dos rieron. Es verdad, Zhan seguía siendo un dulce y emocionable niño. La pareja se arregló y se fueron en el auto de Yibo. Zhan miraba para su barriguita y la acariciaba con ternura, mientras el alfa atendía a la carretera. A esas horas había bastante tráfico por las calles de la ciudad. Con un poco de suerte llegarían a tiempo.

- Hoy tú papá va a verte por primera vez. ¿Estás feliz, caquita de ratón?

- No sé él, pero yo sí.

La pareja llegó emocionada al hospital. Yibo se detuvo frente a la puerta.

- Zhan, voy a buscar aparcamiento. Ve tú primero. Enseguida te alcanzo.

- Pero Yibo... ¡Mira, rápido! Ahí sale uno - Zhan golpeó la pierna del alfa para apurarlo.

- Parece que la diosa de la fortuna nos acompaña.

Una vez estacionado el coche, se dirigieron al área de maternidad. Se presentaron en el mostrador y una enfermera beta lo llevó a una pequeña sala. Pesó al omega, tomó sus medidas y revisó la presión arterial. Esperaban en la sala nuevamente. Zhan observaba al resto de parejas. Algunas omegas y betas con vientres de distintos tamaños acompañadas por sus alfas. Ellos eran la única pareja del mismo sexo. Se ganaron algunas miradas y murmullos. Era raro ver a un adolescente embarazado con un alfa tan mayor para él.

- No les prestes atención, amor. Piensa en nuestro cachorro.

La juventud del omega seguía pesando sobre la conciencia de Yibo. Aunque se había hecho a la idea y aceptado la situación, las miradas de la gente le hacían recordar la realidad. Ni las palabras del azabache podían reconfortar su estado de ánimo.

- ¿Xiao Zhan?

Zhan, como un resorte, se incorporó.

- ¡Aquí! - contestó efusivo. El alfa suspiró. Era imposible hacerle entender que no debía realizar movimientos bruscos.

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